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Luis Candela
Lunes, 12 de diciembre 2016, 00:50
Una pista de las autoridades francesas a comienzos del año 2010 inició una investigación de más de tres años que se saldó en julio de 2013 con el arresto de uno de los principales capos británicos de la droga. Brian Colin Charrington se encontraba en una de sus muchas propiedades en la provincia de Alicante, concretamente en su villa de Altea, cuando la Policía Nacional irrumpió en sus dominios. El narco, conocido por jactarse de sus logros en la enciclopedia virtual Wikipedia, trató de zafarse de los policías para borrar las muchas anotaciones de la pizarra de su despacho, la misma que recogía las salidas de cocaína de un alijo de alrededor de 200 kilogramos de la sustancia traída desde Venezuela en uno de sus veleros.
Ahora, se enfrenta a una petición de 18 años de cárcel por delitos contra la salud pública, falsedad, organización delictiva y blanqueo de capitales. En el operativo, que desencadenó un episodio de malos tratos entre dos de los acusados, fueron también arrestados su mujer y su hijo, además de su principal compinche y otros seis presuntos integrantes de la banda. En total, el entramado se enfrenta a penas de cárcel de entre nueve meses y 17 años que en total suman más de 110 años entre rejas y casi 87 millones y medio de multas económicas.
El Ministerio Público desgrana en su escrito provisional de acusaciones las mil y una andanzas que hubo de dar el acusado para transportar el abultado alijo de 'coca' hasta poder almacenarlo en casa de uno de sus supuestos secuaces en una vivienda de L'Albir. Allí, y tras una fuerte discusión entre el responsable de custodiar la droga y su pareja, los efectivos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) hallaron en julio de 2013 los 192 kilos de la sustancia, con una pureza de casi el 65%, en bolsas de deporte ocultas en un armario.
Antes de asestar el duro golpe a uno de los grupos más activos de narcotráfico en la provincia, los investigadores fueron dando un paso tras otro durante más de una tres años hasta poder desenmascarar a los sospechosos. Fueron necesarias horas de escuchas telefónicas y el seguimiento de las embarcaciones de la familia Charrington desde distintos países de Sudamérica hasta el Puerto de Cartagena, así como el escrupuloso registro de unas cuentas bancarias repletas de dinero pese a que los detenidos carecían de actividad lícita conocida.
Antes de su captura, la dedicación de Brian Charrington al negocio de la droga le había permitido amasar una fortuna inmensa puesta de manifiesto en los muchos registros domiciliarios que tuvieron que practicar los agentes del Greco Levante responsables del caso. Entre sus posesiones más preciadas se encuentran vehículos Aston Martin, Bentley, Mercedes, embarcaciones de recreo, relojes Rolex y magníficas villas en zonas de renombre de la Marina Alta. Desde la provincia dirigía todas las operaciones mientras que su pareja se desplazó a Venezuela para convertirse en el brazo ejecutor que velaba porque la cocaína arribara a España como estaba estipulado.
Es necesario remontarse a comienzos del 2010 para poder seguir la pista de la banda y sus actos hasta que fue desmantelada. En dichas fechas, los investigadores tuvieron conocimiento de que el capo británico y su pareja, condenados ambos por la Audiencia Nacional por un alijo de 500 kilos de 'coca', se habían puesto de nuevo manos a la obra. Al parecer, pretendían transportar un nuevo cargamento de la sustancia en su embarcación Alitia. En febrero de hace seis años, la Policía fue testigo de una reunión entre los cabecillas de la trama junto con su principal aliado y el que sería el capitán de la embarcación que cargaría el alijo.
Los narcos lograron financiación para llevar a cabo el plan en 2012. Según recoge el sumario de la causa, la droga viajó en barco desde Venezuela, hasta donde viajaron varios de los reos a recoger los paquetes. Tuvieron que pasar por Melilla, Argelia y, finalmente a Sudamérica. Allí se alijó la sustancia, que, de vuelta, pasó por Río de Janeiro y Argentina hasta su destino final en L'Albir.
El plan salió a la perfección hasta que una pelea el 3 de julio de 2013 reventó toda la operación. Los agentes entraron en la vivienda donde se almacenaba la droga y apresó a los dos sospechosos. Por el trabajo de custodia del alijo, la pareja (cuya causa por malos tratos quedó archivada por renuncia de la chica) se ganaron 110.000 euros, según determina el representante del fiscal.
Los otrora imperturbables responsables de la banda se pusieron nerviosos. El principal hombre de Charrington estuvo merodeando por los alrededores de la casa vigilando cualquier movimiento. «Llámame urgente, hay problemas en la casa del Albir», dijo una de las acusadas al lugarteniente del narco de la Wikipedia. Ya no habría tiempo para salvar la situación. Al día siguiente, los agentes desplegaron el operativo de detención del resto del grupo.
Cuando los agentes entraron en las viviendas de los sospechosos, el dinero empezó a brotar de los lugares más recónditos. En casa de uno de los principales acusados hallaron 325.000 euros debidamente ocultos en el zócalo de los muebles de la cocina. Lo que no guardaba y saltaba a la vista era una máquina con la que contar los muchos billetes. Ese mismo artilugio guardaba en su domicilio Charrington, a quien se le incautó algo más de un millón de euros en una cuenta de la extinta CAM. Mientras, a su hijo se le intervino dinero de Venezuela y Marruecos.
En la detención de los supuestos miembros de la extensa red de colaboradores del británico fue fundamental la colaboración entre policías de todo el mundo. En la operación participaron la Agencia británica contra el Crimen Organizado (SOCA), la Oficina Nacional Antidrogas venezolana (ONA), la Comunidad de Policías de América (Ameripol), la Policía francesa, la Prefectura Naval Argentina, la Policía de Colombia y la Policía Federal de Brasil.
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