La Albufera de Valencia es uno de los espacios que está en riesgo de desaparición. Es una de las conclusiones del informe 'Crisis a ... Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral ante los riesgos de la emergencia climática' realizado por la organización ecologista Greenpeace.
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Según este informe, la playa de Moncofa se verá inundada en el plazo de seis años. En el caso del Marjal de Peñíscola, la inundación se producirá sólo en los escenarios de emisiones más desfavorables. El informe, que realiza una radiografía del estado de los más de 8.000 km de costa española ante las amenazas que vienen, señala otras seis zonas dela costa valenciana en riesgo: Prat de Cabanes-Torreblanca, la Albufera, la Marjal de Pego-Oliva, las Salinas de Santa-Pola, el Fondó d'Elx y las Salinas de Torrevieja y la Mata. El documento considera que su supervivencia es vital porque actúan como amortiguadores de los temporales y de las inundaciones provocadas por lluvias intensas.
La radiografía considera que la Albufera será uno de los puntos más afectados en sólo seis años. Se verá dañada junto a espacios como la Marjal dels Moros, Puçol, El Saler, El Perellonet, El Perelló, Tavernes de Valldigna y Gandia en Valencia; Moncofa, El Grao de Castellón, Nules, Xilxes y Els Estanys d'Almenara en Castellón y el Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva, Santa Pola y Torrevieja en Alicante.
El 64,8% de las playas de la costa valenciana han visto disminuir su extensión en la última década. La más afectada es la costa de Valencia, mientras que en Castellón solo el 18,8% está libre de afectaciones, y en Alicante el 43% de sus playas presentan un severo retroceso.
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El documento revela que «no hay región costera española -y la Comunitat Valencia no es una excepción- que no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, contaminación, la construcción de barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvíos de cauces fluviales».
Todas estas actuaciones, avisa la organización ecologista, han provocado «desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral».
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A todo ello hay que sumar el influjo del cambio climático: la subida del nivel del mar, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos (como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, huracanes, incendios e inundaciones), el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua.
La subida del nivel del mar, según las previsiones de la NASA, ocasionará la pérdida de playas en la totalidad del litoral. Cabe recordar que, según la regla de Bruun, de media se estima que por cada centímetro que suba el nivel del mar, la costa retrocederá un metro. La NASA ha estimado que, tras Barcelona y el Golfo de Cádiz, la costa valenciana será la más afectada.
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Así, Greenpeace asegura que, si no se frenan las emisiones de CO2 para 2030, el mar subirá 12 centímetros en el Golfo de Valencia, lo que supondrá que las playas pierdan una docena de metros de ancho.
Por otra parte, Greenpeace recalca que el agua más caliente se evapora más y esto provoca la formación de DANA y ciclones más potentes y peligrosos, aumentando los daños por inundaciones. En la costa de Alicante ya están identificados los tramos de costa en mayor situación de riesgo frente a los temporales: Guardamar, Santa Pola, El Pinet de Elche, la Playa de San Juan y de Muchavista, la zona de las Marinas y Les Deveses en Dénia.
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La organización ecologista advierte sobre el afán urbanizador. En este sentido, comentan que el anteproyecto de ley de Protección y Ordenación de la Costa Valenciana plantea acabar con la protección de las 7.500 hectáreas de costa que todavía permanecían sin urbanizar y rebajar de 1.000 a 500 metros la distancia a la línea de costa de la construcción de viviendas. Los planes de construcción, apuntan, «siguen tratando de llenar de cemento y ladrillo los pocos espacios que quedan sin urbanizar».
Varios de estos proyectos han sido denunciados ante la Comisión y el Parlamento Europeo recientemente, como el PAI de Cala Mosca (Orihuela), el PAI de la Serreta (La Nucia), el PAI Medina de Llíber en la Marina Alta (Alicante) o el PAI del Puig. (Ver información más detallada en el informe completo).
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Desde Greenpeace recalcan que esta «desprotección» afectará a los planes urbanísticos de Torreblanca Golf, Playa del Puig, Bega de Cullera, el Brosquil, Mareny de Tavernes, Rafelcaid en Gandia y Cala Mosca en Orihuela, que suponen la construcción de 18.000 nuevas viviendas en el litoral valenciano. Asimismo, resaltan que la turistificación también afecta a la ciudad de Valencia especialmente.
Para la organización, es «urgente» hacer frente a estos riesgos. En este punto, afirman que tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo. Cada nuevo temporal destruye las costosas intervenciones artificiales que no atienden a la raíz del problema. Sólo entre 2016 y 2020 se gastaron cerca de 60 millones de euros en la reposición artificial de arena en las playas.
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Igualmente, abogan por «poner coto a la turistificación masiva a través de medidas como la limitación de vuelos y cruceros, el establecimiento de tasas por pernocta que repercutan en la mejora de los servicios públicos y la regeneración de ecosistemas o la limitación de alojamientos turísticos y la participación ciudadana en la planificación turística».
También pide introducir las previsiones sobre el cambio climático en la planificación urbanística y de infraestructuras; impedir la construcción de infraestructuras y la urbanización que generen barreras artificiales; conservar y facilitar la expansión hacia el interior de marismas y humedales; revisar los deslindes (la delimitación) que determinan el dominio público marítimo-terrestre (100 metros en zona no urbanizable y 20 en zonas urbanizables), que constituye la zona mínima de protección frente a DANAS, temporales y la subida del nivel del mar; recuperar las zonas inundables y promover la investigación científica.
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