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Miguel Ángel Carsí habla a trompicones. Está afectado por parálisis cerebral. Desde que tiene uso de razón, ha tenido que servirse de la silla de ruedas para desplazarse. Su vida ya ha sido lo suficientemente complicada, pero la desgracia le arrolló de golpe hace 8 años.
Era 2015 y Miguel Ángel había cogido el tren en dirección a Valencia para ir a hacerse un análisis de sangre. Se bajó en la estación de la Canyada y «crucé por la única vía posible». En lugar de que haya medidas de seguridad que impidan que se produzca este tipo de accidentes, con lo que se topó el hombre fue con un cartel que le advertía de que pasaba bajo su responsabilidad.
Y así lo hizo. Sin embargo, no se percató de que estaba a punto de pasar otro convoy. Le atropelló un tren de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV). «El tren iba a muy poca velocidad, pero mi silla de ruedas se enganchó en el quitarreses, una plataforma de metal de la locomotora que aparta objetos sobre la vía para evitar que queden atrapados entre las ruedas, y sufrí un golpe en la cabeza», recuerda la víctima.
Su silla de ruedas fue, en parte, su salvación. Le sirvió de escudo ante el tren que le arrolló. Sufrió lesiones leves y le trasladaron en ambulancia para recibir atención sanitaria, pero su carro quedó completamente destrozado después de que lo arrollaran más de veinte metros. Sin embargo, el trauma emocional fue lo más costoso de superar.
«Estuve unos 15 días en los que mi mente visualizaba como si estuviera dentro de un ataúd», confiesa Miguel Ángel. A pesar de la parálisis cerebral que sufre, el hombre de 61 años ha decidido alzar la voz para pedir soluciones e impedir que lo que le ocurrió a él vuelva a suceder.
Por ello, desde la federación de asociaciones vecinales de Paterna (FAVEPA) han convocado una mesa redonda en la calle de San Francisco Borja número 4. Expertos de la seguridad ferroviaria se reunirán para atajar los problemas actuales como los pasos peatonales sobre las vías del ferrocarril, la seguridad y accesibilidad en las estaciones y la situación en la que se encuentran los ferrocarriles.
Miguel Ángel se salvó, pero hay muchos que no. Cuando ve en las noticias que se ha producido un accidente similar al suyo, al hombre le hierve la sangre. «Me hace sentir muy mal que no haya medidas, pero la gente desde su despacho no se da cuenta de lo mal que está el tranvía», comenta el afectado.
La víctima pretende que con esta reivindicación se consigan atajar los accidentes de este tipo y que un despiste al cruzar las vías del tren no te cueste la vida. Por su parte, se siente abandonado: «Tanto de las asociaciones vecinales de mi barrio como de FAVEPA he sido escuchado, las instituciones como el Ayuntamiento también me han escuchado, pero nadie ha tomado ninguna medida, sólo buenas palabras y que esperemos.
Sin embargo, desde la Conselleria de Obras Públicas destacan que este paso se renovó hace dos años. De hecho, el punto exacto en el que Miguel Ángel sufrió el accidente se cerró. Se colocaron unas vallas fijas y el otro lado de la estación de la Canyada lo convirtieron en un paso con una señalización sonora y luminosa de advertencia de la que antes carecía. Aunque lo que reclaman desde FAVEPA es que se instalen también las barreras peatonales.
De hecho, la intervención que se realizó en la zona permitió rediseñar el paso en materia de accesibilidad e instalar nuevos cerramientos, aceras y rampas. Además, se mejoraron también las condiciones de seguridad, al incorporar señalización acústica y luminosa, así como zonas de guiado de peatones.
El accidente que sufrió Miguel Ángel no se trata de un caso aislado. La reivindicación de poner barreras en los pasos peatonales llega después de que hace dos semanas muriera una joven de 19 años arrollada en el paso a nivel de Alfafar. Los primeros indicios apuntan a que la fallecida, que caminaba de camino a la Universidad, podía llevar las orejas cubiertas con unas orejeras o cascos de gran tamaño, lo que le habría impedido oír la llegada del tren.
En concreto, la fallecida, de 19 años, cursaba estudios en la Universidad la Florida, en Catarroja, donde la noticia ha sido recibida con consternación.
Otro pueblo consternado por la magnitud de este tipo de accidentes. De hecho, los vecinos y el propio ayuntamiento han venido denunciando a lo largo de los últimos meses la peligrosidad de este paso a nivel y han exigido medidas para solventar la situación y no tener que lamentar más víctimas.
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