Julián Mollejo
Domingo, 11 de diciembre 2016, 01:39
Carlos Muñoz (Murcia, 1969), fundador de dos aerolíneas de bajo coste en menos de una década (Vueling en 2004 y Volotea, de la que es consejero delegado, en 2012), asegura que El Altet es un aeropuerto prioritario para la compañía que dirige por la importancia de la Costa Blanca como destino turístico. Volotea sigue a lo suyo: creciendo a velocidad de crucero, centrada en lo que constituye su punto fuerte, interconectar ciudades medias con vuelos baratos pero de calidad. El próximo año, Volotea espera superar los cuatro millones de pasajeros para celebrar su quinto cumpleaños
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- Volotea ha apostado fuerte por Alicante. ¿Qué ventajas ofrece El Altet con respecto a otros aeropuertos?
- Es un aeropuerto que nos gusta, pero más que el aeropuerto, lo que nos atrae es Alicante como destino turístico. Lo elegimos porque hay una demanda hacia Alicante. Con Asturias, por ejemplo, dos tercios son asturianos que vienen a Alicante, y un tercio, alicantinos que van a Asturias. Con Francia es más. Un 80% del tráfico se origina en Nantes o Burdeos, y el resto en Alicante».
- ¿Cuáles son las previsiones de su compañía para el próximo año en Alicante?
- Tendremos seis destinos en Alicante en 2017, cuatro de Francia, Asturias y Venecia, y la intención es seguir creciendo. Pondremos más de 100.000 asientos a la venta el próximo año, lo que representa una subida de más del 76% con respecto a este año, y superaremos los 750 vuelos programados, con un aumento del 66%»
-Volotea tuvo beneficios por primera vez en 2015, ¿se repetirán este año?
-Sí, prevemos mantener los beneficios. Ha sido un año un poco difícil para el sector, porque se ha viajado mucho más, en España ha crecido un 10%, pero ha sido a costa de precios más bajos. Para la gente eso es bueno, pero para las compañías es más difícil mantener los márgenes. A nosotros, en conjunto, nos ha ido bien. Estamos en una fase de crecimiento alto, con tasas anuales de entre el 30% y el 40% en facturación. Este año cerraremos con unos 260 millones de ventas y el año que viene nos iremos a 310 o 320. Y todo ello gracias a que lo que hacemos nosotros no lo hace casi nadie, que es interconectar ciudades medianas con billetes a 50 euros de media. Por eso tenemos un potencial de crecimiento tan grande en Europa.
-Se trata de un mercado nuevo, llegan a ciudades a las que antes nadie llegaba...
-Llegaban, pero de ciudades grandes. A Burdeos viajaban de Londres, París, Madrid o Roma, pero no de ciudades similares, no había un Burdeos-Alicante, por ejemplo. Eso es lo que ofrecemos. Asturias antes tenía conexiones básicamente con Madrid y Barcelona, y ahora nosotros le damos rutas con Sevilla, Málaga, Alicante, Valencia, Venecia y Múnich. Lo que suele pasar cuando ponemos una ruta directa es que el tráfico de pasajeros se multiplica. Un ejemplo es la ruta de Venecia a Miconos. Antes de esta línea había unos 400 pasajeros al año que iban de Venecia a Miconos a través de escalas. Con nuestra línea directa, con un vuelo de hora y media, los pasajeros ahora son 18.000 al año.
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-En Alicante han anunciado dos nuevas líneas con Marsella y Toulouse para el próximo año. ¿Hay prevista alguna otra novedad?
-Tenemos cuatro rutas a ciudades francesas, tres de ellas son bases nuestras, Nantes, Burdeos y Toulouse, la otra es Marsella, y también hay rutas con Asturias y Venecia. Todas son de temporada alta, de abril a octubre, y vamos paso a paso. No tenemos ninguna prisa. Cuando se abra el aeropuerto de Corvera..., no digo si se abre, digo cuando se abra, porque tengo la impresión de que ahora sí van a poner en marcha el aeropuerto. Cuando se abra Murcia, digo, estudiaremos qué vuelos de Alicante pueden venir aquí, porque hay mucho tráfico de Alicante que una parte importante viene a Murcia. Aún no lo hemos estudiado, pero el público francés va más a Alicante, y creo que el norte de España, norte de Italia y Alemania, que es un mercado que también trabajamos, aunque aún no desde Alicante, son mercados más susceptibles para Murcia. Hay un caso curioso con Asturias, región que tiene una tradición minera muy fuerte. Hay allí un tráfico intenso de jubilados de la minería, que no sé qué asociación tienen con los jubilados mineros de La Unión, pero que estaría mejor servido si los llevas a Murcia.
-¿Sigue la evolución de Vueling con algún sentimiento especial? ¿Como un padre vería, por ejemplo, el crecimiento de su hija?
-Sí, claro. Salvo que el hijo, porque yo lo veo más como un hijo, no sé por qué, está ya regordete, calvete y entrando en los cincuenta. Sí, lo sigo con mucho cariño. Y me alegro que ahora, tras un verano complicado, está operando mejor. Les deseo lo mejor. Además, como casi no compite con Volotea. Ellos tienen 280 rutas, nosotros 240 y coincidimos solo en ocho. Y no soy yo solo. La mitad de la gente que empezó conmigo en Volotea procedía de Vueling también, y la gran mayoría tiene un gran afecto por la compañía.
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-Hace unos días el propietario de Ryanair dijo que en el futuro los vuelos serían gratis. ¿Lo cree así?
-No. Se puede volar a precios supereconómicos, pero gratis creo que no porque tienes que pagar el combustible, el avión... Sí creo que el porcentaje de ingresos por otros conceptos, no solo de los billetes, irá en aumento.
-¿Pero los billetes seguirán abaratándose en el futuro?
-Sí, porque todavía nos queda mucho por hacer. Las compañías de bajo coste copamos ya, según países, entre el 50% y el 20% del mercado, y solo por el proceso de sustitución de un tipo de vuelos más baratos por otros hará que baje el precio medio del billete. En España alcanzamos ya entre el 50% y el 55% de vuelos internacionales de bajo coste del total del mercado, pero Italia está en el 40%, y Francia y Alemania, en el 20%.
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-En relación con la tragedia aérea del club de fútbol Chapecoense, imagino que habrá seguido las circunstancias del accidente, como el avión iba justo de combustible, lo que le ha costado la licencia a la compañía y la detención de su responsable.
-Me encanta estar en aviación en Europa, y lo mismo le podría decir en Norteamérica y en los sitios más avanzados de Asia, porque los estándares de seguridad son muy altos, muy claros, muy regulados y muy exigentes. Además, toda la gente que conozco del sector en Europa es muy seria. Una de las cosas que más me impactó positivamente cuando empecé en este negocio fue eso, las normas de seguridad tan estrictas. Es una especie de mandamiento supremo.
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-¿Con la normativa y exigencias en materia de seguridad que hay en Europa no se habría producido un accidente parecido?
-Yo creo que no.
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