VICENTE LLADRÓ
VALENCIA.
Domingo, 17 de noviembre 2024
Agricultores y ganaderos afectados por la DANA pueden encontrarse con el problema de perder futuras ayudas de la PAC (las regulares de cada año) si no se tiene en consideración la adversa situación en la que se van a encontrar, con pérdida de producciones ... y, por consiguiente, de ingresos, lo cual se tiene en cuenta para los cálculos que dan derecho o no a percibir dichas subvenciones de Bruselas.
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Lo más normal, por pura lógica y sentido común, es que se corrija a tiempo el enrevesado laberinto que puede generar mayores dificultades, atendiendo a las declaraciones del conseller de Agricultura, Miguel Barrachina, y del ministro del ramo, Luis Planas, muy comprometidos en resolver todas las situaciones problemáticas, aportar soluciones con dinero y también facilitar cambios de reglas y hacer todo lo necesario para que no se generen obstáculos, precisamente cuando se trata justo de favorecer al máximo. Sin embargo, la espada de Damocles sigue ahí, porque ya se han dado bastantes casos similares en los que beneficiarios de la PAC han quedado perjudicados a la hora de la verdad, precisamente por unos cálculos que les dejan fuera de la calificación oficial de 'agricultores activos', que son los que tienen derecho a cobrar.
La normativa señala que tienen derecho a la PAC todos los titulares de explotaciones agrarias que anteriormente recibieran hasta 5.000 euros, o los que coticen a la Seguridad Social como autónomos por su actividad agraria, o aquellos que, sin ser cotizantes agrarios, porque compaginan otras ocupaciones por las que reciben sus salarios o beneficios, los ingresos netos correspondientes a su explotación agraria sean al menos un 25% de sus ingresos totales.
Esta regla del 25% es la que suele ser fuente de problemas, por lo que hay que estar atentos a que no los genere ahora en relación a las pérdidas por la DANA.
Se han dado casos en los que agricultores y ganaderos comprometidos con sus producciones y el futuro de sus explotaciones, se han embargado en costosas inversiones de reconversión, se han endeudado con préstamos y luego han visto que se quedaban sin derecho a la PAC porque la proporción de sus ingresos agrarios había caído por debajo del 25% de sus ingresos totales.
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Era lógico que tal caída ocurriera. Si la reconversión consiste, por ejemplo, en arrancar plantaciones viejas para replantar de nuevo y además poniendo variedades más modernas y prometedoras, con riego a goteo, etc., lo primero que pasa es que los primeros años no habrá producción en lo que se ha arrancado y replantado, o será escasa. Así que caerán los ingresos globales de la explotación; más aún si se han sufrido duras sequías, como es el caso de los últimos años, en los que se han reducido las producciones de muchos cultivos. Y encima, sin PAC.
Por tanto es de esperar que para este tipo de casos haya un tratamiento diferencial, ya que no es lo mismo que caigan los ingresos por desidia, inactividad, desconocimiento, etc. que por motivos de causa mayor. Si un agricultor o ganadero se empeña en seguir hacia adelante, se endeuda y reinvierte lo que gana en otras cosas, no está mostrando desgana o mala práctica, sino todo lo contrario, por lo que no merece el ostracismo.
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Pues bien, este tipo de casos va a presentarse de forma muy amplia entre los miles de afectados por las catastróficas riadas. Hay infinidad de agricultores no cotizantes de la Seguridad Social por la actividad agraria, porque compaginan otras ocupaciones o son personas jubiladas que mantienen contra viento y marea sus parcelas familiares de cultivo, que de repente se verán sin los ingresos de su explotación, arrasada por las aguas. Por tanto, no podrán cumplir lo del 25%. ¿Qué pasará? ¿Recibirán las ayudas que se están anunciando, para compensarles en parte lo perdido y tratar de afianzar su recuperación, pero luego les escamotearán la subvención de la PAC? No tendría sentido llegar a ese punto y seguro que no se permitirá que tal cosa pueda ocurrir, pero para ello hay que actuar a tiempo, tomar decisiones y convencer cuanto antes a quien sea en el laberinto de Bruselas.
En ello están, por ejemplo, los dirigentes de AVA-Asaja, que han viajado a la capital comunitaria para presentarle al futuro comisario de Agricultura, Cristophe Hansen, un amplio informe sobre lo que ha ocurrido aquí, las pérdidas enormes que representa para el campo valenciano y la necesidad de que se aporten también ayudas europeas para los damnificados agrarios que aseguren la reconstrucción.
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En dicho informe se plantea también que, además de aportar dinero (activar fondos de reserva de la PAC), se debe tener especial miramiento para modificar reglas de juego en diversos aspectos como el referido, llegando a establecer que ni siquiera quienes se hayan quedado sin su explotación, porque la riadas se le llevaron hasta la tierra vegetal o los animales, se queden sin percibir las ayudas de la PAC, porque les hará falta todo lo posible para poder recuperar su capacidad productiva.
Del mismo modo, AVA ha solicitado a Hansen que se suavicen al máximo las exigencias medioambientales que condicionan la PAC, porque, en las circunstancias actuales, muchos no las van a poder cumplir.
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