Un joven cuelga de una cuerda ante un astado, ayer, en San Antonio de Benagéber.

El Consell exigirá a peñas más voluntarios para evitar el acceso de menores a los bous

Ayuntamientos y asociaciones apelan a la responsabilidad de los padres tras admitir «dificultades» para impedir su entrada

J. A. MARRAHÍ

Martes, 9 de agosto 2016, 08:57

Ampliar el número mínimo de colaboradores voluntarios, actualmente fijado en una decena, y hacerlos más visibles sustituyendo brazaletes por chalecos reflectantes. Son dos de las soluciones planteadas en las primeras reuniones de urgencia entre la Federación de Peñas de la Comunitat y responsables autonómicos tras las cogidas de una menor de 13 años y un chico de 15 ocurridas durante el fin de semana en los bous al carrer de Museros y Calpe.

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Así lo confirmó ayer el presidente de la Federación de Peñas, Vicent Nogueroles, quien considera «muy difícil» controlar la edad exacta de quienes se exponen a los toros y más aún que los menores a los que se detecta en el recinto obedezcan las indicaciones del personal voluntario designado para la seguridad. Así lo expresa el vicepresidente de las peñas, José Antonio Blanco 'Blanquet': «No somos policías. No se puede agarrar a un chaval y sacarlo por la fuerza o pedirle el DNI».

Según la Federación, la ley autonómica que regula los bous no obliga a los organizadores a exigir el DNI en el momento de la venta de la entrada. La explicación es que el acceso de menores como público no está prohibido. «La dificultad llega cuando se pasan de la zona de espectadores a los barrotes o incluso se exponen a las reses como un participante más», razonan los peñistas. «En un recinto en el que se acumulan 5.000 personas y hay constantes movimientos entre zonas para ir a lavabos o a por consumiciones no siempre es posible vigilar a todos», argumenta Nogueroles.

Tras los incidentes de Museros y Calpe, ni las peñas ni la Generalitat se plantean, por el momento, cambios legales que incidan en la venta de entradas, exigencias de DNI en los recintos o variaciones estructurales que separen a público espectador de público participante.

José María Ángel, director de Emergencias, no cree que haga falta una mayor regulación que afecte a la venta de las entradas, sino «mejorar el control por parte de los voluntarios o fijar un mayor número». Y estima que «el riesgo cero ante la entrada de menores o personas ebrias es los bous al carrer imposible de alcanzar».

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La Generalitat ha abierto sendos expedientes informativos para aclarar las circunstancias de las dos cogidas. «Y por el momento no hay indicios de mala praxis por parte de los organizadores», puntualizó Ángel. En esta tesitura, tanto la Federación de Peñas como los ayuntamientos apelan a la responsabilidad paterna. «El hecho de que una menor ande a las doce de la noche por una población distinta a la suya sin persona adulta a su cargo es responsabilidad de los padres o tutores», destaca la Federación de Peñas Taurinas en referencia a la cogida de la menor en Museros.

Según fuentes de la entidad, la adolescente se desplazó por su cuenta desde la zona de espectadores a la de participantes en el festejo. En este punto «fue advertida por los voluntarios en dos ocasiones de que el lugar no era adecuado, pero no hizo caso de las indicaciones».

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Aseguran, además, que la cogida se produjo cuando uno de los voluntarios había ido a avisar a la policía de la desobediencia de la menor mientras otro corría a indicar al ganadero que paralizara el festejo. La alcaldesa de la localidad aseguró que la niña estaba «mirando el móvil». Los progenitores, sin embargo, se quejan de que le vendieran la entrada sin comprobar su edad y la niña mantiene que estaba en la parte de los barrotes de la plaza portátil porque una encargada del acto le dijo que no había sitio más arriba. Ahora se recupera de una cornada de 10 centímetros en su pierna izquierda.

El Ayuntamiento de Calpe también se defiende tras la cogida de un toro a un adolescente de 15 años en sus bous al carrer. En declaraciones a Efe, el Consistorio mantiene que se cumplieron «todas las medidas de seguridad» y los preceptos del decreto autonómico como barreras, servicio de Policía Local o asistencia sanitaria.

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Además, indicaron que el menor fue advertido en dos ocasiones por parte de los miembros de la Comisión de Toros e incluso se alertó a su madre, que estaba en la zona. Pero el chico logró burlar la seguridad y se coló en el recinto. Cuando vio al toro trató de ponerse a salvo, pero ya fue demasiado tarde.

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