La historia de los notarios de Paterna ha tenido un aciago desenlace. El suceso generó en su día una enorme repercusión por las sorprendentes ... e insólitas circunstancias alrededor de este intento de asesinato.
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Por un lado, la profesión del autor y de la víctima, dos notarios que compartían despacho, con un excelente nivel de vida y amplio bagaje cultural. Por otro, por el momento elegido para cometer el crimen: mientras uno le mostraba a otro un valioso libro de coleccionista. Y ya por último, por el arma empleada: una enorme llave de grifa.
Antonio V. fue el notario que sufrió el ataque por parte de su compañero de despacho. Recientemente, en su nueva notaría –se marchó a Catarroja tras dejar la oficina de Paterna tras este suceso– saltó la alarma. El notario no acudió a trabajar a su puesto y no había contactado con sus compañeros para advertir del retraso.
Finalmente, la peor noticia se confirmó: Antonio se había quitado la vida. No había duda de sus intenciones ya que también había dejado una carta a modo de despedida. Otra misiva -se desconoce si con idéntico contenido- fue enviada a otros familiares del profesional.
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La noticia sorprendió, como no puede ser de otra forma, a sus amigos y conocidos. Desde su entorno desvinculan la trágica decisión del suceso que marcó su vida hace ahora casi una década. De hecho, aquello lo daban por superado. El condenado Gabriel D. ya estaba fuera de prisión. El Tribunal Supremo rebajó de siete años y medio a algo más de tres la condena y tras ingresar en una penitenciaría no tardó en recuperar paulatinamente su libertad.
No son perfiles que den problemas en la cárcel. El condenado aún tenía en vigor una orden de alejamiento respecto de su compañero. Gabriel rehizo su vida en Paterna e incluso abrió otro despacho en la localidad. Pero entre ellos, después de la supuesta etapa de tensión que desembocó en aquel crimen frustrado, no hubo más contacto.
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Antonio siguió con su vida. Un hombre de una refinada cultura, gran conversador y aficionado a la buena mesa, según sus allegados. Pero en los últimos tiempos había recibido algunas noticias que, sin duda, dañaron su estado de ánimo. Algunas relacionadas directamente con su salud y otras con la de un familiar cercano.
El suicidio es un inmenso problema. Cada día once españoles se quitan la vida. Se trata de la principal causa de muerte no natural desde hace una década. Existe un teléfono, el 024, para despejar el tabú que rodea este tipo de comportamientos y ayudar a las personas en dificultades. El servicio está gestionado por la Cruz Roja. El teléfono se caracteriza por su confidencialidad, accesibilidad e inmediatez en la respuesta. Funciona las 24 horas los siete días de la semana. Se puso en marcha el pasado mes de mayo.
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