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Material dejado en un antiguo concesionario de coches de Benetússer. JL Bort
La ayuda abandonada tras la DANA

La ayuda abandonada tras la DANA

El caos organizativo, la avalancha de donaciones y la falta de espacio dejan material sin gestionar ni custodiar en calles y locales vacíos | Los expertos defienden la mayor eficacia de las donaciones económicas

Joaquín Batista

Valencia

Sábado, 30 de noviembre 2024, 01:06

Las mejores intenciones no siempre derivan en buenas soluciones. Un ejemplo es lo que ha sucedido con la solidaridad masiva que ha llegado desde cualquier punto de la geografía española para socorrer a los damnificados. Si bien gran parte de los productos y el material recibido fue clave para el auxilio inmediato, la avalancha fue de tal calibre, tan concentrada y tan improvisada que no tardó en desbordar las posibilidades de almacenamiento de los municipios. Incluso ha llegado a causar problemas, aunque parezca paradójico.

El caos inicial hizo que proliferaran puntos logísticos que ahora languidecen. Algunos llegaron a tener voluntarios y otros simplemente han funcionado como espacios de acopio sin nadie a su cargo en los que han descargado furgonetas y particulares que llegaron por su cuenta, sin aviso previo, y no sabían muy bien dónde acudir. Se han convertido en una suerte de autoservicio que seguramente acabará derivando en un punto insalubre. Algunos, de hecho, ya han sido retirados. Es la ayuda olvidada de la DANA, abandonada en calles y locales vacíos pese a que, con una mayor gestión previa, habría cumplido mejor su función.

LAS PROVINCIAS ha recorrido varios municipios de l'Horta Sud para documentar su existencia y evolución. En Benetússer uno de los más llamativos se situaba en la plaza de la Fusta, en la que durante varias semanas funcionó un punto de ayuda y reparto gestionado por vecinos voluntarios, hasta que decayó al empezar a incorporarse los encargados a sus trabajos. Los restos, fundamentalmente montañas de ropa, han sido retirados en los últimos días.

No muy lejos, en la calle Almirante Císcar, un antiguo concesionario abandonado ha sido ocupado por cajas de material sanitario, de desinfección y ropa. De todo tipo. El que pasa indaga, mira y a veces entra para ver qué puede rascar. Montse Machado, que vive enfrente, explica que lo vio por primera vez el día 20, cuando accedió pensando que sólo habían cajas vacías, pues necesitaba varias. «Me indignó verlo todo tirado, porque no había ningún orden, y en cuanto tuve ocasión se lo trasladé a la alcaldesa, que me dijo que aunque lo desconocía se recogería el material», explica. Cuando ella lo descubrió también había objetos más preciados: alguna cuna, una silla de retención infantil para el coche o comida para bebés. «Me parece una absoluta vergüenza, el Ayuntamiento debería encargarse de su gestión», lamenta. De hecho, ha presentado una queja. Sin embargo, fuentes municipales explican que no pueden actuar sin autorización del propietario, al ser un espacio privado, y que se intervendrá en cuanto puedan localizarlo y se les permita la entrada.

En la calle Horta también hay un par de mesas con material sanitario, algunos botes de alubias y más ropa, aunque las cajas ya presentan un elevado estado de degradación. Y en la avenida Orba, ya en Alfafar, un local de máquinas de vending que quedó arrasado tiene hasta un somier, dos colchones y un cambiador de bebé. Además, en Sedaví, en la avenida Gómez Ferrer, el espacio diáfano de un 'todo a cien' está parcialmente ocupado por un amasijo de prendas tan revueltas que con toda seguridad su único destino será la basura.

De arriba a abajo: material en la plaza de la Fusta de Benetússer, ropa abandonada en un local de Sedaví y productos en la calle Horta del primer municipio Jesús Signes/LP
Imagen principal - De arriba a abajo: material en la plaza de la Fusta de Benetússer, ropa abandonada en un local de Sedaví y productos en la calle Horta del primer municipio
Imagen secundaria 1 - De arriba a abajo: material en la plaza de la Fusta de Benetússer, ropa abandonada en un local de Sedaví y productos en la calle Horta del primer municipio
Imagen secundaria 2 - De arriba a abajo: material en la plaza de la Fusta de Benetússer, ropa abandonada en un local de Sedaví y productos en la calle Horta del primer municipio

Tras la oleada de solidaridad en los momentos iniciales de la tragedia fueron varios los municipios que pidieron oficialmente un respiro en los envíos y una mayor organización ante los problemas en los accesos, la falta de capacidad de almacenaje e, incluso, el descontrol, con particulares repartiendo sin orden previo, lo que no siempre garantizaba que la ayuda (comida al principio, material de limpieza o mobiliario después) llegara a quienes más lo precisaban. No se rechazaban las donaciones, pero sí se pedía previsión, organización o progresividad.

Por ejemplo, Aldaia solicitó una coordinación a nivel supramunicipal, una manera de evitar también que la gestión de los envíos restara tiempo para la atención de la emergencia. Por un lado, desde la Generalitat se habilitaron dos pabellones de Feria Valencia para canalizar las donaciones en especie, y desde la Mancomunidad de l'Horta Sud se creó una red logística para disponer de espacios de custodia y clasificación de productos en municipios menos afectados. «Intentamos poner un poco de orden al caos que se estaba produciendo con los suministros, sobre todo ordenando las necesidades, custodiando los productos y trasladándolos a los municipios bajo demanda», señalan.

«Se desbordó la capacidad no sólo de los ayuntamientos, también la de las entidades asistenciales», explica Sergio Cruz, que se encarga de la gestión logística de Cáritas. Para hacerse una idea, sólo trabajan con donaciones de empresas, no de particulares, y empezaron con un almacén de suministro y ya van por la decena.

«A nivel nacional se activó un espíritu de colaboración enorme, y a medida que ha ido llegando la ayuda ha sido imposible asumirla. La diferencia entre lo que entra y lo que sale es exponencial», añade. «Por eso, nuestra política pasa por trabajar solicitando sólo lo que se necesita en cada momento», añade.

«Las entregas en especie cumplen un cometido muy importante en las primeras fases de la emergencia, pero deben estar preparadas antes y posicionadas en lugares ya planificados, o ser gestionadas a través de operadores especialistas en logística», explica Dani Losada, técnico de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja Española. Además, destaca la eficacia de las donaciones económicas, que permiten adquirir, ya preparados, los productos que se vayan a precisar en cada momento. «Es duro decir que las donaciones masivas indiscriminadas no son el mejor camino para atender a las personas en catástrofes, pero la realidad es que a corto plazo el coste de recursos para clasificación, almacenamiento y distribución es muy alto, Y a medio plazo son un problema de almacenamiento teniendo en cuenta el descontrol de fechas de caducidad o que algunos productos no se encuentran en espacios con las características necesarias para manejarlos», añade.

Por último, defiende que «una de las claves en la reactivación del comercio local pasa por tratar de realizar las adquisiciones en esas zonas, y esto sólo se puede hacer o facilitando dinero a las personas para que puedan comprar o adquirirlos para aquellos que no pueden acudir a los comercios existentes por sus medios y necesiten que se los faciliten en especie», concluye. No sólo recaudan fondos las entidades solidarias, sino que también lo están fomentando los municipios afectados, los que mejor conocen sus necesidades, e incluso la Generalitat.

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