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ARTURO CHECA
Domingo, 2 de abril 2017, 21:01
Para mi querida tía Encarna de su sobrino, que aunque no hablemos tanto como antes, que sepas que te tengo muy presente. Un beso enorme». Corrían los días de 'vino y rosas', los tiempos en los que Paco Sanz era un enfermo luchando por su vida, los días en los que sus redes sociales se plagaban de mensajes de ánimo, las fechas en las que sus cuentas bancarias rebosaban euro a euro con los 69 céntimos que le llegaba de cada uno de los miles de SMS, a 1,45 euros el mensaje, de jubilados que cada mes rascaban 20 euros de una raquítica pensión para mandárselo al valenciano, los días en los que Paco Sanz vendía su libro 'Una vida de sueños, una vida de lucha' a 12 euros, con prólogo del youtuber Auronplay y epílogo del hermano de Pedro García Aguado, sólo dos de los famosos a los que logró engatusar. Como al futbolista Álvaro Negredo, como al actor Santi Rodríguez, como a miles de donantes solidarios que cayeron en sus redes.
«Para mi querida 'tía Encarna'» rezaba una de las dedicatorias del libro», de puño y letra del hoy presunto estafador y blanqueador de dinero. No existe ninguna tía Encarna. Así es como llamaba Paco Sanz a Encarna Rodríguez. Otra víctima de su telaraña de falsedades. Ella fue su mano derecha en las redes, «su manager online', como se autodefine. Ella movió hilos en Twitter y Facebook para impulsar hasta dos galas benéficas en la Universitat Politècnica y la Pobla de Vallbona en las que se recaudaron miles de euros. Ella medió para el futbolista Álvaro Negredo (casado con una familiar suya) donara dos camisetas para la causa 'benéfica'. El matrimonio le dio más de 6.000 euros. Ella trabajó para que el humorista Santi Rodríguez estuviera presente en una gala en Valencia.
«Me daba pena»
«Me daba pena. Supe a través de un tuit que era de aquí de la Pobla, como yo, y me volqué con él. Me enseñaba cicatrices, porque él enfermo sí está. Veía cómo la gente lo quería. Hasta que algunas cosas empezaron a olerme mal...». Encarna Rodríguez rememora el comienzo de todo el embrollo en la terraza de un bar de la avenida Médico José Garrido, apenas a 200 metros de la casa de la que salió esposado Paco Sanz y con 250.000 euros supuestamente recaudados y evaporados. El dueño de ese bar recuerda como ya tuvo un problema con el hombre de los 2.000 tumores por el alquiler de una vivienda. Al girar la esquina, la dueña de un horno veía todos los días al valenciano desayunando y merendando fuera de casa, mientras a Encarna y en las redes decía: «Tengo la nevera vacía para alimentar al niño». En uno de los pisos de su finca, un vecino era testigo de las muchas cajas de electrodomésticos nuevos y tecnología de última generación que Paco bajaba a la basura. Todo muy poco acorde con las apreturas económicas de las que hacía gala el valenciano en las redes. «Decía que sus padres habían vendido sus bienes e incluso su casa, y que el chalé de la Pobla en el que viven ahora estaba hipotecado. No es verdad. No tiene cargas», jura Encarna Rodríguez.
El 'niño' al que decía no poder alimentar era el hijo de Gina, como él llamaba a Perla Sanz, la joven de Santo Domingo con la que se casó en Estados Unidos y a la que ofreció dinero para un viaje por las redes. La misma que recogió más de una vez a Encarna con un coche «nuevo y automático» mientras Paco Sanz pedía euro tras euro para su tratamiento. «Me lo ha comprado mi marido», dice 'tía Encarna' que le soltó su aún esposa. Paco también tenía un Honda Civic nuevecito. Ahora Perla 'Gina' Sanz, de vuelta en Santo Domingo, despotrica de él. Dice que Paco le fue infiel con Lucía, la joven de 19 años que aparece dirigiéndole en las redes y riendo las burlas a los donantes en las 'tomas falsas' filtradas a la opinión pública. Gina y él se conocieron por Facebook, cuando él le ofreció pagarle un viaje de 800 euros.
Alejandro Ruiz, el editor de su libro, fue quien inició la cruzada para desenmascarar a Paco Sanz. Él también fue testigo del alto tren de vida del valenciano. De su iPhone última generación. De la ropa de marca (sobre todo gorras) North Face o Under Armour. Alejandro contactó con Encarna cuando detectó cómo esta se distanciaba de Paco Sanz en las redes. Y juntos empezaron a desenmascarar al 'hombre de los 2.000 tumores'. A constatar cómo el dinero iba a la cuenta de la Asociación Síndrome de Cowden cuando realmente esta no se encuentra ni siquiera completamente inscrita. A recordar aquella noche en la que, tras una gala benéfica en el Politécnico (recaudaron casi 30.000 euros), Paco le dio dinero para pagar unas copas. «Toma, pero que no te vean, y compra también tabaco», fue la frase que la ex mano derecha del presunto estafador le atribuye. A intentar quitar la venda de los ojos a aquellos que seguían volcándose con Paco Sanz. Encarna recuerda el caso de un jubilado de Madrid. Cobraba menos de 500 euros de pensión. «Cada mes le mandaba 20 euros, a pesar de lo justo que iba. Le conté mis sospechas, pero él me dijo que iba a seguir enviándole dinero, que lo quería mucho». El 'amor' se acabó cuando la policía detuvo a Paco y a sus padres y bloqueó sus 21 cuentas. No halló en ellas ni 3.000 euros.
Vigilante y armería
Encarna cree que queda muy poco en Paco Sanz de aquella persona nacida en Valencia en septiembre de 1970, que vivió en Alicante entre los cinco y los doce años (por trabajo su padre se trasladó allí) y estudiante en los Hermanos Maristas y el instituto San Vicente Ferrer. Eso haciendo caso a que la biografía de su página web sea verídica. Acabó la enseñanza básica y pasó por los oficios de vigilante de seguridad, responsable de una tienda de artículos deportivos que montó con un amigo, comercial de una empresa de transportes, encargado de la armería que poseía su padre (fue presidente de la Federación de Tiro de la Comunitat)... Hasta que el síndrome de Cowden irrumpió en su vida en 2009. Pasó a cobrar una pensión. «También decía que cobraba menos de lo que recibía». Encarna Rodríguez calcula que hoy cobrará algo más de 800 euros, al tener un subsidio algo superior al que tiene ella, como le confesó el propio Paco.
Muerte y dinero se convirtieron en sus dos 'leit motivs'. Ello a pesar de que la enfermedad rara, que verdaderamente sufre, no hace peligrar su vida, como constata el informe médico de La Fe en el que le diagnosticaron la enfermedad. Y que el primer tratamiento experimental para el que ya pidió donativos en Maryland, era gratuito. En su libro aparece 19 veces la palabra muerte. En 27 ocasiones cita el 'dinero'.
Encarna ha sido testigo todos estos años de cómo las peticiones de donativos de Paco Sanz pasaban de 35.000 a prácticamente doblarse. Su madre lo atribuía sorprendentemente «a la variación del cambio de moneda». Ella le manifestaba sus dudas en las redes sociales, pero aún así abrió varias cuentas de 'Ayuda a Paco Sanz'. Y supo de boca de este como se abría una cuenta anónima en Twitter desde la que hostigar a los que se metían con él. LAS PROVINCIAS ha tratado de contactar con Paco Sanz a través de llamadas y mensajes de teléfono pero sin obtener respuesta alguna del acusado. Sigue en paradero desconocido desde que quedó en libertad la semana pasada. Sin dar su versión de lo sucedido. Sin aclarar cual de sus dos vidas es la real.
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