El agua es el principal problema de la Albufera. Un caudal abundante y garantizado de recursos hídricos de calidad supondría un paso de gigante para salvar este espacio natural. Este es el sentir común de la mayor parte de los sectores implicados en la gestión del parque que no dejan de reclamar un incremento de los aportes a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ).
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El Plan del Júcar estipula como caudal mínimo necesario la llegada de 210 hectómetros cúbicos anuales al parque. Según fuentes de la CHJ, en el año hidrológico 2018-2019, el último del que hay cifras definitivas, la Albufera recibió 216,2 con lo que se cumplen los requisitos mínimos legales al contrario que el ciclo anterior cuando sólo llegaron a la laguna 166. Esta cifra supone un incremento del 30%.
Los datos de la CHJ se extraen del modelo Aquatool que permite controlar las estaciones de aforo, los datos de precipitaciones y las estimaciones de las escorrentías superficiales y subterráneas. El mayor aporte corresponde a las entradas protagonizadas por el ciclo natural (fundamentalmente barrancos y cauces que desembocan en la laguna y de las precipitaciones) que supuso 101 hectómetros cúbicos. Los retornos del agua de los regadíos del Júcar aportó otros 71 y 35 más los regadíos del río Turia.
El aporte menor, de 9,2 hectómetros cúbicos, correspondió a los retornos de riego de las depuradoras del entorno. Un año más, como se repite desde el ciclo hidrológico 2012-2013, no se ha registrado la entrada de ninguna cantidad procedente de la planta de Pinedo que todavía no ha hecho las inversiones necesarias y previstas hace años para que se puedan desviar recursos a la Albufera con la puesta en marcha de filtros verdes.
Todavía no se han podido evaluar las aportaciones al parque durante el año hidrológico 2019-2020 que concluyó el pasado 30 de septiembre. En cualquier caso fuentes de la Confederación explicaron que ha sido «hidrológicamente muy favorable», lo que ha permitido establecer un sistema de gestión para la Albufera junto al Ayuntamiento de Valencia, la Conselleria de Agricultura y las comunidades de regantes para coordinar las entrada de agua al lago así como la salida a través de las golas.
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Las mismas fuentes explicaron que las favorables circunstancias meteorológicas han permitido realizar una serie de entradas extraordinarias. De esta forma, ha sido el primer año en el que los aportes de la Acequia Real del Júcar han alcanzado los ocho hectómetros cúbicos. La cantidad es similar a la que se asigna a las entradas procedentes del Turia.
Pese a cumplir los requerimientos del Plan Júcar, la cantidad está muy lejos de los 500 hectómetros cúbicos que recibía la Albufera en los años setenta del siglo y se encuentra lejos de las demandas de agricultores, pescadores y diversos expertos.
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El Ayuntamiento de Valencia ha pedido recientemente, a través de un acuerdo plenario por unanimidad, que la Confederación fije anualmente un aporte mínimo de 70 hectómetros anuales, aunque todavía no se ha conseguido la aceptación por parte de la administración central.
La gestión del agua en la Albufera, en cualquier caso, no está exenta de polémica. El mantenimiento de los niveles en el parque ha generado enfrentamientos entre los actores del parque. Así, este año los agricultores se han quejado de que no han podido plantar arroz en algunos campos porque el nivel de las aguas de la laguna se ha mantenido demasiado elevado.
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