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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) y la Unió de Llauradors han solicitado al Ayuntamiento de Cullera la suspensión temporal de la caza en los arrozales hasta que se aclaren las responsabilidades de las quemas de la paja del arroz efectuadas de manera incontrolada y sin autorización. Estas incineraciones no estaban autorizadas y las entidades piden que se investiguen los hechos.
Los hechos ocurrieron el 13 de octubre, el día antes de que se abriera el periodo, y continuaron el 14. Al parecer algunos cazadores entraron en algunos campos y quemaron la paja para facilitar la caza. Ese precisamente soplaba poniente con lo que también se prohibían realizar estas incineraciones.
En un comunicado conjunto ambas entidades agrarias reprochan que el Ayuntamiento de Cullera publicara un bando para dar comienzo en la población a la quema de la paja el 13 de octubre; es decir, un día antes de que la Generalitat Valenciana iniciara el periodo autorizado para esta campaña en la mitad sur del parque natural de L'Albufera.
Según estas entidades, un grupo de cazadores de varias localidades inició una serie de incineraciones tanto esa misma tarde como el día siguiente, a pesar de que el sistema informático de la Conselleria advertía de unas rachas fuertes de viento de poniente y, por tanto, no permitía la quema para no causar molestias.
Algunos agricultores constataron que el fuego se «descontroló» durante varios días e incluso alcanzó la montaña de Cullera por tres puntos, lo que disparó el riesgo de incendio a niveles críticos y provocó una enorme humareda en las zonas próximas.
Los arroceros afectados, a pesar de pedir a los cazadores que frenaran el avance de las llamas y de alertar a las autoridades, según el comunicado, ahora pueden estar expuestos a importantes sanciones como la pérdida de las ayudas agroambientales del cultivo del arroz incluidas en la Política Agrícola Común (PAC)«.
AVA y la Unió considerarían totalmente injusto que se produjera esta situación y por ello estudiarían emprender acciones judiciales en caso de que los arroceros reciban por parte de la administración penalizaciones por una actuación imprudente cometida por otros.
Aunque cada año algunos cazadores salen a quemar la paja del arroz antes de que entren los propietarios de los campos para empezar la caza, denuncian que «lo de este año clama al cielo«, según el comunicado. »El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, siempre ha apoyado la quema de este residuo porque conoce los beneficios que esta práctica tiene sobre el cultivo y el lago, si bien el Ayuntamiento no debió adelantarse a la autorización de la Conselleria«, remarcaron ambas organizaciones.
Al «poner en peligro a todos», las dos entidades agrarias instan a Cullera a hacer pedagogía con los cazadores, para que comprendan que los propietarios de los campos son los que se deben encargar de la quema de la paja del arroz.
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