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J. A. MARRAHÍ
Domingo, 4 de septiembre 2016, 22:13
Un camino ejemplar de fe, sacrificio y entrega a los demás, truncado por la violencia en las calles de Haití. La monja catalana Isabel Solá Matas, una misionera de 51 años y estrechos vínculos con Valencia, ha muerto asesinada a disparos durante un robo en Puerto Principe. La religiosa vivió durante seis años en la capital del Turia, vinculada al colegio Jesús-María de Fernando el Católico, donde completó su formación, dio clases y sembró gratitud, amistad y admiración entre las hermanas, alumnos y la comunidad educativa.
El crimen se produjo el viernes al mediodía, después de que sor Isabel se desplazará con un todoterreno a un banco de la capital Haitíana. Al salir, acompañada por otra persona, dos delincuentes abordaron a las víctimas en el vehículo y les dispararon. Según las investigaciones policiales, todo responde a un atraco, pues los asesinos se llevaron el bolso y otras pertenencias de la monja. La hermana Isabel recibió dos disparos que le arrebataron la vida, mientras que su acompañante resultó herido.
Poco antes se había producido un atraco en la misma calle, pero la policía Haitíana ignora aún si los autores fueron los mismos. «Los que la conocían están tristes y asombrados», declaró el cónsul español en Haití, Sergio Cuesta. «La vida aquí es complicada. Por desgracia, estas cosas suceden en la zona metropolitana de Puerto Príncipe», lamentó el diplomático. Al poco tiempo, las radios de la capital se hacían eco de la tragedia y resaltaban la activa lucha de la religiosa española entre los sectores más humildes de la ciudad.
Isabel Solá es la menor de seis hermanos. Nació en Barcelona y estudió en el Colegio de Jesús-María de San Gervasio. Acabada su etapa escolar, inició la Diplomatura en Enfermería. Tras sentir la vocación religiosa, hizo su primera profesión en agosto de 1987 y acabó sus estudios como enfermera en Barcelona.
Con 23 años, la religiosa recaló en Valencia. Aquí siguió su formación religiosa (Juniorado), al tiempo que estudió Magisterio en Edetania y trabajó en el Colegio Jesús-María de Fernando El Católico. La hermana Isabel impartió clases en Primaria, catequesis y realizó actividades de tiempo libre. Ya en su etapa valenciana, su preocupación por los que sufren emergió con fuerza y colaboró con enfermos de sida, alternando su tiempo con grupos de formación cristiana con jóvenes.
Tras pasar seis años en Valencia, puso rumbo a Guinea Ecuatorial para realizar su misión apostólica y, una década después, se volcó con los niños en un centro de menores de Barcelona. Fue en 2008 cuando partió a Haití, donde vivió el dolor del terremoto de 2010. Desde entonces, sólo las balas han logrado apartarla de los más necesitados.
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