Más de 900.000 valencianos, sin dosis de recuerdo de la vacuna contra el Covid

En concreto, según los últimos datos difundidos por el Ministerio de Sanidad, la inoculación del tercer pinchazo es mayoritario entre los mayores de 70 años (con casi el 94% de este grupo etario) y entre aquellos que se encuentran entre los 60 y los 69 años (96,5%). Sin embargo, los porcentajes empiezan a bajar a partir de los menores de 60 (el 83,6%). El primer escalón se encuentra en aquellos que tienen entre 40 y 49 años, con un 70% de inoculación de esa dosis de refuerzo (más de 230.000 la tienen pendientes); y a partir de ahí la aceptación es mucho menor. Apenas el 56% de los treintañeros la han recibido (232.000 pendientes) y poco más de la mitad de los veinteañeros (con 216.000 sin el tercer pinchazo). Los jóvenes de 18 y 19 años, con el 50,7% con el tercer pinchazo, cierran el ranking.

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Juan Antonio Sanz, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, señala que ha habido «un decaimiento del interés» porque, especialmente entre los menores de 40 años, «no creen que sean ellos que les haga falta. Han visto que la enfermedad va evolucionando a una menor gravedad y desarrollan cuadros leves. Los medios difunden que las variantes actuales escapan un poco al efecto de las vacunas y muchos ya han pasado el Covid y tienen inmunidad natural, por lo que ven poca necesidad de vacunarse. Lo viven como un catarro o gripe y hay cierta desconfianza», apunta, para indicar que probablemente estén esperando a las vacunas adaptadas a las nuevas variantes ya que «la percepción es que estamos vacunando con una vacuna no demasiado actualizada».

Por su parte, Teresa Pérez Gracia, catedrática de Microbiología de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH), indica que en estas franjas etarias (menores de 40) ha habido un gran número de contagios, por lo que, junto con las dos dosis, «consideran que ya se han inmunizado y realmente es así, porque la inmunidad en ellos, que han pasado una, dos o tres veces la enfermedad, es mayor». «Las campañas del Gobierno tampoco han sido agresivas en ese sentido y con las nuevas variantes quizá estas dosis de recuerdo a la población más mayor sí que era importante llegar, pero en los jóvenes, como se estaban infectando, no tenía mucho sentido», agrega.

Pérez Gracia cree que ahora «deberíamos dedicarnos a hacer estudios de inmunidad celular y no vacunar a lo loco», y agrega que en otoño «se espera que la vacuna esté adaptada frente a las nuevas variantes», dosis especialmente útiles para los mayores que han perdido inmunidad.

Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Salud Pública y Medicina Preventiva en la Universidad Europea de Valencia, cree que este rechazo por parte de la juventud «viene debido a una posible visibilidad de la falta de eficacia en cuanto la vacuna pueda prevenir de contraer la enfermedad», aunque «esta dosis de recuerdo sí que es necesaria porque ayuda a prevenir que la infección no se produzca con una sintomatología grave». También contribuye a ello que, a la hora de viajar, algunos países no la requieran para cruzar sus fronteras y los «efectos adversos» que les haya provocado la inoculación de dosis anteriores.