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PACO MORENO
Jueves, 11 de junio 2020, 00:39
Durante los próximos 20 días, cualquiera que lo considere oportuno podrá acudir a la Tabacalera con cita previa para estudiar el proyecto de ampliación del Hospital Clínico de Valencia y presentar alegaciones. Un plazo breve para una iniciativa que se remonta a 2002, cuando la Generalitat intentó por primera vez la remodelación integral del edificio situado en Blasco Ibáñez añadiéndole la antigua Escuela Técnica de Agrícolas.
Ha llovido mucho desde entonces; la primera propuesta del anterior gobierno (120 camas, nueve quirófanos, etc.) no cuajó por la crisis económica de 2008 que desbarató todas las inversiones públicas y ahora llega el segundo intento, que se prevé hacer por fases durante una década y un presupuesto que rondará los 50 millones de euros.
Pero hasta ese momento queda mucho por hacer. La Generalitat se hizo con la parcela de la vieja escuela universitaria en 2017 por 14,1 millones de euros y un año después sacó a concurso el proyecto arquitectónico de la reforma, que se adjudicó la unión de las empresas AiC Equipo, Algescon Levante y FJ Jiménez Arquitectura.
El trabajo de estos es lo que se ha entregado al Ayuntamiento para conseguir la licencia ambiental, un permiso que incluye el de obras, precisaron fuentes municipales. Después de las alegaciones del público llegará el turno de los servicios del Consistorio, que chequearán las cientos de páginas del proyecto para darles el visto bueno.
A partir de ese momento, la Conselleria de Sanidad ya podrá sacar a concurso las obras y la dirección de las mismas. En la presentación de 2018 se estimó que en 2021 se haría el traslado de los primeros servicios al edificio de Agrícolas tras su rehabilitación, aunque es probable que todo se retrase unos meses debido a la crisis económica de la pandemia. El siguiente paso será la construcción de un edificio que recaerá a la calle Menéndez y Pelayo, donde hay unas naves.
Así hasta diez años después, cuando se produzca el último de los pasos a dar con la reforma del bloque de Cirugía y la ampliación de Urgencias. El inmueble estuvo ocupado ilegalmente durante meses en 2017 y se encuentra en un estado de conservación que necesita de una fuerte reforma. El aspecto general del diseño del arquitecto Fernando Moreno Barberá, con influencias de Le Corbusier como se indica en la documentación, se mantendrá incorporando criterios como sostenibilidad e integración en cuanto a las construcciones nuevas y al empleo de energías alternativas, así como la luminosidad del inmueble gracias a sus fachadas.
La primera fase habla de habilitar el inmueble para Consultas Externas, la Unidad de Documentación, el Servicio de Atención al Paciente, un salón de actos y una cafetería, entre otros módulos, junto a la conexión con el edificio de Materno Infantil.
El Ayuntamiento aprobará este viernes una modificación del Plan General con motivo de este proyecto, pero que servirá para otros edificios sanitarios y culturales, indicaron ayer fuentes de la concejalía de Desarrollo Urbano. Se trata de permitir los usos bajo la cota de la calle en sótanos, pensando por ejemplo en la instalación de quirófanos y servicios de Medicina Nuclear.
Desde el departamento dirigido por la vicealcaldesa Sandra Gómez señalaron que el Clínico aprovechará esta opción, gracias a la remodelación completa del jardín recayente a Blasco Ibáñez al rebajar el nivel del suelo. Podrá dar «solución de evacuación directa al exterior de los dos niveles inferiores (sótano y semisótano) contemplando dos escaleras de evacuación ascendentes». Este diseño servirá también para «iluminar y ventilar esos niveles inferiores a la planta baja de la pieza principal paralela a Blasco Ibáñez», de tal manera que permitirá la iluminación natural y generar «espacios exteriores para que las zonas de trabajo a la que sirven disfruten de vistas de elementos naturales, contribuyendo a la humanización de la arquitectura», añaden.
En la planta de sótano se plantea destinarla al área de Traumatología y la Unidad Enfermera de Úlceras y Heridas Complejas. También se habla de Cirugía Plástica y Dermatología, junto con Maxilofacial, Anestesia y Dermatología, entre otros usos.
En las plantas superiores, el proyecto indica que se destinará a Medicina Interna y Reumatología, junto al área de Cardiología y otras dependencias. En la primera planta, el departamento de Otorrinolaringología será uno de los mayores por las salas que ocuparán. En todo el inmueble habrá nivel de temperatura, humedad y ruidos para garantizar las exigencias sanitarias.
El Hospital Clínico de Valencia es el segundo centro sanitario con más población asignada de toda la Comunitat -más de 340.000 personas-, sólo superado por el General e, incluso, por encima de un centro sanitario de la envergadura de la Fe. Sin embargo, hace años que carece de espacio y capacidad para hacer frente a este elevado grado de actividad asistencial. El servicio de Urgencias, las salas de rehabilitación, las consultas externas o la prestigiosa planta de oncología necesitan muchos más metros, espacio que presumiblemente se ganará con la ampliación prevista -o, al menos, con el primer paso, que es el de trasladar las consultas externas a la antigua Escuela de Agrónomos-.
Y no sólo problemas de espacio. El centro sanitario ha sufrido también obras para eliminar el amianto de algunas de sus salas, constantes caídas en los equipos informáticos, problemas continuos con el sistema de climatización o equipos sanitarios que han estado meses averiados o que, directamente, están ya algo obsoletos.
El mobiliario es otro de los problemas que presenta, puesto que tiene una gran cantidad de camas viejas y, según confirman fuentes sanitarias, siguen sin llegar las nuevas que se han adquirido. Además del estado de este mobiliario, incrementar la cantidad de camas también contribuiría a reducir las actuales listas de espera quirúrgicas que presenta el centro, con más de 4.300 pacientes a la espera de pasar por el quirófano.
«Hay muchas zonas en el hospital Clínico que no disponen de luz natural ni de ventilación, la entrada del hospital maternal es lamentable y hay que descargar todas las consultas externas y los laboratorios al nuevo edificio. El servicio de microbiología aún está en el edificio de la facultad de Medicina, al igual que el de anatomía patológica. La unidad de Rehabilitación cuenta con pasillos que no tienen más de un metro y medio y el gimnasio es excesivamente pequeño. El servicio de personal está en los sótanos del hospital, al igual que el servicio de prevención y los despachos de los sindicatos», agregan desde el Sindicato Médico.
Esta remodelación surge después de que el centro sanitario acumule más de una década de deficiencias.
El pasado año, por ejemplo, el sindicato CSIF denunciaba que el primer sótano del hospital se había convertido en un «vertedero», donde se acumulaban camas y todo tipo de mobiliario en desuso mientras los desconchones en la pared es una constante.
Unos meses antes, la avería de una máquina de radiografía obligaba a derivar a unos quince pacientes al día a otros hospitales para someterse a las pruebas; dispositivo que llevaba sin funcionar desde prácticamente un año antes.
Los fallos informáticos también han generado algún problema que otro. La caída del sistema ha llegado a colapsar, en alguna ocasión, el recinto hospitalario, que sufre continuas averías en la red.
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