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Gabriel Echávarri, en una imagen reciente.

La investidura también parte en dos al PSPV

Puig y otros 9 apoyan la abstención frente a 8 en contra. El presidente de la Generalitat evita pedir la palabra y Díaz entiende que no hable por el pacto con Podemos

A. G. R.

Lunes, 24 de octubre 2016, 00:54

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, cumplió con los pronósticos y ratificó la tesis que ha defendido hasta la fecha: apoyó la abstención de los socialistas en la investidura a Mariano Rajoy. Su postura fue secundada también por otros ocho miembros del Comité Federal. Destacan los nombres del expresidente de la Generalitat Joan Lerma y el incombustible diputado Ciprià Císcar. Un movimiento de fichas propiaciado por Puig permitió al veterano político regresar al Congreso a sus 70 años de edad. El listado se completa con otros dirigentes: Alfred Boix, Toñi Serna, Vicent Sarrià, Empar Navarro, José Muñoz e Inmaculada Rodríguez-Piñero. Resultó una sorpresa mayúscula la aparición de Ángel Franco, histórico líder socialista en Alicante que supuestamente se dio de baja tras verse señalado en una de las piezas del caso Brugal. Sin embargo, o bien solicitó ingresar de nuevo en el partido o nunca se le dio la baja. El caso es que ayer secundó las propuestas del presidente de la Generalitat.

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  • Los principales abanderados de los síes son Ximo Puig, Joan Lerma y Ciprià Císcar. Les siguieron Alfred Boix, Vicent Sarrià, Empar Navarro, Toñi Serna, José Muñoz, Inmaculada Rodríguez Piñero y Ángel Franco.

  • Destacan los nombres del portavoz en Les Corts, Manolo Mata, y del secretario general del PSPV en Valencia, José Luis Ábalos. Les acompañan Andrés Perelló, Elena Martín, Susana Ros, Carmen Martínez, Pilar Molina y Gabriel Echávarri.

  • Cuatro ausentes. Entre ellos, Jorge Alarte y Leire Pajín.

Puig no tomó la palabra en el Comité Federal. Tampoco lo hicieron otros presidentes autonómicos y fue Susana Diaz la que cerró los parlamentos, como patrona de la tesis vencedora. En un corrillo informal con periodistas, el líder valenciano se justificó en que ni él ni el resto de responsables gubernamentales son los que tenían que pilotar este proceso.

Fuentes próximas a la líder andaluza mostraron su comprensión hacia la actitud de Puig que estaría motivada por «lo mal que lo han pasado» los presidentes que gobiernan gracias al apoyo de Podemos. De igual modo, recordaron que Iglesias «ha intentado secuestrar la voluntad» del PSOE por su amenaza de romper los acuerdos. En la Comunitat, Montiel ya había adelantado que permitir a Rajoy gobernar podría generar consecuencias en la Comunitat. La formación morada firmó el famoso Pacto del Botánico, aunque, por el momento, no han dado el paso para exigir su cuota de poder en la Generalitat. Intervino Ciprià Císcar y apeló a que no se trata de una decisión política sino a una «estrategia» como «mal menor» dirigida a evitar terceras elecciones.

Los críticos contaron con más voces autorizadas que quisieron verbalizar su opinión. La de José Luis Ábalos, diputado nacional y secretario general del PSPV en Valencia. Se trata del más claro referente de Pedro Sánchez en el socialismo valenciano. «Lo más importante para el partido es la militancia y esta vez la hemos dejado ausente».

«La gran mayoría de los órganos de representación en la provincia de Valencia se han expresado con absoluta claridad y hoy he querido traer su voz a este Comité Federal, porque la voluntad de los militantes ha de ser considerada», sostuvo antes los integrantes del Comité.- «Hacer lo contrario sería aumentar la frustración de bases». Echaba en falta no haber sometido esta decisión a la consulta con los bases, algo que se podría materializar con un congreso extraordinario.

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Además, reflexionó acerca de las consecuencias de una decisión de este tipo. «El debate entre el no y la abstención no debe ser dogmático, aunque sí tiene un gran alcance estratégico». «Lo que hoy se dice aquí a favor de la abstención podría haberse expuesto perfectamente en el mes de julio y nos habríamos ahorrado todo este proceso», ha insistido. «El problema de fondo es de quienes entonces no fueron capaces de expresar esa posición. Porque ahora, al tomarla bajo la amenaza de nuevas elecciones, parece más una rendición».

Perelló se expresó en la misma línea, pero con diferentes términos. Habló de «humillación» a la militancia por no darles voz y que con esta postura se «minimiza» la fuerza de los votantes al apuntar que unas terceras elecciones otorgarían una mayoría absoluta al Partido Popular. Subrayó que no se puede creer en las encuestas que no han dejado de fallar en la última década. Hizo autocrítica y lamentó que no se haya reflexionado acerca de por qué Podemos tiene ahora cuatro millones de votantes que tradicionalmente apoyaban al PSOE. El responsable socialista admitió que se sentía incapaz de volver a pedir el voto a los militantes si ahora estaban apoyando al PP.

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