«No me acordaba de la cara de algunos compañeros»

valencia. El cambio ha servido para relajar el corsé del protocolo en los patios de los colegios. Aunque no fue la tónica general en las primeras horas de vigencia sí se vieron caras descubiertas y cambios de actitud. Por ejemplo los maestros ya no iban detrás de los alumnos con la protección mal colocada.

El diagnóstico es compartido entre los docentes y directores consultados: la costumbre pesó más. «Llevan año y medio usándola continuamente, es algo espontáneo. Se han acostumbrado», explicó el director de un concertado de Valencia, que matizó que hubo algo más de flexibilidad en la ESO y Bachillerato.

En el colegio Rivas Luna de L'Eliana la situación fue similar. Antes de bajar a los patios los docentes recordaron a los alumnos que terminaba la obligatoriedad, aunque no significaba que había que quitársela.

«Me siento más yo y se respira mejor», decía Samuel junto a varios compañeros de su clase de Primaria. «Puedo ver las caras de mis amigos, de algunas no me acordaba», aseguraban Andrea y Claudia mientras que Mafalda se refería a «la comodidad» y Tono a que ya no le cuesta respirar cuando corre.

En el patio de Secundaria se escuchó alguna voz crítica. «El virus sigue aquí. Lo vería bien si todos respetáramos la distancia, pero no es así», terció Mireia, de 3º de la ESO. Cerca charlaban Diana y Mónica, de 4º. «Estábamos todos un poco cohibidos, era un agobio estar con la mascarilla al aire libre», dijo la primera. «Nos han hecho un favor, como que somos más libres», sentenció la segunda.