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Ángela Amador Romero
Domingo, 23 de julio 2023, 01:27
Una de cada tres personas padece amaxofobia, un tipo de trastorno que genera un miedo muy elevado ante la idea de conducir. Es el caso de Ana Romero, de 58 años, una mujer valenciana que cada vez que tiene que conducir sufre un gran nerviosismo, sudor en las manos y gran sensación de distracción. «Me saqué el carnet a los 35 años, no lo hice antes porque me daba mucho miedo, nunca he conducido más allá de mi pueblo. Me aterroriza pensar en tener que hacerlo por el centro de Valencia o por la autovía», afirma esta cocinera de profesión.
La amaxofobia no es un simple miedo a la conducción. Este temor provoca ansiedad, dolores estomacales o dificultad en la respiración. Solo la mención de subirse a un coche hace que quienes sufren este mal rompan a llorar.
«No todos los que la padecen se asustan en los mismos escenarios ya que algunos no consiguen pasar por túneles o se sienten incapaces de ir por autovía pero sí pueden conducir por ciudad, por lo que cada uno necesita un tratamiento especial», explica Miguel Juanes, director y profesor de la autoescuela Dummy.
Este temor lo presentan un 55% de mujeres y un 45% en los hombres, según la fundación Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), que ofreció cursos gratuitos durante la pandemia para combatir este problema. En la ciudad de Valencia hay varias autoescuelas que cuentan con profesorado que imparte cursos para erradicar la amaxofobia.
«En un año han llegado a asistir 50 personas a la autoescuela para recibir tratamiento, y el 80% de ellas lo han superado», asegura Juanes. La mayoría de las personas que lo sufren son mujeres de entre 30 a 50 años aproximadamente. El 60% de ellas, al asistir a la primera sesión y aplicar las técnicas que el profesor le ha entregado, vuelven a conducir de forma regular. Sin embargo, hay otras que necesitan más sesiones para curarse.
Las causas más comunes de la amaxofobia se deben a causas como accidentes de tráfico donde se ha desarrollado estrés post-traumático y la persona no se siente capaz de coger el coche. En otros casos, porque los conductores recibieron una formación deficiente o llevan un período largo de tiempo sin conducir. Otra de las razones por las que se manifiesta el trastorno es que una persona sufra de manera asidua ansiedad y ataques de pánico o que sea muy exigente consigo misma.
«He estado a punto de tener varios accidentes por colapsar al volante, he sentido temblor en las piernas y angustia yendo a 100 kilómetros por hora, y había momentos en que no sabía si iba a poder reaccionar», afirma Ana Romero.
Se debe realizar una distinción entre tres grupos de personas diferentes, según el Real Automóvil Club de España (RACE). En primer lugar, los que abandonan la conducción después de los dos primeros años en que obtienen el carnet de conducir, por otro lado, los conductores con experiencia que empiezan a sentir ansiedad y por último, aquellos que han sufrido una experiencia traumática.
Uno de los centros pioneros en tratar el miedo a la conducción es la autoescuela Dummy de Bunyol, que al margen de dar el servicio para obtener los diversos carnets de conducir, invierte en la formación de profesores para prevenir de este problema al alumnado o atender a conductores que ya lo sufren. El tratamiento consiste en la instrucción vial y la intervención psicológica.
Miguel Juanes, director y profesor del centro, afirma que «el problema de estas personas que acuden buscando ayuda no encuentran comprensión por parte de su familia o amigos, se sienten excluidas, como si únicamente sufrieran ellos este miedo».
La primera fase para abordarlo consiste en conocer la raíz del problema del alumno y qué es exactamente lo que le impide conducir. Se realizan entre una a tres sesiones para saber el nivel de habilidad al volante del sujeto.
La segunda fase empieza con la acción de un profesional especializado en amaxofobia que ayuda a comprender el origen del temor a través de la hipnosis y la programación neurolingüística, que se centra en identificar y usar modelos de pensamiento que influyen en el comportamiento de una persona para mejorar su calidad de vida recreando en el subconsciente diferentes situaciones que se pueden dar en la carretera para incrementar la sensación de control.
Y la última fase se basa en realizar diferentes clases para el alumno donde de forma progresiva, de menor a mayor dificultad, se vaya exponiendo a rutas, y supere finalmente este miedo.
La asociación valenciana de autoescuelas (AVAE) realiza también cursos para los alumnos que estén recibiendo las clases prácticas de conducir y cuando aparecen síntomas de amaxofobia lo tratan a través de la gestión emocional para intentar suprimirlo.
También pueden acudir a las autoescuelas especializadas, personas que hayan obtenido el permiso de conducción pero que no se sientan capaces de subir a un coche de nuevo.
El vicepresidente de AVAE, Manolo Cáceres, sugiere que «si hubiera mayor dificultad a la hora de aprobar el psicotécnico, las personas empezarían a conducir con las capacidades que se requieren». Y propone otro tipo de evaluación y un mayor filtro para las personas que empiezan a salir a carretera.
Otra solución que propone Manolo Cáceres es «aplicar una enseñanza de seguridad vial en los colegios abordando la gestión emocional y los estados de crisis porque esa es la base de una persona y de un buen conductor».
La amaxofobia es un trastorno desconocido para gran parte de la sociedad. Lo que empieza como una gran ilusión, obtener el carnet y conducir, se convierte en una limitación que genera ansiedad y mucho malestar para las personas que lo padecen.
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