La 'perellonà', el esplendor de la Albufera

Con la llegada del otoño las labores agrícolas se interrumpen y es momento de cerrar las compuertas que regulan la salida al mar para que se inunden los campos. Una delgada lámina de agua, el 'lluent', cubre estos meses la Albufera que se convierte en el mayor lago natural de España con una superficie que ronda las 17.500 hectáreas.

Esta inundación «se ha hecho toda la vida», señala Alfredo Torres. Este agricultor y delegado de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) en El Perelló recuerda los campos inundados desde que tiene uso de razón. Es una costumbre que ha pasado de padres a hijos.

El nombre de la inundación, la 'perellonà', remite, como apunta Torres, a El Perelló, una localidad que nació a mediados del siglo XIX y en la que se encuentra una de las salidas de agua del lago. El proceso no se rige por fechas fijas, continúa Torres, ya que depende de la cantidad de agua disponible y este año las lluvias no han sido muy importantes con lo que ha habido un pequeño retraso.

La inundación se repite en primavera, después de la siembra, pero en ese momento la 'perellonà' es más corta, de apenas dos semanas. Ahora, se prolonga hasta febrero. Torres apunta que el primer día del año se abren las compuertas para que el agua vaya abandonando progresivamente los arrozales. Es 'l'aixugà', el proceso contrario por el que los campos se secan para trabajarlos.

Este año la inundación comenzó, según señala José Fortea, secretario de la Junta de Desagüe, a mediados de octubre en las zonas más altas del parque situadas en los términos municipales de Sollana y Sueca.

No en todo el lago la lámina de agua mantiene la misma profundidad. En la zona más baja del parque puede alcanzar el metro, como en El Mareny o El Perelló, mientras que en otros puntos apenas alcanza uno centímetros.

La 'perellonà' tiene efectos beneficiosos tanto de carácter medioambiental como agrícola. La inundación crea un hábitat muy apreciado por las aves. Es durante estos meses cuando se pueden observar en mayor número. Llegan del norte de Europa y algunas se quedan a pasar el invierno y otras prosiguen viaje hacia el sur.

La 'perellonà' es también muy beneficiosa para el campo. Permite que se recuperen nutrientes en el lago y prepara la tierra para la plantación del arroz.

La inundación de invierno crea uno de los paisajes más atractivos de la Albufera. Es uno de los mejores momentos del año para acercase y apreciar la belleza que adquiere el parque.

Los censos indican que en invierno se pueden encontrar entre 40.000 y 50.000 ejemplares en el parque. El collverd, también conocido como ánade real o azulón, es una de las aves más comunes y representativas de la Albufera. Muestra preferencia por aguas poco profundas y se le puede encontrar en humedales de todo tipo. Su mayor aporte alimentario lo componen las plantas acuáticas, aunque es omnívoro y también ingiere insectos, gusanos, moluscos o pequeños peces en las lagunas.

La época de apareamiento es en febrero y es cuando se puede observar el llamativo cortejo nupcial. Es un animal muy cotizado para los cazadores, lo que supone una amenaza para su preservación, según Seo Birdlife. Suele anidar generalmente en una depresión oculta entre la vegetación palustre o al amparo de algún matorral. La hembra coloca entre siete y trece huevos y el periodo de incubación se prolonga durante unos 28 días. Los pollos pueden nadar desde el primer momento.

El lago es un espacio donde se conservan tradiciones ancestrales. La presencia de pescadores en la Albufera está documentada desde tiempos de Jaime I. El monarca permitió esta práctica en 1250 a cambio de un quinto de las capturas. Desde entonces la tradición se transmite de generación en generación.

En la imagen se puede observar como un pescador maniobra para acercar su embarcación y recoger una de las redes que ha colocado en la laguna. Pese a su esplendor pasado, en la actualidad el valor económico de la actividad no es muy elevado. La calidad del agua y la escasa profundidad de las aguas dificultan el trabajo. Los problemas medioambientales, además, han afectado a la variedad de especies. La comunidad de pescadores cuenta con una lonja en la que pueden vender sus productos.

54 kilómetros de longitud tiene la Acequia Real del Júcar desde que toma las aguas en el azud de Antella hasta que desemboca en la acequia de Albal. Su origen se remonta a los años de Jaime I. El agua no llegó hasta l'Horta y Ribera Baixa hasta fines del siglo XVIII cuando bajo el impulso del duque de Híjar se construyeron las canalizaciones. El origen de la Albufera está ligada a este proyecto, ya que el aporte de agua dulce propició que el lago perdiera su carácter salobre.

El Racó de l'Olla es una zona deprimida en pleno parque natural. Allí se encuentra una reserva que tiene un alto valor ambiental y ornitológico gestionada por la Generalitat. Se extiende a lo largo de unas cincuenta hectáreas y en ella está el único centro de visitantes de la Albufera.

Los interesados pueden acercarse y visitar la exposición explicativa sobre el parque. Se admiten visitas concertadas. Uno de los puntos más atractivos es el mirador en el que se puede observar una visión panorámica de toda la Albufera.

También son accesibles distintos puntos habilitados para la observación de los pájaros que habitan en la reserva. Se puede recorrer una senda representativa en la que el visitante puede conocer una muestra de la biodiversidad del parque. Hay una zona restringida al público en la que se ha habilitado un espacio de refugio y nidificación de las aves.