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Alerta roja por las violaciones en manada

'Tetas y culos'. «Sólo con poner eso en un móvil, un niño de ocho años accede a vídeos sexuales». Fiscales, abogados y víctimas advierten: las agresiones sexuales en grupo van a más, con el porno como espoleta

Arturo Checa

Valencia

Domingo, 12 de noviembre 2023, 01:01

Noviembre de 2023. Una joven sufre una agresión sexual en manada junto a una discoteca de la Malvarrosa de Valencia. La Policía Nacional investiga ... hasta a seis chavales (uno de ellos menor) que habrían consumido 'gas de la risa' antes de los hechos. Mayo de 2022. Una menor de 13 años sufre una brutal violación a manos de un grupo de chavales en una casa abandonada de Burjassot. La chica había quedado con uno de los acusados por redes sociales y al presentarse en el lugar se le echó encima el grupo de violadores. Septiembre de 2019. Una joven de 18 años es violada por dos chavales en los baños de la discoteca Indiana de Valencia. Ambos quedaron finalmente absueltos al considerar la Audiencia que había habido un error en la identificación. La sentencia considera probado que fue forzada por cuatro hombres. Pero sigue sin haber rastro de ellos y no tienen castigo penal.

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Manada y violación son dos palabras que en los últimos años y meses van trágicamente de la mano. No sólo lo constatan las numerosas noticias que saltan a la palestra pública. «Las violaciones grupales están aumentando, y cada vez más con menores implicadas en ellas. Hay más menores que adultos implicados», señala una fiscal con más de tres décadas de experiencia en luchar contra los delitos de Violencia sobre la Mujer. «Antes no se veían tanto este tipo de delitos. Ahora muchos más, sobre todo con dos agresores. Yo no sabría concretar sí con mayor incidencia entre los menores que entre los mayores», apunta la fiscal de Menores, Consuelo Benavente.

«Hay un incremento en la comisión de estas agresiones sexuales, pero también constatamos que 0actualmente se denuncian mucho más. Antes existía un número oscuro muy alto, delitos que se producían pero no eran denunciados y, por tanto, ni se investigaban ni se condenaban», subraya Juan Molpeceres, abogado especializado en derecho penal y en derecho de menores, miembro de la sección de Infancia del Colegio de Abogados y asesor jurídico del equipo de Medidas Judiciales de media abierta de Menores del Ayuntamiento de Valencia. Y lo sufren también las víctimas. «Sí, constatamos un aumento sobre todo de las agresiones en grupo con gente cada vez más joven. Adolescentes», advierte Beatriz de Mergelina, psicóloga y responsable del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales (Cavas).

¿Por qué?

¿Qué está pasando? ¿Por qué nuestros adolescentes son cada vez más agresivos (los delitos como peleas o malos tratos familiares no dejan de aumentar en los últimos años) y se ven inmersos en violaciones grupales? la pornografía es la principal de las explicaciones que dan los expertos. «Es sin duda una de las causas. En los delitos vemos cómo llevan a cabo prácticas sexuales que copian del porno», apunta la fiscal de Menores. Y las violaciones han mutado. Ya no son tantas (aunque las sigue habiendo) los asaltos callejeros en los que un desconocido aborda a una mujer por la calle y la somete a tocamientos y otras vejaciones en un portal o en un rincón oscuro. El 'ambito conocido' es ahora el principal escenario de peligro. Ambientes festivos, como en el caso de la Malvarrosa o la Indiana. Con drogas en muchos de los casos.

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«No siempre tiene por qué haber sumisión química, que te echen algo en la bebida. Cuando alguien toma alcohol, se fuma unos porros y se hace unas rayas de cocaína», explica la psicóloga de Cavas. O metiéndose en la boca del lobo de la mano de alguien que acabas de conocer por las redes sociales, como en el caso de la manada de Burjassot. «Influye el uso exacerbado de la redes sociales, que convierte en fundamental el asumir un protagonismo y llamar la atención de los otros, incluso con conductas claramente disruptivas. Y ello hace que se cometan determinados hechos con la intención de subirlo a la red y generar expectación», es el dictamen que lanza el abogado Molpeceres y comprobado con su experiencia entre togas y estrados.

La pornografía se convierte en la letal espoleta de estas violaciones en manada. Los estudios dicen que los niños la ven ya con ocho años. No es un acceso masivo pero ya empiezan a conocerla. Y controlar esto se convierte en tarea casi imposible. «Influye mucho el acceso tan fácil a la pornografía. No vamos a renunciar a la tecnología, pero crees que el niño está viendo dibujos en el móvil, hasta que de repente le da por buscar en internet 'tetas' y 'culo', dos palabras que oye a diario medio en broma en clase o con sus amiguitos, y con eso ya le van a salir algunas fotos o vídeos de carácter sexual. No es que busquen vídeos porno expresamente, pero pinchando, pinchando, llegan», alerta Beatriz de Mergelina.

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«Aguantarlo todo»

Los adolescentes dan por asumida la 'cosificación' de la mujer. Y no sólo los chicos. También ellas, por la falta de límites. Por la ausencia de conocimiento de lo que pueden o no consentir a manos de un chico. La psicóloga de Cavas lo ha visto en proceso judiciales: «Entre los adolescentes se extiende la concepción de que en la cama uno puede hacer con el otro lo que le de la gana, que las chicas tienen que aguantarlo todo. En un juicio al que fui hace poco, una chica menor de edad decía que como el acusado, también menor, era su novio tenía que hacer lo que él quisiera. Era sufrir agresión sexual tras agresión. Teniendo que ir al médico y todo».

Molpeceres y Mergelina coinciden en cuál es el antídoto contra este mal: la educación sexual, «en las familias, en los centros educativos y en la sociedad», reclama la psicóloga. «A ello hay que unir el acceso indiscriminado e incontrolado a información desde muy pequeños, a través del móvil, internet y cualquier tipo de plataformas», incide el letrado penalista y experto en Menores.

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Las violaciones también han dejado de ser ya algo susceptible de ocurrir sólo en ambientes marginales o paseando por calles oscuras o poco transitadas. Entre los focos de las discotecas, los destellos de los teléfonos de alta gama y los brillos de los coches de lujo de 'papá'. Los acusados de clase 'pija' no son una anécdota en este tipo de delitos. Ocurrió en el caso de la Indiana y se ha repetido en la última violación grupal junto a la discoteca de la Malvarrosa.

Aquí y ahora

Los acusados han echado mano para su defensa del despacho de Juan Carlos Navarro, uno de los penalistas más afamados (y caros) de la Comunitat. Ni rastro del turno de oficio. Otra prueba de que muchos de estos delitos se fraguan en un ambiente acomodado. Seguramente de colegios caros. La prueba de que la educación es más cosa de implicación y de dedicación de las familias que de dinero.

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Molpeceres insiste en la clave: educación. «La educación sexual, la concienciación social, a través de campañas y de programas, específicamente dirigidos a los adolescentes, que capten su atención y les motiven, considero que es el reto que tenemos por delante». Los adolescentes siempre lo han querido todo 'aquí y ahora'. Si no se frustran y se impacientan. Siempre ha sido así. Pero en la sociedad de la inmediatez es todavía más acusado. «No hay una reflexión respecto al comportamiento, a la relación entre iguales, se tiende a la inmediatez. Y eso es una característica de la adolescencia que ha existido siempre, no es de ahora, pero es cierto que actualmente se agrava por la disposición de medios que facilitan estas situaciones», analiza el abogado.

Mergelina describe cómo la pornografía se instala demasiado pronto en las vidas de nuestros adolescentes. La imparable locura de hacerse mayor de manera acelerada. Sin los andamios de la personalidad para sustentar contenidos más adultos. Si a los ocho años muchos niños ya han visto vídeos porno, esta se vuelve «usual entre las chicas a los 16 años y entre los chavales a los 14». Y el perjuicio se acaba notando en las relaciones sexuales, sino también «en las afectivas y las sociales». La alerta de fiscales, letrados y asociaciones de víctimas llega cuando los delitos ya están en enjuiciamiento. Cuando no tienen ya solución. La misión de la administración y la sociedad es ponerles antes coto en hogares, aulas y calles.

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La manada de Burjassot, ante la petición fiscal de internamiento cerrado

Ante el juez. La instrucción por parte de la Fiscalía de Menores de la violación grupal que sufrió una niña de 13 años en una casa abandonada de Burjassot ha llegado a su punto final. El Ministerio Público pide una medida de internamiento en régimen cerrado (la mayor pena prevista por la Ley del Menor) para cuatro adolescentes, de entre 15 y 17 años, como autores del delito.

Tal y como han confirmado a LAS PROVINCIAS fuentes de la Fiscalía, el asunto ha sido remitido ya a un juzgado de Menores para que en breve se produzca la apertura de juicio. La violación se produjo en mayo de 2022. Instagram fue el escenario en el que la víctima y sus asaltantes se conocieron.

«Me sujetaron de piernas y brazos, me taparon la boca y me dieron bofetadas», fue el duro testimonio con el que la víctima habría señalado a los integrantes de la manada. Inicialmente la causa se seguía contra dos menores más pero acabó siendo retirada durante la instrucción. En el cruento escenario de la casa abandonada de Burjassot, entre pintadas y un colchón infecto encima del que fue forzada la niña, también sufrió abusos y vejaciones una menor de 12 años, amiga de la anterior, en cuya causa penal está inmerso un joven de 18 años.

La víctima manifestó a la Policía que entró en la casa en ruinas con su amiga después de que dos de los jóvenes las amenazaran, presuntamente, con meterlas a la fuerza, y que luego seis chicos la forzaron en el sótano tras quitarle la ropa, sujetarla de los brazos, piernas y cuello, propinarle bofetadas y taparle la boca para que no gritara.

La menor identificó plenamente a dos de los seis agresores a través de las fotografías que le mostró la Policía, y acompañó a los investigadores a la casa abandonada para indicarles el lugar donde la violaron, concretamente sobre un colchón mugriento en el suelo de una habitación.

Tras afirmar de forma explícita que no consintió ninguna relación sexual con los jóvenes detenidos, la niña aseguró también que ofreció resistencia en varios momentos. Según su versión, los dos primeros chicos la forzaron de forma individual y los otros cuatro agresores «intercambiaron sus posiciones» para sujetarla y violarla en grupo. La justicia dirimirá ahora el posible castigo para la manada.

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