Las andanzas de 'Lord 16', el grafitero del Carmen que pinta árboles y ataca patrimonio

A los pies de las Torres de Serranos se extiende la jungla grafitera. En el laberíntico despliegue de calles del barrio del Carmen, las paredes se convierten en museos callejeros. También en un lugar para la transgresión. Entre monstruos de boca azul que devoran turistas al lado de mensajes como 'fouck the tourism'. Bajo la mirada de una joven de rostro angelical que parece que quiere salirse de su muro de la calle Padre Tosca y gritar el lema que preside sus vivos colores: «Hoy no me quiero morir». Es el paraíso de los grafiteros. Su hábitat natural. Y el lugar en el que también campa 'Lord 16'.

«Nadie sabe quién es. No se exhibe en redes sociales ni sube nada a Instagram o TikTok. Sobre todo porque esta gente sabe que la policía anda tras ellos. Pero lo suyo no es el arte. Lo suyo es dejar su firma. Marcar el territorio». César Guardeño, presidente del Círculo por la defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, traza ligeramente la brumosa personalidad del misterioso personaje. Alguien que ha salido a la luz precisamente porque él ha buscado notoriedad, el principal alimento de que se alimentan los grafiteros.

Suya es la pintada con su firma que ha aparecido en el ficus envenenado más de una veintena de veces en la plaza de España de Valencia. No sólo eso. Otro árbol de la misma especie, situado no muy lejos, en la vecina calle Cervantes, también luce en su tronco la marca de guerra de 'Lord'. Y otro árbol ha sufrido idéntica suerte en la no alejada Guillem de Castro.

¿Es 'Lord 16' el autor también de las perforaciones en los árboles para meter herbicida? Eso es algo que deberá determinar la investigación policial. Lo cierto es que el grafitero ha aprovechado el foco público colocado en los ficus castigados para lanzar también su firma.

En realidad él no es un grafitero. Lo suyo no son los esprays de colores. Su herramienta de guerra es simplemente un aerosol negro con el que trazar las cinco letras y los dos números de su 'tag'. Él es un 'tagger', del inglés 'tag' (etiqueta), alguien que se dedica a estampar su seudónimo por las paredes de Ciutat Vella.

Y es a espaldas de las Torres de Serranos, entre los giros y esquinas cerradas de las calles Palomino, Padre Tosca o la plaza del Ángel, donde reina 'Lord 16'. Allí ha estampado su firma hasta en seis puntos. Algunos incluso con mensajes intimidantes a otros grafiteros que osan pintar sobre él o invadir su 'territorio'.

El término 'Toy', tachado, es el código que utilizan para 'insultar' a otros amantes de los muros callejeros. «Es su manera de decirle al otro que 'de qué va'. Toy es 'toyaco'. O lo que es lo mismo, niñato. Es su manera de insultarse», explica el responsable del Círculo por la Defensa del Patrimonio.

Su aparición en los árboles del barrio de la Roqueta y en los muros del Carmen no supone la primera salida a escena del 'tagger'. «Su firma también apareció en algunos palacetes del centro, en el entorno de la calle Caballeros. Incluso en las Covetes de los Santos Juanes, en una de las portadas tapiadas», explica Guardeño, dos elementos protegidos por su valor patrimonial en el centro de la ciudad. Incluso ha dejado su impronta en la lejana Torre Miramar, el rocodromo nonato que soñó el exalcalde Ribó en el olvidado mirador del norte de Valencia y convertido en idílico escenario para grafiteros, botellones y montañas de basura.

En el Carmen nadie lo conoce. Dos camareros colocan a primera hora de este viernes las mesas en dos restaurantes de la calle Palominos. «Ni idea, a saber, pues no hay gene rara por aquí», explica uno de ellos al ser preguntado por la pintada de 'Lord'. Al lado de ella se lee 'Gora teta'. Y otro eslogan en defensa del arte callejero: «Art is not a crime». Es el corazón del grafitero barrio del Carmen, los dominios en los que 'Lord 16' 'tagea' su apodo, pintarrajea otros grafitis y, desde hace algún tiempo, asedia también los ficus y otros árboles de Valencia. Una extraña costumbre que es de todo menos arte.

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