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El chequeo a los diez compromisos del documento en favor de la Albufera sellado el pasado mes de junio a instancias de LAS PROVlNCIAS incluye ... un capítulo especialmente estratégico: asegurar la aportación suficiente de agua al lago. Una cuestión perentoria que, luego de la firma de aquel decálogo, entró en vía judicial: Consell y Ayuntamiento de Valencia litigan desde entonces para que el Gobierno cumpla con su obligación, frente al criterio de los organismos de la Administración central competentes. ¿Sigue siendo una cuestión estratégica cuando el parque natural trata de rehacerse del impacto de la dana? Desde la Conselleria de Medio Ambiente, su titular Vicente Martínez Mus opina que asegurar la cantidad y calidad de las aguas todavía es más importante hoy que antes del 29 de octubre. «Nosotros mantenemos, por supuesto, la misma reivindicación: la Albufera tiene que tener el caudal que tiene que tener». Y añade: «Debe llegar el agua y eso no admite discusión».
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El conseller recalca que esa ha sido siempre una reivindicación desde la Comunitat de alta relevancia y subraya: «Ahora todavía va a ser más importante, porque necesitamos aumentar el nivel del agua». Alude con estas palabras a cómo ese nivel descendió con ocasión de la dana y las sueltas de agua subsiguientes, que se mantuvieron con el paso de los días para ayudar a las tareas de rescate de los desaparecidos. Pasados los días, Martínez Mus confía en que la pretensión de recuperar la calidad de las aguas en su estado anterior a la riada movilice a todos los agentes implicados. «Esperamos que todo el mundo esté a la altura», dice, en referencia a la otra parte en litigio, el Gobierno central. «De momento», prosigue, «hemos contado con la grandísima ayuda para manejar esos niveles de todos los que tienen que ver con ellos, tanto del Ayuntamiento de Valencia como de las comunidades de regantes, que han estado al pie del cañón con nosotros para hacer lo que correspondía cuando ha tocado vaciar o regular el lago».
«Hemos trabajado con muy buena colaboración», observa el conseller. Y añade: «Yo espero que esa colaboración continúe y también que no tengamos que discutir más veces sobre cuál es el caudal que necesita la Albufera, porque espero que todo el mundo entienda que tiene que llegar». Una nueva referencia a las responsabilidades que obran en la jurisdicción del Estado, hacia cuyos dirigentes traslada la Consellería una petición expresa porque Mus no detecta en los organismos pertinentes la sensibilidad hacia la adecuada aportación de aguas que, a su juicio, el lago precisa. «Espero que no tengamos problemas», señala, otra vez apuntando hacia el Gobierno. «Tampoco he notado un cambio de actitud desde la otra parte porque no estábamos todavía en ese debate de cuál tiene que ser el sistema ordinario de llegada de agua», señala, aunque también avanza una actitud esperanzadora sobre este particular: «Yo creo que debería haber un cambio de actitud respecto a la que teníamos antes del 28 de octubre».
No obstante, el conseller maneja una estrategia de palo y zanahoria. Ducha escocesa, una táctica nunca más apropiada: un chorro de agua caliente y otro de agua fría acto seguido: es decir, una dosis de confianza en una mejor cooperación con las instituciones del Estado, conviviendo al mismo tiempo con la garantía de que la Generalitat será beligerante en defensa de los intereses que juzga dañados. «Nos toca a nosotros reclamar los aportes de agua y no vamos a dejar de hacerlo, porque van a hacer además otros nuevos para devolver el nivel de la Albufera donde tenía que estar», advierte. Con un aviso adicional: «Esperamos que cada uno esté donde le toca y conseguir esos aportes de agua».
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Una frase que el conseller justifica teniendo en cuenta el estado que presenta el lago («En estos momentos hay acumulada agua de todos los cauces», señala) y su aspiración de perfeccionar el volumen actual. «Ahora es cuando se puede hacer», insiste. Y subraya: «Espero que no se genere más conflicto para recuperar los niveles y mantenerlos, pero si hace falta seguir discutiendo por ello, lo seguiremos haciendo porque es nuestra obligación».
También ofrece un enfoque optimista en sus declaraciones a propósito de otro factor crítico para la Albufera: la reposición de infraestructuras dañadas. Martínez Mus explica que la culminación en tiempo a su juicio récord de los principales trabajos de arreglo permitieron que siguieran entrando al lago elementos contaminantes, gracias entre otras actuaciones a la reposición de la tubería entre Torrent y Paiporta que resultó destrozada. Una obra de urgencia que, en su opinión, «garantizas que ya no se va a empeorar el estado de la calidad del agua de la Albufera». «Por las mediciones que tenemos, la verdad es que de momento hemos ido bastante bien: no ha sido tan grave la afección», estima el conseller.
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El punto del manifiesto firmado en junio en favor del parque reza así: «Las necesidades más trascendentales de la Albufera exigen un compromiso de todas las administraciones implicadas para asegurar que las aportaciones de agua a la laguna permitan su supervivencia, tanto desde el punto de vista del medio ambiente como de las actividades asociadas».
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