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Un centenar de trabajadoras de la limpieza de institutos y escuelas infantiles de la Generalitat se han concentrado en Valencia y Alicante en protesta por ... los retrasos en el pago de sus nóminas por parte de la empresa encargada del servicio. Armadas con bocinas y carteles han reclamado algo tan básico como cobrar en tiempo y forma para que su economía doméstica no se vea tensionada por una situación de la que son las principales perjudicadas sin tener culpa alguna. Dos de las consignas que se han repetido durante la concentración de la capital, organizada por CC.OO. PV, resumen perfectamente el problema: «Aulas limpias, neveras vacías» y «aulas limpias, cartillas (del banco) vacías».
El servicio de limpieza en los colegios de Infantil y Primaria de la Comunitat corre a cargo de los ayuntamientos correspondientes, mientras que en las escuelas infantiles de la Generalitat y en los institutos públicos depende de un megacontrato que impulsa la Conselleria de Educación. El último se puso en marcha en noviembre de 2022 y aunque está conformado por 25 lotes (a los que se presentan las empresas interesadas y que agrupan diferentes localidades), el problema se focaliza en los tres que gestiona la sociedad Costa de Azahar Mes Net SL: dos de la provincia de Alicante y uno de la de Valencia. En total suman 68 centros de 19 localidades, lo que se traduce, tal y como estiman fuentes del sindicato, en unas 400 trabajadoras afectadas por los retrasos salariales.
Jorge García, responsable sindical en Alicante, explica que a mediados de enero la empresa contactó con los representantes de los trabajadores para informar de que la conselleria tenía pendiente el pago de las cuantías de octubre y noviembre, «y que por ello tenía dificultades para abonar la nómina de enero». «Pero el problema sólo lo tenemos en estos lotes, por lo que entendemos que se trata de excusas para afrontarlas en tiempo y forma», prosigue. Además, a finales de mes tuvieron conocimiento de que la administración había transferido las citadas mensualidades, pero no se tradujo en un abono a las trabajadoras en los días establecidos (a primeros de mes). «Los impagos están afectando a personas que cobran el salario mínimo y que en la mayoría de los casos trabajan con jornadas parciales», sentencia García. Al parecer, la demora se debió a un problema con el nuevo programa informático para la gestión económica y financiera de la Generalitat.
Según coinciden las trabajadoras y el sindicato, el 10 de febrero recibieron el 85% de la retribución correspondiente a enero, y el 15% restante no llegó hasta el pasado día 20. Y las afectadas temen que este desfase se cronifique o incluso que vaya a más. «Tenemos antecedentes muy malos. Hace unos años empezamos con retrasos y se acabó con impagos de varios meses, algo que desde las plantillas no vamos a permitir», tercia García, en alusión directa a los problemas que protagonizó la empresa Limpiezas Raspeig, adjudicataria de varios lotes en el anterior megacontrato. «Somos rehenes de lo que adjudicáis», resumía uno de los carteles mostrados en la protesta de Valencia.
«El miedo que tenemos es que este mes nos pase lo mismo, que mañana (día 1) no cobremos otra vez. Y además a mediados de marzo llega la extra. Tiembla el jornal y tiembla la extra», ha explicado Rosa, una de las treinta trabajadoras que se han concentrado frente a la sede de la conselleria, en la avenida de Campanar de Valencia. En Alicante, según CC. OO. PV, han participado unas 70 personas más.
«He tenido que asumir 45 euros de gastos bancarios por retrasarme en mis pagos. ¿Y qué pasa, que hasta el día 10 mi hijo no come?» se pregunta, cargada de razón, esta afectada en relación al retraso en el cobro de la mensualidad anterior. «Necesitamos el salario. Yo estoy sola con dos criaturas, y he tenido que pedir ayuda y depender de mis padres. Voy a las aulas todos los días a trabajar, y también pongo gasoil a diario, no es justo», se lamenta, antes de criticar que la conselleria dice que está al día mientras que la empresa «dice que no». «Queremos que nos lo aclaren y sobre todo queremos cobrar», concluye.
Soumia se encuentra en la misma situación. «Mis hijos se quedan en el comedor del colegio, y este mes he tenido que pedirle a la directora que me dé más tiempo para pagarlo. Y lo mismo con el alquiler del piso», explica por su parte. «Trabajamos para cobrar y poder pagar nuestros gastos, como la hipoteca. Si no, el problema lo tenemos nosotras», añade María Jesús, que protesta junto a Soumia. «Me estoy reprimiendo de hacer cosas porque no sé cuándo me van a pagar», concluye.
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