Rafa Muñoz
Lunes, 29 de mayo 2017, 16:42
Ocupan portadas en revistas y periódicos, y también espacios en radios e informativos de televisión. En los últimos quince meses un grupo de jóvenes de la Universitat Politècnica de València ha saltado a la fama gracias a su trabajo en el concurso del proyecto Hyperloop, promovido por Elon Musk, el fundador de Space X, Tesla Motors y PayPal.
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Empezaron siendo cinco, y ahora son treinta. La universidad, a quien agradecen su apoyo, les ha cedido el espacio de la antigua cafetería Malva-rosa. Allí, los chicos de Hyperloop UPV trabajan sin descanso para hacer frente a su próximo reto: la Pod Competition II, que se celebrará en Los Ángeles (EE.UU.) entre el 25 y el 27 de agosto.
Somos estudiantes entre 19 y 26 años de perfiles muy variados, con ingenieros de todo tipo, diseñadores y arquitectos; trabajamos todos en torno a estas nuevas tecnologías de Hyperloop, pero cada uno desde su campo, aportando su granito de arena, explica David Pistoni, uno de los miembros originales del equipo.
Todo esto empezó con Elon Musk, que lanzó una idea en 2013, proponiendo un nuevo medio de transporte y ofreciendo a los estudiantes de todo el mundo que le ayuden a llevarlo a cabo, destaca David. Un vehículo de levitación autónomo de alta velocidad, añade su compañero Juan.
Su historia comenzó en 2015, cuando Dani, otro de los miembros originales, se enteró del concurso y se lo propuso a sus compañeros. Reunimos un grupo inicial de cinco personas, y fuimos pasando fases hasta que llegamos a presentar el proyecto en Texas, ganando el premio al mejor diseño y mejor sistema de propulsión; fue entonces cuando nos dimos cuenta de que podíamos continuar y que quedaba mucho por hacer, rememora David.
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Después de ganar estos dos premios, nada más bajar del avión, comenzamos a recibir llamadas de los medios de comunicación para entrevistarnos; gracias a ese empujón mediático hemos podido seguir adelante y no quedarnos en la propuesta teórica, hemos conseguido recursos económicos y apoyo empresarial para poder desarrollar algo a nivel real, asegura.
Es difícil compaginar tanto trabajo como requiere el proyecto con los estudios que continúan cursando. Quienes trabajamos aquí sacrificamos nuestro tiempo fuera de las clases; sí que obtenemos algunos créditos de la carrera, pero al final es un trabajo que hacemos además de los exámenes y las clases, señala David Pistoni. No somos sólo cerebritos que estamos desarrollando tecnología y nos pasamos el día estudiando; somos gente con ganas de aventura, agrega.
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En unas semanas partirán los dos primeros miembros del equipo hacia California para comenzar con los preparativos del concurso. El resto de compañeros irán agregándose a la expedición paulatinamente, hasta que el 25 de agosto arranque el concurso en el que pondrán a prueba su prototipo. El objetivo: máxima velocidad, máxima seguridad.
No es sólo una competición universitaria, es algo que te cambia la vida; no tienes muchas oportunidades como ésta en la universidad, la ocasión de no quedarte sólo en los libros, sino que sabes llevar a cabo un proyecto tan grande como éste, señaló David Pistoni.
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Por supuesto que nos importa mucho el resultado, lo vamos a dar todo para ganar, pero creemos que ya hemos ganado al haber formado este equipo y de tener la oportunidad de mostrar de qué somos capaces, concluyó.
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