La hostelería sufre en carne propia el aumento de los precio de la energía. A ello se le suma una cesta de la compra disparada y el potencial problema de desabastecimiento que se pueden generar por la guerra de Ucrania.
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«El gasto de luz ... y gas se ha disparado entre un 40 y un 50%», relata Alejandro Mengual, propietario del restaurante La Vid, en la calle Salas Quiroga, junto a la plaza Obispo Amigó. «Pasamos de pagar en invierno 800 euros de luz al mes a 1.540 euros en el último recibo», lamenta.
En cuanto al gas, «de unos 300 que pagábamos, a entre 400 y 500, según la actividad», apunta.
Hasta ahora Mengual no ha repercutido este incremento de costes en el precio de la carta. Pero se lo está pensando. «Al cliente hay que cuidarlo. Vamos a intentar repercutir ese aumento en el precio lo mínimo», afirma.
A esto se le une el incremento del precio de las materias primas, «un 20%, como en cada casa», relata. «El aceite de girasol está a 2,5 euros el litro, cuando lo pagábamos a 1,65. Nuestra freidora es de 25 litros y cambiamos el aceite cada semana».
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«Creíamos que iba a haber una desaleceración de la curva de la pandemia pero nos ha entrado otra curva, la de la aceleración de los precios», reflexiona.
Y se presenta otro problema. «El proveedor de huevos me dijo que sólo le queda grano para alimentar 15 días a sus gallinas. El cereal viene de Ucrania y no hay. La materia prima va a empezar a faltar. Y los proveedores advierten de la subida de precios».
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