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A. Säiz /AVAN

Cañizares desaconseja las procesiones de Semana Santa y limita actos de cofradías

Las hermandades del Marítimo cumplen tres años sin sacar la fiesta a la calle, ya que en 2019 se canceló por la lluvia y ahora otra vez por el Covid

Lola Soriano

Valencia

Miércoles, 17 de febrero 2021, 20:33

Estaba cantado que este año no sólo no habría Fallas en marzo, sino que además, tampoco se verían procesiones de Semana Santa por las calles de Valencia. Era cuestión de tiempo que se anunciara y, precisamente este miércoles, el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, emitió un comunicado para hacerlo oficial.

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Después de tratar este asunto en Consejo Episcopal, el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha decidido promulgar unas normas extraordinarias para la Archidiócesis de Valencia y decreta que «no es aconsejable durante este año celebrar los actos y celebraciones organizados por parroquias, hermandades y cofradías, asociaciones de fieles u otros grupos eclesiales que, estando previstos en sus estatutos o habiendo sido anteriormente permitidas por la autoridad eclesiástica, tengan carácter de culto externo y, en general, todos aquellos en los que se haga uso de la vía pública, hasta que no se tome otra decisión al respecto».

El arzobispo explicó que se han decretado estas medidas de carácter extraordinarias para la próxima celebración de la Semana Santa para que «colaboren en la atenuación de la expansión de la pandemia de Covid-19», teniendo en consideración «la complejidad organizativa de las manifestaciones externas de la religiosidad popular previstas en esos días, así como en el tiempo previo de la Cuaresma».

Según establece el decreto hecho público por el arzobispo, «lamentablemente la persistencia de altos niveles de incidencia de la enfermedad, junto con las previsiones anunciadas para la distribución y aplicación de las vacunas contra la misma, siguen desaconsejando, para los próximos meses, a juicio de las diversas autoridades sanitarias consultadas, la concentración de grandes grupos de personas, así como la libre circulación de éstas».

Es decir, que no aconsejan realizar procesiones o actos masivos como el Domingo de Ramos, el Viernes de Dolor, la visita a las imágenes del Jueves Santo, Vía Crucis, el Santo Entierro que llena de público los Poblados Marítimos o el Domingo de Resurrección.

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No se suprime la Semana Santa

Eso sí, Cañizares aclara que eso no quiere decir que se cancele el festejo por completo. «La celebración de la Semana Santa no queda suprimida», indicó y, además, añadió que exhorta a todos los grupos eclesiales y fieles de la Archidiócesis de Valencia a «vivir con hondura e intensidad renovadas las celebraciones litúrgicas de las jornadas de la misma y, especialmente, las del Triduo Sacro, ofreciendo todas las incomodidades y sufrimientos de este tiempo por los que lo están pasando peor y por la salvación de todas las almas».

Cabe destacar que el consejo de no programar procesiones ni actos en la calle que puedan suponer reuniones importantes, se traduce en que será el tercer año consecutivo en el que los cofrades, hermanos y penitentes de la Semana Santa Marinera de Valencia no saquen las manifestaciones de fervor a las calles de los barrios marineros. Como explica el presidente de la Semana Santa Marinera, Pep Martorell, «en 2019 ya se tuvieron que suspender los actos en la vía pública por las lluvias que hubo».

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Martorell recuerda que las hermandades y cofradías pudieron salir hasta el Miércoles Santo, «luego ya no hubo ni Santo Entierro, ni Jueves Santo de visita a monumentos, ni Domingo de Resurrección». Añade que será el tercer año sin procesiones «porque el año pasado por la pandemia ya no se pudo hacer nada, ya que estábamos confinados en nuestras casas, y este año todo lo que sea en la calle tampoco se puede hacer. Imagino que se podrán hacer Vía Crucis, el acto de la Lanzada y misas pero con aforos limitados. Ya nos dirán».

El anuncio realizado por Cañizares no les ha venido de nuevas porque como indica Pep Martorell, «primero teníamos un 'plan A', un 'plan B', pero fuimos recortando viendo como estaba la situación de los niveles de contagios y ya imaginábamos que no se podrían hacer procesiones. Tenemos que ser solidarios y no contribuir a que empeore la pandemia», concluye.

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Imposición de ceniza sin señal de la cruz

El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, presidió este miércoles en la Catedral la eucaristía del Miércoles de Ceniza con la que se inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Manifestó que «la pobreza de un número cada vez más creciente de hermanos nuestros destruye su dignidad de hombres y desfigura la humanidad entera y es una injuria al deber de solidaridad y de justicia». Prosiguió diciendo que «en las horas dolorosas del presente, agravadas por la pandemia, no es suficiente dar de lo superfluo, sino que se han de transformar los comportamientos». Cabe destacar que las cenizas han sido impuestas sobre la cabeza de los fieles, dejándolas caer, evitando el contacto y el riesgo de contagio, debido a la pandemia.

El arzobispo ha pedido que «hagamos ayunar nuestros deseos de poseer, a veces inmoderados, con el fin de ofrecer a nuestro prójimo aquello de que carece radicalmente. Es la hora de convertirnos a sentimientos de amor, caridad, solidaridad, a una lógica de fraternidad, a la búsqueda de cuanto nos une a los seres humanos, en definitiva, es hora de convertirnos a la caridad evangélica».

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Cañizares ha señalado que la Cuaresma «es tiempo de conversión, es tiempo de anuncio de Evangelio en obras y palabras, nuestra reconciliación y nuestra paz, la luz y la misericordia divinas en medio de los hombres, la vida eterna y la justicia verdadera, la esperanza y la salvación para todos los necesitados de ella. La humanidad nueva no vendrá de una cuarta revolución industrial, ni de un nuevo orden mundial, vendrá de volver a Jesucristo como único guía al que seguir pues en Él está la Verdad y la Vida, la felicidad sin fin».

El arzobispo ha invitado a emprender «un camino de conversión y renovación de la Iglesia y de la sociedad, de la humanidad entera» porque «nuestra conversión es el mejor servicio que podemos prestar al mundo, ayudando al mundo a volver a Dios».También ha destacado que «la Iglesia nos invita a escuchar con más asiduidad, en este tiempo, la palabra de Dios, a dedicarnos con mayor ahínco a la oración, a la penitencia y al ayuno, y a entregarnos a las obras que manifiestan la caridad de Dios. No han perdido vigencia, con las que Dios nos enseña a reconocer y agradecer sus dones, a dominar nuestro afán de suficiencia y a repartir nuestros bienes con los necesitados, imitando así la generosidad del mismo Dios».«Dios nos apremia a la conversión en una situación en la que poblaciones enteras viven en condiciones de una extrema pobreza que clama al cielo y no puede ser prolongada por más tiempo», ha precisado.

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Ha concluido que «Dios nos insta a convertirnos ante tantos sufrimientos, carencias y dificultades que, en el conjunto del planeta, aquejan y desgarran a muchas familias como el paro y las estrecheces económicas, el alcoholismo y la drogadicción, la enfermedad, la pandemia del Covid 19».

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