Pilar familiar y referente de la estética

La pérdida de un ser querido es siempre algo irreparable. Despedirse de alguien a quien quieres en plena pandemia del coronavirus es un proceso doloroso, ya que en muchos casos se hace a distancia, y lo es más aún cuando toca decir adiós a alguien rebosante de vida y que aún tenía muchos proyectos por delante. Este es el caso de Ángela Rueda, una mujer de tan solo 58 años.

El Covid-19 terminó con la vida de Ángela el pasado 31 de marzo y su familia no pudo ni despedirse. Sus hijas y su nieto, a los que tanto quería, vivieron un doloroso duelo pero, pese a todo, tienen claro que siempre recordaran «al pilar de la familia», esa mujer que también perdió joven a su madre y que luchó para dar lo mejor a su entorno. «Decir que era una gran madre es quedarse corta», rememoran sus hijas, que aseguran que «era de esas personas especiales que no pasan por la vida de puntillas, pisan fuerte y dejan huella en los demás».

Los que más la conocían la definen como una mujer pasional pero también bondadosa y muy generosa. Era una persona que pensaba en los demás antes que en ella misma, que siempre estaba disponible para dar un consejo cuando más lo necesitabas y apoyaba a sus seres queridos en los momentos duros.

Su nombre también está ligado al mundo de la belleza. Propietaria del centro de un centro de estética avanzada en Valencia, desde joven decidió emprender para encontrar un hueco en el sector y poco a poco se fue convirtiendo en un referente hasta el punto de aparecer como un ejemplo en varias publicaciones especializadas.

Según sus hijas, que toman ahora las rienda de la empresa como hubiera querido su madre, Ángela no tenía una fórmula secreta sino que alcanzó el éxito con esfuerzo y pasión por un trabajo del que siempre hablaba orgullosa.

En las redes sociales de la empresa, son muchos los amigos y conocidos que han querido despedirse de una mujer cuyo recuerdo continuará vivo en su familia, que tiene claro que Ángela, desde la distancia, les continuará guiando.