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Una mujer pasa por delante de la fachada de un negocio de apuestas deportivas. damián torres

«Me he gastado en casas de apuestas más de 80.000 euros en tres años»

Los expertos piden eliminar la publicidad de una actividad que dispara las adicciones: un afectado acumuló 270.000 euros de deuda en microcréditos

Daniel Guindo

Valencia

Martes, 19 de febrero 2019, 00:20

«Era verano, había terminado las pruebas de acceso a la universidad y estaba ocioso en casa. Por la noche, mientras leía la web de un periódico deportivo, saltó un banner de apuestas deportivas y cliqué. Ingresé 10 euros y los perdí. Me regalaron otros 20 y también los perdí. Al día siguiente metí los 1.000 euros que a mis 18 años tenía ahorrados y dejé de ser una persona funcional como lo era hasta ese momento». Antonio (nombre ficticio para preservar su intimidad) ya ha cumplido los 29, está casado y tiene un hijo de cuatro meses. Graduado en Matemáticas, este joven compagina su trabajo como docente con el estudio de su segundo máster. Sin embargo, este ilusionante proyecto vital cuenta con una importante rémora que trata de dejar atrás: una deuda de unos 270.000 euros propiciada por su adicción a las apuestas deportivas online y engordada por multitud de microcréditos abusivos que ha ido solicitando. «El hecho de ganar es la mentira que te dices a ti mismo, pero se trata de un sentimiento de impulsividad descontrolado que doblega tu voluntad», relata.

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Antonio y Julián Adictos al juego online y a las apuestas deportivas

La adicción al juego de Antonio fue creciendo. «Del banco llamaron a mis padres para comprobar si se había registrado algún tipo de usurpación de la identidad porque faltaban 6.000 euros. Y ese es el momento más duro del jugador, cuando tiene que hablar con sus familiares y contarles lo que ha hecho. Su reacción fue de incomprensión y preocupación, porque la situación familiar y personal a la que te arrastra el juego es límite. Intentamos solucionarlo con el apoyo de psicólogos, pero había mucho desconocimiento y la ayuda fue insuficiente. Además, el mecanismo de los microcréditos de las casas de apuestas evolucionaba más rápido que el conocimiento de la sociedad de esta problemática, una dificultad que van a tener nuestros hijos, porque el juego responsable es una mentira absoluta», advierte. Antonio hace unos dos meses que realizó su última apuesta y ahora trata de salir de este círculo vicioso con ayuda de los profesionales de la Fundación Patim, entidad especializada en adicciones, y de su familia, que limita su acceso al dinero, puesto que, según lamenta, «no hay un mecanismo legal que me defienda como jugador». «Ahora no llevo móvil y creo que ya hemos aprendido lo necesario para controlar la adicción, pero todos los días tengo un momento de ganas irrefrenables de apostar, pero como ya no tengo acceso al dinero puedo reconducir esa ansiedad hacia otras actividades», asegura.

Julián, de 39 años de edad, casado y con hijos, pasó por un trance parecido al de Antonio. La adicción a las apuestas le llevó a pedir un préstamo de 30.000 euros. «Me gustaba la posibilidad de conseguir dinero fácil, la sensación de riesgo, pero todo se complicó». Aunque «no era consciente de que tenía un problema», acudió a Patim empujado por su familia y compañeros de trabajo «después de que descubrieran que había usado dinero de la empresa para apostar».

Epidemia en cinco años

Tras esa primera terapia logró estar cuatro años sin jugar, pero finalmente recayó. «Cada vez gastaba más hasta que se convirtió en una barbaridad. Utilicé los ahorros, pedí préstamos al banco y dinero a familiares. Gasté alrededor de 80.000 euros en el juego en tres años. Podía hacer apuestas diarias de más de 1.500 euros. En 2016 volví a Patim y pasé un año engañando al terapeuta y a mi familia porque seguía jugando. El 18 de marzo de 2017 hice mi última apuesta. Hablé con mi familia y con el banco, me quité internet del móvil. Quería pelear para recuperar el bienestar que tenía y me puse barreras de control», resume, para subrayar: «las familias tienen que estar muy encima de lo que hacen sus hijos porque pronto nos daremos cuenta de la magnitud del problema, dentro de cinco años esto va a ser una epidemia».

Las frases

  • Antonio, adicto al juego online: «Es un sentimiento de impulsividad descontrolado que doblega tu voluntad»

  • Julián, ludópata de casas de apuestas: «Hay que vigilar a los hijos, dentro de cinco años esto va a ser una epidemia»

  • Paco lópez y Segarra, presidente de la Fundación Patim: «Hay que generar nuevas murallas éticas con la supervisión de los anuncios en los medios y la regulación de la cartelería»

  • Julio Abad, psicólogo: «Deben reconocer que tienen un problema, sacar a la luz las deudas y fijar un plan de control del dinero»

Precisamente para prevenir esta problemática, el presidente de la Fundación Patim, Paco López y Segarra, reclama que, al igual que ocurre con el tabaco o el alcohol de alta graduación, se prohiba la publicidad de las apuestas online. «El juego existe desde los romanos, pero ahora, con las tecnologías, puedes estar apostando con el móvil mientras hablas con alguien. Ya que se han roto las barreras de protección hay que generar nuevas murallas éticas con la eliminación de la publicidad en los medios y su regulación urbanística en relación a la cartelería», argumenta. «Los problemas con el juego ya suponen la segunda demanda en adicciones, sólo por detrás de la cocaína», añade.

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Julio Abad, psicólogo especialista en adicciones, resume a grandes los pasos a seguir ante estas situaciones. «Primero hay que reconocer que existe un problema y analizar cómo afecta a su vida, a su tiempo de ocio y a su economía. Segundo, si hay deudas, sacarlas a la luz porque intentar hacerles frente es lo que mantiene a la gente jugando y, por último, establecer un plan de control de estímulos y un modelo de gestión del dinero con la ayuda de sus familiares».

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