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Profesores y alumnos en la entrada del instituto. IVÁN ARLANDIS

Con casco en el instituto

Profesores y alumnos del IES Abastos de Valencia protestan por el riesgo que provocan los desprendimientos de cascotes y las goteras: «Tememos que nos pueda caer encima un falso techo»

Joaquín Batista

Valencia

Viernes, 18 de noviembre 2022, 11:11

Profesores y alumnos del instituto Abastos de Valencia han acudido a clase este viernes con cascos de obra y chalecos amarillos para denunciar los ... desperfectos que presenta el centro, desde goteras y desprendimientos de falsos techos en el segundo piso hasta caídas de cascotes de la fachada, un problema que se viene arrastrando desde hace un mes y que se ha agravado tras el episodio de lluvias del pasado fin de semana.

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La acción simbólica ha estado acompañada de una concentración a las puertas del IES en la que han participado decenas de personas y en la que se ha reclamado una intervención urgente que permita garantizar la seguridad de la comunidad educativa, poniendo el acento en el riesgo que provoca la situación actual para el personal y el estudiantado.

«Hace aproximadamente un mes, durante el fin de semana, cayó un trozo importante de falso techo en una zona de paso del segundo piso que se ha mantenido cerrada, lo que complica los desplazamientos, y en los últimos días también ha sucedido en otras zonas, además de las goteras que han aparecido por las lluvias. Pero sobre todo nos preocupa que caiga algo encima de un alumno o del personal», explica Isabel Ribas, una de las jefas de estudio del centro, que escolariza a algo más de dos mil estudiantes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional.

De ahí que hayan decidido concentrarse para «presionar a la Conselleria de Educación y que se ponga una solución lo antes posible», añade, antes de explicar que aunque han acudido técnicos a revisar las instalaciones no han visto ningún movimiento que les haga pensar en una intervención inminente.

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Desde el hall de acceso, cubierto por el enorme tragaluz que corona el complejo de Abastos, se observan algunos de los desperfectos. Desde una cornisa dañada que ahora da cobijo a un nido de palomas hasta falsos techos de un corredor exterior en los que faltan varias placas. Los asistentes explican que fueron saneados por los bomberos, y que buena parte del problema se debe a que el agua se filtra entre las juntas de la cristalera.

Filtraciones de agua en un pasillo exterior. LP

La concentración se ha prolongado durante algo más de 15 minutos, llamando la atención de los curiosos que pasaban por la zona e incluso de los agentes de la comisaría de la Policía Nacional que también se ubica en el complejo del antiguo mercado. Alumnos y docentes han dado palmas y han coreado consignas como «Abastos dice basta». También se ha visto alguna pancarta, como la que portaban Alejandro Mora y Lucía Ausina. «Nuestra seguridad es lo primero», rezaba.

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«Nos sentimos inseguros, por eso hemos venido con cascos», explica el primero, estudiante de un ciclo formativo, antes de referirse a lo inaccesible del piso afectado y de explicar que algunos de sus compañeros se han visto en la tesitura de tener que estar en clase con goteras.

Educación prevé una intervención de urgencia para arreglar las claraboyas por donde se filtra el agua y sustituir los falsos techos

«No diría que tenemos miedo, pero sí genera inseguridad. Los profesores nos insisten en que no pasemos por las zonas afectadas porque se puede caer un trozo de techo. Aunque no lo hemos llegado a ver en directo (los desprendimientos) sí llama la atención el llegar al centro y encontrarte una zona cerrada y al personal limpiando los restos», añade la segunda.

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«En los días posteriores al fin de semana íbamos por el centro mirando hacia arriba», describe de manera gráfica Pepa, profesora de Filosofía, que pone el acento, además de en el riesgo, en las dificultades para desplazarse. «El instituto se ha convertido en un laberinto», ejemplifica, antes de reclamar una rápida solución. Su compañera Núria González, de Lengua Castellana, habla de «una situación seria» y advierte de que el agua filtrada ha llegado a afectar a los conductos eléctricos, con el consiguiente riesgo de accidente. «La sensación es de inseguridad, pues no sabemos si puede estar afectada la estructura o si se nos puede caer un techo encima», sentencia.

En las últimas semanas han sido numerosas las muestras de apoyo a las peticiones del centro. A nivel político lo han hecho los grupos municipales del PP y de Ciudadanos, y a nivel sindical las adhesiones han llegado desde la Federación de Enseñanza de CC. OO. PV y el área de Educación de UGT PV.

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En cuanto a la primera organización, a finales de octubre ya advirtió del riesgo que supone la caída de cascotes, y también se refirió a problemas de insalubridad en algunos espacios cerrados -aulas taller de tecnología, salón de actos, cafetería y departamentos didácticos- al no funcionar los sistemas de ventilación forzada.

Por su parte, la semana pasada UGT se hizo eco también de la inundación del patio central cubierto y de las filtraciones que se producían a través del tejado y las juntas de dilatación, reclamando tanto al Ayuntamiento como a la Conselleria de Educación una intervención inmediata para evitar riesgos.

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Obras previstas

El instituto comparte con la comisaría de la Policía Nacional y la piscina municipal el complejo arquitectónico del antiguo mercado de Abastos, que es un Bien de Relevancia Local y goza de protección patrimonial.

Según señalan desde la Conselleria de Educación, desde la dirección territorial se informó el jueves al equipo directivo de que se están planificando dos actuaciones en la parte de las instalaciones que ocupa el centro. La primera se tramitará por la vía de urgencia y consistirá «en la reparación de las claraboyas y los voladizos que están deteriorados, así como en la eliminación de las filtraciones y la sustitución del falso techo». La segunda, prevista para 2023, incluirá otras mejoras que se precisan.

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