Medio Ambiente planea la prohibición total de quemas junto al monte para evitar incendios en la Comunitat Valenciana

Triturar en lugar de quemar. Es la esencia del vuelco normativo que la Conselleria de Medio Ambiente pretender dar a medio plazo a la Ley Forestal de la Comunitat para combatir la mayor amenaza ante incendios forestales por encima de pirómanos, barbacoas y colillas: las quemas negligentes de restos de poda como la que arrasaron 2.200 hectáreas y causaron un millar de desalojos en el incendio de Carcaixent.

Según explicó ayer en Les Corts el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, «el 80% de los incendios forestales se deben a negligencias y las quemas agrícolas son la principal causa». También avanzó que ese plan para triturar la poda en vez de quemarla contará con fondos europeos.

El objetivo final es erradicar por completo el uso del fuego para eliminar restos agrarios a menos de 500 metros del monte, habida cuenta del riesgo y constantes desobediencias de algunos agricultores a las normas básicas de prevención.

Las cifras son alarmantes: un 90% de las denuncias que impone hoy la Generalitat por quemas negligentes se deben a los fuegos de tipo agrícola. Sólo este año han sido denunciadas un centenar de personas por quemas negligentes. «Las medidas de prevención no terminan de calar y los ayuntamientos no tienen capacidad suficiente para vigilar las imprudencias», admite Delia Álvarez, directora general de Prevención de Incendios Forestales.

La transformación legal pasa por sustituir llamas por trituradora, como ya ocurre en Serra, o posibilitar transportes de los restos a plantas de transformación de madera para su aprovechamiento. A nivel normativo implicará reformar la actual legislación, que funciona con restricciones estivales y planes de quema municipales con horarios y permisos en función del nivel de riesgo de incendios la jornada.

En su lugar, se prevé una ley que simplemente fijaría una serie de pueblos sin fuego en sus campos obligados a triturar en lugar de quemar por su proximidad al monte. Pero hay obstáculos: quemar sale gratis, mientras que triturar y trasladar la poda a una planta requiere un gasto. ¿Cómo rentabilizarlo? Según Álvarez, «hay en marcha estudios de planificación y cartografías de tipos de cultivo». Además, «se procurará buscar puntos de consumo de la madera triturada en instalaciones autonómicas o municipales, por ejemplo calderas de colegios». El primer paso es fijar «canales para generar una demanda de esos restos de poda».

La trituración de poda ya se aplica entre profesionales del campo a nivel particular, pero aún no es una obligación legal, como se pretende. Para los agricultores supone un ahorro en trabajo y un gasto de unos 35 euros a la hora por el alquiler de la trituradora. Según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), «la mayoría de los trabajadores del campo queman los restos antes que triturarlos». El principal motivo «es económico», ya que el segundo sistema «aumenta los costes».

En cuanto a errores de prevención como el de Carcaixent, con tres agricultores investigados por un delito de incendio forestal, AVA reconoce que persiste «mucha tozudez y desconocimiento por parte de trabajadores mayores o con escasa profesionalidad». La asociación está implicada en el proyecto LIFE+, cuyo objetivo es un aprovechamiento integral de restos de poda de cítricos para obtener aceites esenciales, abono, piensos para alimentación animal y biomasa (astillas combustibles y cama de ganado). Su objetivo es transformar 100 toneladas de restos de poda de campos de la Vall d'Uixó. El proyecto se inició en 2014 y en noviembre se sabrá si los resultados son satisfactorios. Los organizadores aspiran a extender la nueva gestión de residuos madereros al resto del sector citrícola.

Puig también anunció ayer ayudas para planes municipales de prevención de incendios y para fomentar ecosistemas «resistentes al fuego». Emergencias reconocerá por primera por primera vez a los brigadistas la condición laboral de bomberos forestales.