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Parecía un día normal de caza. Era el día 20 de agosto cuando Toni Hernández, de 70 años de edad, salió a cobrar algunas piezas en Olocau para disfrutar de la media veda que comenzaba ese día.
Eran cerca de las seis de la tarde y Toni estaba en el monte cuando de repente apareció un joven sin camiseta chillando e increpándole con frases de que estaba harto de los cazadores. «Llegó como un loco dirigiéndose a mí y me cogió la escopeta», relata Toni Hernández. Entonces, empezó un forcejeo entre los dos para ver quien se quedaba con el arma. Al poco tiempo, Hernández se dio cuenta del riesgo que acarreaba porque la escopeta estaba cargada, no estaba puesto el seguro y se podía disparar accidentalmente.
«La solté y él se la quedó», continúa. El joven se alejó de él unos metros y empezó a correr. Ante esta situación, el cazador le advirtió que iba a llamar a la Policía. «En ese momento se giró y me encañonó. Estuvo así unos segundos. Se giró y se marchó corriendo con el arma», añade.
Es en ese momento cuando Toni Hernández llamó a la Guardia Civil y al guardia rural para denunciar los hechos . Allí acudieron y dieron una batida para localizar el arma sin resultado.
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El guardia rural señala que hicieron un reconocimiento para ver si conseguían localizar el arma pero sin resultado. «El cazador estaba muy sofocado. Le habían insultado y quitado el arma», afirma.
En compañía de la Guardia Civil recorrieron a pie los terrenos de alrededor durante casi tres horas. En esas, el agente rural señala que se cruzó con un coche blanco con varias personas en el interior y que iban buscando un perro que se había perdido. En principio, no le hizo mucho caso, pero un rato después lo encontró aparcado junto a una casa en medio del campo.
Al verlo, se acercó y vio que en el asiento del copiloto había una camiseta. «Eso me hizo sospechar y asocié este hecho con lo que me había dicho el cazador de que el atacante no llevaba camiseta», prosigue. De esta forma, avisó de nuevo a la paraje de la Guardia Civil que inspeccionaron los alrededores de la casa y encontraron el arma tres horas después de que fuera sustraída arrojada al pie de algarrobo. Además, detuvieron al activista como supuesto autor del robo y amenaza al cazador. «Estaba nervioso», aclara Dani.
El cazador tuvo que acudir a prestar declaración en el juzgado de Llíria, aunque antes lo hizo en la Guardia Civil.
La presidenta de la Federación de Caza, Lorena Martínez, ha señalado que no es la única agresión que se ha producido. «Hay muchos incidentes», ha aclarado y ha señalado que el cazador dispone de los servicios jurídicos de la entidad para hacerse cargo de sus intereses.
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