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Victoria se asoma al balcón mirando al parque de debajo de su casa.

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Victoria se asoma al balcón mirando al parque de debajo de su casa. I. Marsillla

Casi 700.000 niños vuelven a la calle tras 43 días de encierro

Rozando la libertad. Echan de menos los parques y quieren que abran colegios, aunque sea por un día. Hartos de estar en casa, le piden al Gobierno una hora más

Mar Guadalajara

Domingo, 26 de abril 2020, 00:37

Luis, Marta y Belén arrasaron la cocina el martes por la tarde. Cogieron cacerolas y cazos en una mano y espátulas y cucharas de madera para la otra. Una vez comprobaron el efecto sonoro de su cargamento, se dirigieron corriendo hacia la ventana de la habitación.

A las siete en punto empezó el barullo. Vieron con entusiasmo como otros niños de edificios cercanos se sumaban a la protesta: el Gobierno sólo les iba a permitir salir para ir al banco, a la farmacia o al supermercado. «No tenemos ni tarjeta», apostilla Belén al recordarlo. Luis replica «¿A quién le apetece ir a la farmacia?». Y Belén matiza: «Son sitios donde nos podemos contagiar».

«Al final nos hicieron caso», dice Marta con cierto orgullo. Y no se equivoca. La rectificación del Ejecutivo llegó esa misma tarde, pasadas las ocho y media, con la comparecencia del Ministro de Sanidad, Salvador Illa, que trató de enmendar el error. Ayer se publicó la orden en el Boletín Oficial. Y hoy casi 700.000 niños menores de 14 años saldrán a la calle en la Comunitat después de cumplir 43 días de encierro.

Una hora diaria de paseo, sin sobrepasar el kilómetro de distancia desde sus casas. Es lo establecido por el Gobierno que en el BOE reconoce que el confinamiento «ha alterado su rutina de vida» por lo que podría conllevar «aspectos negativos en su salud».

Cloe y Bastian. Muy activos, ya lo han probado todo contra el aburrimiento del encierro. LP

Los parques infantiles seguirán cerrados y los niños no podrán relacionarse entre sí. Pero ven el cambio con mejores ojos. A Luis le parece «más divertido que quedarse en casa», están conformes. Pero, ¿qué pedirían?: «Que me dejen salir una hora más», espeta Luis después de dudar por un momento.

Los paseos autorizados que empiezan hoy se hacen bajo la responsabilidad de un adulto, mayor de edad, que conviva en la misma casa que el niño. No debe ser necesariamente su tutor legal, aunque, «cuando sea una persona diferente de los progenitores o tutores legales deberá contar con una autorización previa de estos».

Los padres no dudan en hacer coincidir sus paseos con familiares o amigos, aunque deban mantener una distancia de dos metros con ellos. Dicen que sus hijos lo necesitan y así lo confirma María, de siete años:«Es que en casa siempre veo a las mismas personas». Ella es obediente y por eso cuando salga de casa hará «lo que se pueda hacer», dice.

Lo que no puede hacer María ni ningún otro menor de 14 años, es ir a las zonas de recreo infantil a las que solía ir antes. Eso sí, puede pasear por «espacios naturales y zonas verdes autorizadas», que estén a menos de un kilómetro de su casa, tal y como se reconoce en la orden. Esto incluye las playas. En la ciudad de Valencia el Ayuntamiento abre a partir de hoy los jardines y parques ajardinados, pero los cerrará si ve riesgo para la salud. Por tanto, el Servicio de Playas de la ciudad tampoco se opone a su uso.

Cloe y Bastian practicaban taekwondo y patinaje. Hasta hoy, han estado confinados en 100 metros cuadrados, junto a sus padres y su perra. «Son muy movidos, no paran», dice su madre que les ha visto saltar en las camas, hacer circuitos de carreras, jugar al hockey y hasta subirse a una bicicleta estática que ella misma les fabricó. Ahora, podrán salir a la calle en bicicleta o en patinete según confirma Delegación del Gobierno, aunque no esté recogido en el BOE.

Se adaptaron rápido a la situación pero echan de menos el colegio, a sus amigos y a la vida que tenían antes del encierro. Y les pasa factura, como a Bastian. Él siente la rabia como cualquier adulto, es más sensible a lo que ocurre pese a su corta edad, cinco años. A Bastian a veces le invade la frustración y amenaza con pegarle al virus. Otras veces, es la tristeza, y le entran ganas de llorar, aunque no sepa muy bien el por qué.

Sofía crece junto a Victoria y aunque aún son muy dependientes, aprenden a cuidarse la una a la otra. LP

Escucharles y observarles, para entender sus necesidades, es lo que recomienda Alicia Grau, presidenta de la Asociación de Familias Numerosas, 'Más de dos'. «No hay que forzarles ni obligarles, habrá niños que lo necesiten más que otros», explica.

Pero algunos padres se muestran preocupados. «En enero empezó el cole, tiene un año y medio y se adaptó muy bien, ahora está encerrada y para mi es duro por ella, porque pienso que no es bueno para ella, que le perjudica», dice Pablo preocupado. Es padre de dos niñas pequeñas, Victoria y Sofía. «La mayor no para, tiene días en los que está muy nerviosa, no sale ni ve a otros niños ni a otras personas y eso me preocupa», reconoce. Cree que la salida de los niños se debería de haber sido antes. «No veo el problema, nosotros vivimos en Gandía y la situación es muy diferente, está mucho más tranquilo aquí, no tenemos tantos casos», argumenta.

Sin embargo, algunos expertos no ven probable que el confinamiento les afecte a los más pequeños. «Por el tiempo que llevan confinados no se van a dar problemas de aprendizaje o psicológicos que duren mucho tiempo», asegura Enrique Castillejo, presidente del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunitat. Aunque, según el Ministerio de Sanidad, podría acarrearles «irritabilidad o apatía».

Los niños podrían ser el vehículo de contagio más rápido. Y las medidas de protección y prevención son necesarias. El Gobierno no obliga a llevar mascarillas ni guantes. Los expertos, por su parte las recomiendan, pero no aquellos que tengan menos de un año. Luis Blesa, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, también explica que no es recomendable que lleven guantes porque «pueden dar una sensación de falsa seguridad: tocan las cosas con más libertad y luego se tocan la cara». Por su parte, Castillejo, comenta que es conveniente «ser firmes con los niños pero no gritar ni amenazar» a la hora de explicar qué pueden hacer o qué no en la calle. No es recomendable, dice, frases como «si te portas mal no volveremos a salir» o «si vas a los columpios te pondrás malo». Además, hace hincapié en educar a los niños en lavarse las manos y la cara antes de salir de casa y al llegar, así como en otras medidas de seguridad e higiene como la desinfección de los juguetes con los que salgan a dar el paseo.

Por ahora, sólo queda pendiente la regulación de la salida de los menores de centros tutelados, que el Gobierno deja en manos de las autonomías. Desde la Conselleria de Sanidad confirmaron que hoy empezarían a trabajar en una regulación única.

«Queremos que abran el cole aunque sea un día a la semana»

Sara y María | 11 años

«Mis padres se van a trabajar y nos pasamos todas las mañanas solas, y si no estuviera mi hermana no podría jugar a nada», dice Sara a través del teléfono. Le escuchan su madre y su melliza María, que lo confirman. Como ellas, muchos niños han estado algo solos durante la cuarentena. Ellas han podido escapar del aburrimiento juntas. Aún así, las horas pasan despacio. «Es un poco aburrido, no sabemos qué hacer en algunos momento, cuando acabamos los deberes», comenta María.

Hoy podrán salir por primera vez a la calle. Pero no es suficiente: «Quiero ver a la gente, en la vida normal y no por una videollamada», añade María. Esta última semana se dieron cuenta; pasan al instituto sin volver al colegio: «Me gustaría despedirme y que abran el cole aunque sea un día a la semana», insisten.

«Estar en casa es un poco estresante pero tengo a mis hermanos»

Luis, Marta y Belén | 8, 10 y 11 años

Luis, Marta y Belén son los pequeños de una familia de diez. Los ocho hermanos volvieron a vivir juntos cuando se decretó el estado de alarma. Las cuatro mayores estudian fuera y nunca habían pasado tanto tiempo conviviendo todos. Ahora lo hacen casi todo juntos y se conocen mucho mejor. «No puedo hacer tantas cosas en casa, como jugar a fútbol pero ahora hago deporte con mis hermanos», dice Luis, el más pequeño. Marta y Belén tienen apenas un año de diferencia, son uña y carne. Expertas en la red social que es tendencia en este encierro, 'TikTok', así se entretienen: «Grabamos vídeos divertidos, bailamos, aunque echo de menos a mis amigas», comenta Marta. Mientras Belén se muestra preocupada por el cambio en la evaluación del curso. Aunque la logística de la casa sigue siendo lo más complicado para sus padres, la familia al completo está llevando bien la convivencia, incluso los pequeños agradecen tener a sus hermanos. Aún así Luis dice que echa de menos la calle y que «estar en casa es un poco estresante».

«Acostumbrada a no parar, necesita salir, sólo come y duerme»

Victoria | Siete meses

Antes del confinamiento Victoria confiesa que no paraba por casa. «Estábamos acostumbradas las dos a estar siempre en la calle, con gente, con niños, ahora está entre cuatro paredes, sólo come y duerme», reconoce la madre que el encierro está siendo duro hasta para ella. «A veces se llega a un estado de irritabilidad, que se lo transmito a ella. Yo voy a ser de las primeras en salir a la calle para poder respirar y mirar a lo lejos. No necesitamos desfogarnos, ni saltar ni correr, como otros niños pero sí mirar con distancia», relata Victoria. Su madre se mudó con ellas en cuanto se decretó el estado de alarma para evitar llevar al bebé al supermercado o al banco. «No dejan de ser lugares de riesgo, pero creo que salir a la calle como lo haremos ahora se podría haber hecho mucho antes con los niños, la clave está en la precaución y en seguir las normas sobre la distancia», explica. Ella hoy piensa disfrutar en cualquier rincón al sol junto a su hija.

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