Ó. DE LA DUEÑA
Sábado, 18 de marzo 2017, 23:57
Investigadores del campus de Gandia de la Universitat Politècnica y la Universidad de Granada han diseñado un nuevo sistema 'low cost' (bajo coste) que detecta síntomas de fatiga y situaciones de distracción de los conductores, ayudando a prevenir posibles accidentes en carretera. Tendrá un precio asequible y esa es su principal diferencia frente a otros dispositivos que ya están a la venta. El equipo consta de cuatro sensores que monitorizan diferentes parámetros físicos del conductor y su posición al volante. A partir de estos datos, es capaz de generar señales acústicas si detecta riesgo para alertar al conductor y evitar colisiones.
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«Es importante contar con sistemas capaces de detectar síntomas de fatiga para aumentar la seguridad. Ahora bien, la mayoría de las soluciones se centran en el movimiento de los ojos y la detección de rostros. Nuestro sistema va más allá», indicó Jaime Lloret, investigador del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras, en el campus de Gandia.
El sistema ideado por los investigadores consta de una placa electrónica que actúa como unidad central de procesamiento, dos sensores de presión ubicados en el volante y otros dos que miden la temperatura del conductor. Están por duplicado para monitorizar ambas manos.
El montaje y los materiales empleados por el equipo de profesores de las dos universidades ha permitido que este sistema sea más asequible. Por tanto, saben de antemano que se trata de un dispositivo de bajo coste que estará al alcance de muchos bolsillos. El sistema fue presentado en la 1st EAI International Conference on Future Intelligent Vehicular Technologies, celebrada en Portugal. El trabajo fue galardonado además como mejor artículo de la conferencia, donde se pusieron de manifiesto los avances respecto a otros dispositivos similares.
El equipo dispone de un sensor de luz en el reposacabezas que alertaría de posibles cabezadas al conducir y el dispositivo «zumbador» que genera la alarma acústica en caso de detectar un «estado de fatiga o distracción del conductor». Todo esto se completa con un sensor de choque que detecta colisiones o frenado repentino y un pulsador colocado en el volante que sirve para resetear el sistema. Los sensores están conectados a la placa electrónica central que recibe datos cada segundo y los procesa y analiza mediante un algoritmo. Así se comprueba si los valores recogidos están dentro de los umbrales que son considerados como seguros.
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Los investigadores se plantean, de cara próximos trabajos, incorporar un receptor GPS y un módulo de tecnología inalámbrica que permita conectar el sistema con los smartphones de los conductores para, en última instancia, generar una llamada de emergencia.
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