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Un buzo de la Guardia Civil con una de las sábanas anudadas que envolvían los huesos. :: guardia civil

Los restos humanos hallados en Calp fueron arrojados al mar dos días antes

Los primeros huesos localizados, un esqueleto casi completo, los enterraron hace entre 30 y 40 años y pudieron ser utilizados en un ritual

JAVIER MARTÍNEZ

Lunes, 29 de agosto 2016, 23:23

Los primeros restos óseos humanos hallados el pasado sábado en aguas próximas al Peñón de Ifach en Calpe, un esqueleto casi completo, podrían haber estado enterrados en tierra entre 30 y 40 años, según las primeras estimaciones de los forenses. Los investigadores de la Guardia Civil creen que estos huesos y los localizados el domingo pudieron ser arrojados al mar entre 48 y 72 horas antes de ser encontrados por submarinistas del Centro de Buceo Les Bassetes de Benissa.

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La Comandancia de la Guardia Civil de Alicante precisó ayer que aunque no se descarta la hipótesis de que pudieran haber sido utilizados en un «ritual de santería», hasta el momento los investigadores «no han encontrado evidencias que se correspondan fielmente» con este tipo de ceremonias clandestinas.

El primer hallazgo macabro tuvo lugar sobre las 12.30 horas del sábado en las proximidades del Club Náutico Les Bassetes, donde los submarinistas encontraron la primera sábana anudada. Tras deshacer el nudo, los miembros del centro de buceo descubrieron los restos óseos humanos, todos ellos con un color marrón oscuro, así como diferentes efectos utilizados en rituales de santería, como un cuenco, palos, ramas y plumas de aves.

Los submarinistas avisaron entonces a la Guardia Civil, que se hizo cargo de las investigaciones. Los primeros agentes del instituto armado que se desplazaron al puerto iniciaron el protocolo de levantamiento de restos humanos con el correspondiente aviso al juzgado de guardia, así como a los especialistas en investigación criminal.

Tras ser examinados por el forense en el tanatorio de La Vila Joiosa, el médico determinó en un primer examen que los huesos habían permanecido mucho tiempo enterrados, tomando el color marrón característico de la tierra, y estimó su antigüedad entre 30 y 40 años. Además, el forense no apreció signos de violencia, como podrían ser orificios, cortes o fracturas.

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Los restos fueron enviados al Instituto de Medicinal Legal de Alicante para realizar un estudio más exhaustivo y una posible extracción de ADN, con la intención de una posible identificación del esqueleto, según informaron las mismas fuentes del instituto armado, en el caso de que los investigadores de la Guardia Civil sospechen que los huesos puedan pertenecer a una persona desaparecida.

Al tener conocimiento de que los submarinistas habían visto otros envoltorios similares en fondos marinos próximos al del primer hallazgo, agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Alicante realizaron varias inmersiones para rastrear la zona y localizaron otro bulto sospechoso a 19 metros de profundidad. Al igual que sucedió en el hallazgo anterior, la sábana contenía huesos, así como un cuchillo, cañas, una muñeca y otros objetos. Estos restos fueron arrojados al mar a unos 300 metros de distancia de los primeros huesos hallados en aguas de Calp.

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Una vez examinados los restos óseos, el forense determinó que algunos podrían ser humanos, pero otros parecían de animales, por lo que también fueron enviados al Instituto de Medicina Legal de Alicante para realizar un análisis más minucioso. Varios testigos pertenecientes a una escuela de buceo afirman haber visto un tercer envoltorio en la zona, aunque de momento no ha podido ser localizado.

Según el estado de las sábanas y de los huesos, la Guardia Civil estima que los fardos pudieron ser arrojados al mar entre 48 y 72 horas antes de ser encontrados. Aunque la principal hipótesis que barajan los investigadores es la de dos hallazgos de restos de un ritual de santería, la Guardia Civil sigue realizando indagaciones con gran cautela, como consultas a expertos en sectas y ceremonias clandestinas -por si pudieran aportar nuevos datos-, y no descarta otras líneas de investigación.

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Las pesquisas también se han centrado en cementerios de poblaciones de la comarca de la Marina ante la posibilidad de que pudieran haber robado algún esqueleto. En 2013, la Guardia Civil de Tenerife desmanteló una secta que utilizaba huesos humanos sacados de cementerios para celebrar rituales de santería en la isla.

En las ceremonias clandestinas realizaban cortes con machetes a los nuevos adeptos de manera superficial, y su sangre se derramaba sobre un altar con cabezas de animales, vasijas con huesos, flores y otros efectos. Los miembros de la secta también mataban aves y carneros, bebían alcohol, fumaban puros y sustraían huesos humanos de un cementerio para protegerse de los espíritus en sus rituales.

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