Los alumnos de Segundo de Bachillerato de Paiporta «han vuelto a clase». Sí, sí, entrecomillado. Porque la realidad es que su situación está todavía muy lejos de ser una vuelta al instituto en condiciones. En una situación normal, los 160 alumnos de Segundo de Bachiller ... repartidos entre el IES La Senia y el IES Andreu Alfaro gozarían de las instalaciones pertinentes para preparar el importante curso que da acceso a la universidad. Sin embargo, la normalidad desapareció con la riada del 29 de octubre. Este martes, todos estos alumnos han sido reubicados en aulas del centro Andreu Alfaro, y su vuelta se ha visto marcada por protocolos de higiene, la presentación de un calendario progresivo, y sobre todo mucha emoción.
Publicidad
Decenas de familias del municipio se han manifestado este martes -y lo harán también el miércoles- porque tres semanas después de la riada ningún centro escolar de Paiporta ha podido abrir sus puertas. La prioridad se ha centrado en los alumnos de Segundo de Bachillerato, quienes tienen que enfrentarse a la selectividad a final de curso, y ya han perdido tres semanas de clase. «Ayer estos alumnos tuvieron una reunión en el Andreu Alfaro donde se les indicó que volverían parcialmente a clase en dichas instalaciones», explicaba Yolanda, madre de una alumna de este último curso. «A partir de ahora irán cuatro días a la semana, dos días irán tres horas y otros dos irán cuatro horas», explicaba.
Las matemáticas no fallan. Las clases para estos alumnos reducen considerablemente su horario. Además, en la vuelta al colegio de este martes, la primera hora se ha dedicado a realizar una asamblea de reencuentro, apoyo emocional y explicación de la situación. «La verdad es que la vuelta ha sido muy emocionante. Conocemos a los profesores de toda la vida. Volver a vernos todos y ver que estamos bien, abrazarnos, nos ha emocionado mucho a todos», ha destacado una joven alumna que salía de clase con sus amigas. En este sentido la conselleria de Educación ya se pronunció al respecto, informando a los centros que dieran prioridad a las asignaturas troncales.
Por otro lado, para asegurar que las clases se realizan con las mejores condiciones posibles de higiene, los alumnos acuden a clase con botas -debido al todavía mal aspecto que presentan las calles de Paiporta-, y deben llevar consigo zapatillas de recambio, para dejar las botas en el exterior de las instalaciones. Una vez están todos cambiados, ya pueden entrar en clase. «Que la situación para que nuestros hijos vayan a clase sea ésta es para no creérselo», comentaba Yolanda, que añadía, «su vuelta a las clases nos parece que ha sido lenta, se ha hecho tarde y mal».
Publicidad
Las condiciones para poder recibir las lecciones del profesorado no son nada fáciles. La mayoría de aulas habilitadas están orientadas a la calle Jaume I, convertida en una zona de paso para vehículos de emergencia y maquinaria de las Fuerzas Armadas. Mientras los alumnos daban clase, el paso de los vehículos hacía levantar el polvo de toda la avenida. Por otro lado, todos estos camiones y máquinas pitan cuando maniobran, por lo que el ambiente no era tranquilo, precisamente. La única posibilidad de soportar semejante trajín era cerrar las ventanas de las aulas.
A las dificultades que genera el caos del exterior, se añade también la incertidumbre en el calendario. «De momento este primer día hemos empezado un repaso de lo que habíamos dado hasta ahora, y el resto de la semana será así. Pero no tenemos ni idea de qué pasará la semana que viene, no nos han dicho ni el horario», comentaba resignada otra alumna recién salida de su «nuevo primer día». Con el horario reducido y en estas condiciones, madres como Yolanda esperan que haya refuerzo online de los contenidos: «Yo confío que les manden trabajos telemáticos, van a necesitar un refuerzo de los contenidos para no estar muy atrasados con el resto de alumnos que se presenten a la selectividad».
Publicidad
Noticia relacionada
Y es que, ni padres ni alumnos ven positiva la propuesta de la conselleria de Educación de realizar las pruebas de acceso a la universidad en julio, un mes más tarde que como estaban previstas. «Se les tiene que dar toda la materia que necesitan para ir preparados, no sé si retrasar la fecha es algo bueno o malo, porque se deben centrar los esfuerzos en darles una educación de calidad», comentaba Yolanda. Los alumnos, por su parte, tampoco están de acuerdo con Educación. «Retrasar un mes la fecha de la selectividad es estirar nuestra tortura. Deberían pensar medidas como la optatividad que se ofreció con el Covid. No nos parece justo para los alumnos afectados», sentenciaba un grupo de jóvenes de Paiporta.
Esa «optatividad» a la que se referían los alumnos venía a referenciar que en 2020 la selectividad aumentó el número de ejercicios propuestos para que los estudiantes tuvieran más flexibilidad, facilitando la selección de aquellos relacionados con contenidos que se pudieron dar mientras las clases fueron presenciales. En este caso, los alumnos de Paiporta defendían que con una mayor oferta de opciones, más posibilidades tendrán de contestar aquellas que hayan podido estudiar en las condiciones óptimas. Unas condiciones óptimas, que por desgracia, todavía no sabemos cuando podrán recuperar.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.