Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
Profesionales educativos en el hospital de campaña, poco antes de la suspensión. Iván Arlandis

De la alegría a la inquietud en cuestión de minutos

Los vacunados comparten sus impresiones tras la suspensión del proceso con el fármaco de AstraZeneca. Pese a las dudas, destacan que volverían a ponérsela y que los efectos son soportables

Joaquín Batista

Valencia

Miércoles, 17 de marzo 2021

La suspensión de la vacunación con los viales de AstraZeneca ha hecho saltar por los aires el plan ideado por la Generalitat para avanzar en la inmunización del personal educativo, que era la prueba de fuego a nivel logístico para afrontar el proceso masivo que debía llegar de cara al verano.

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LAS PROVINCIAS ha querido pulsar las sensaciones de docentes y personal educativo que vivieron la crisis del lunes, con la apresurada paralización de las inyecciones tras la decisión del ministerio y las comunidades, así como de otros profesionales de grupos esenciales que recibieron las dosis de la farmacéutica.

Se pasó del entusiasmo, incluso alegría -al fin y al cabo se veía la luz al final de túnel- a la incertidumbre derivada de la medida adoptada. No tanto por los efectos graves y puntuales que se han descrito, sino por el retraso en la protección de un colectivo especialmente expuesto. Eso sí, el mensaje general es que pese a todo repetirían la vacunación. Y que las reacciones que se han producido en las primeras horas, aunque molestas, son soportables.

Elisabeth Fernández, monitora de comedor

«Volvería a vacunarme aún sabiendo lo ocurrido. Sin pensarlo. Creo que se han dado pocos casos de efectos secundarios como para rechazar esta oportunidad ante el riesgo que corremos a diario en nuestros puestos de trabajo», explica. «Hubo un poco de incertidumbre mientras hacíamos la cola -en el hospital de campaña- porque había rumores de que estaban reunidos para anular la vacunación, pero aún así se siguió adelante», añade. Y destaca la buena organización y la rapidez del proceso. «No he tenido dolor, más allá de algo de malestar en la zona», dice.

Laura García, monitora de comedor

Recibió la dosis justo antes de la paralización. «Me sentí muy insegura y con falta de información, y minutos antes de la inyección tuve ansiedad», explica. «Pero la vacuna me la iba a poner de todos modos, pues quiero pensar que es la única solución para terminar con esta pandemia», continúa, antes de alabar el trato de los profesionales sanitarios. «La vacuna no duele nada en el momento, pero al salir se me empezó a dormir el brazo. Por la noche tuve décimas de fiebre, me dolió la cabeza y me sentí muy cansada. Es soportable, pero resulta incómodo», concluye.

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Roli Ros, maestra de Primaria

Acudió a La Fe desde el colegio, y no sabía nada de la reunión del Consejo Interterritorial. Cuando empezó a comentarse la noticia la duda fue si acabarían con los que ya estaban citados por la tarde. «En principio la única incertidumbre que teníamos eran las reacciones tras la inyección, que si fiebre o escalofríos. Cuando la paralizaron pensé que había tenido suerte de estar ya vacunada, pero también me pregunté: ¿Y ahora qué? ¿Qué sucederá con los que se han quedado sin la dosis?», señala. «Si no nos vacunamos, por mucho miedo que tengamos, esto no va a acabar. Yo quiero, necesito, recuperar mi vida social». Ahora confía en saber más pronto que tarde cuándo se reanudará el proceso y le llegará la segunda dosis.

David Esteban, policía local

Le administraron la vacuna de AstraZeneca el día 4, dentro del grupo de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y personal de emergencias. «Me encuentro perfectamente, es cierto que aquel día y el siguiente me acosté con sensación de agujetas, y el dolor en el brazo me duró unos tres días. En el momento de la vacunación estaba animado, era como visualizar el fin de la pandemia. Me volvería a vacunar», responde. Respecto a la paralización, se muestra tranquilo, aunque reconoce «cierta incertidumbre». Entre sus compañeros se han dado diferentes reacciones, incluso le han llegado casos similares de conocidos a los que se les administró otra dosis. «Creo que es normal que se produzca alguna pequeña reacción», reflexiona.

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Belén Martínez, maestra de Primaria

Cuando salió del colegio supo que podía cancelarse la vacunación tras recibir el mensaje de una compañera. «Me dio un poco de ansiedad. Me había costado tomar la decisión. Con toda la información que había no me veía capacitada para tomarla yo misma, así que confié en los profesionales sanitarios y opté por vacunarme», señala. «Allí -en la cola- el nerviosismo era patente. Yo me quedé a punto de entrar. Por un lado sentí alivio, pero por otro le daba vueltas a la idea de que la medida se basaba en un criterio médico, pero antes todos los sanitarios recomendaban vacunarse. Había algo que no conseguía entender. La verdad es que no sé qué habría sido lo correcto. La situación es de incertidumbre total», dice, antes de reflexionar sobre el imprevisto que supuso en cuanto a las vacunas ya preparadas que se han perdido.

Sara Soler, monitora de comedor

«Sentí mucha ansiedad al sentir que no estábamos lo suficientemente informados y ya estaban corriendo los rumores (sobre la reunión)», comenta. «Aún así, con la tranquilidad que te trasladan los profesionales sanitarios y el pensamiento de que dentro de poco superaremos esta pandemia, me puse la dosis», añade. «Todo iba bien, no me dolió y estuve 15 minutos en una sala de espera por precaución, pero media hora después empecé a sentir cosquilleos en el brazo, sensación de náuseas y me picaba la zona donde me pusieron la vacuna. A media noche me notaba cansada y con dolores en el cuerpo, pero no he llegado a tener fiebre ni nada, más allá del cansancio. Esta mañana (por ayer) me he despertado bien. Espero y deseo más información y certezas sobre las próximas vacunas para todos», sentencia.

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Alejandra Ferrero, entrenadora de fútbol sala

Ejerce en un centro educativo y se quedó a las puertas de recibir la dosis. «Mi primera impresión al llegar al hospital de campaña fue una mezcla de sensaciones: de felicidad por ver que se acercaba el momento y de impresión por ver a tanta gente junta ya que desde hacía un año esto era algo impensable», relata.

Reconoce que la noticia «provocó cierto nerviosismo entre todos». «Había grupos que se negaban a recibir la vacuna por el miedo y la tensión del momento. Otros estaban dispuestos a vacunarse dijesen lo que dijesen, y eran mayoritarios. Una vez confirmada, se creó una situación bastante rara». «En el recinto no sabían nada y tenían orden de seguir. Me resultó impactante cómo se comunicaba la decisión (de frenar el plan), y salía gente vacunada sufriendo desmayos de los nervios», continúa. «Tengo intención de vacunarme con la dosis que sea. Es una noticia muy buena y debemos aprovechar la oportunidad para ir volviendo a la normalidad», sentencia.

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