Los grandes cambios educativos del curso que viene llegarán de la mano de la Formación Profesional, pues empezarán a aplicarse las reformas de la nueva ley estatal, entre ellas la obligación de que todos los estudios se oferten en la modalidad Dual, aumentando el ... tiempo de formación de los alumnos en las empresas. La experiencia laboral ya no pasará por cumplir con el módulo de Formación en Centros de Trabajo (FCT), como sucede ahora en la inmensa mayoría de los grupos, sino que va más allá: no sólo se amplían las horas de permanencia, sino también el peso de las organizaciones en la evaluación de los estudiantes.
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Ante este cambio de paradigma es necesario incrementar todo lo posible las plazas formativas, lo que explica, en parte, una de las novedades que ultima la Conselleria de Educación: permitir que los autónomos también puedan participar del modelo.
Hay que tener en cuenta que hoy en día pueden hacerlo sólo en el módulo citado (equivalente a las asignaturas de otros estudios) de la FP ordinaria, pero no en la opción Dual, la que se generalizará. De ahí que se vaya a modificar la normativa reguladora aprovechando para ello el nuevo decreto sobre la organización de la Secundaria.
Según el borrador, que se negoció a mediados de febrero, se incluirá expresamente la posibilidad de acoger alumnado en FP Dual «por parte de empresarios individuales y profesionales independientes aunque no tengan trabajadores a su cargo», y siempre con la condición de que se pueda garantizar el cumplimiento del programa formativo.
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Para hacerse una idea de hasta qué punto se abre el abanico para los centros, los que deben buscarse las empresas colaboradoras, en 2022 el 18% de las cotizaciones a la Seguridad Social en la Comunitat las protagonizaron estos profesionales, que son 367.000 según el último dato facilitado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA).
«A partir del curso próximo es obligatorio que toda la oferta de los grados D (Básicos, Medios y Superiores) y E (cursos de especialización, los másteres de FP) sea Dual, por lo que todo el alumnado deberá realizar una parte de su formación en la empresa desde el primer curso», explican fuentes de Educación, que añaden que esto implica que «el número de puestos prácticos se duplique respecto a las cifras del presente ejercicio».
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Además, se suma el handicap de la obligación de cotizar por el alumnado, que en el caso de contar con una beca o contrato de formación en alternancia (es decir, con remuneración) los costes sociales deben asumirlos las empresas participantes. Dicho de otro modo, abrir la mano con los autónomos es una manera de compensar el efecto huida de empresas a la hora de colaborar en la Formación Profesional.
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Las mismas fuentes añaden otra razón que justifica la medida: existen sectores vinculados a la FP como peluqueros, electricistas, fontaneros, mecánicos, artistas falleros, artesanos o panaderos que solicitan desde hace tiempo «poder contar con alumnado de FP Dual para asegurar el relevo generacional y participar en su formación cualificada».
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En definitiva, argumenta Educación, «se trata de una reforma necesaria y urgente que pretende dar respuesta a las necesidades que trae consigo el nuevo sistema de FP y a las demandas de sectores tradicionales y singulares», acabando con el veto que se les venía aplicando.
Según la ley, la modalidad dual tendrá dos opciones. La general supondrá que entre el 25% y el 35% de la formación se desarrolle en la empresa, que colaborará hasta en un 20% de los resultados de aprendizaje. Y la intensiva elevará las horas lectivas (por encima del 35%) y esta implicación en términos de evaluación (más del 30% de los resultados). Además existirá una relación contractual para las prácticas.
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Esta participación se traduce en que los tutores de formación de la empresa y del centro han de ponerse de acuerdo en qué tareas concretas debe ser capaz de hacer el alumno tras la estancia, así como a la hora de fijar los instrumentos se utilizarán para calificarlo (rúbricas, fichas de tareas, observación directa, etcétera), sin olvidar que deben ponerlos en su conocimiento con antelación suficiente. Además, en las sesiones de evaluación participarán ambas figuras, bien de manera directa o valorando el informe que puede presentar el de la empresa, en función de lo que determine el centro en cuestión.
La idea de la conselleria es que este cambio de paradigma se aplique gradualmente al suponer importantes diferencias respecto a la participación actual del tutor de la empresa en la evaluación, que se circunscribe al informe que presenta tras la estancia.
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