Los negocios que sobreviven a la pandemia y las restricciones asociadas ven nubarrones en el horizonte. La esperanza de remontar, de la mano de la evolución sanitaria y el apoyo de las administraciones en forma de ayudas se ha tornado en resignación, cuando ... no en decepción. El mazazo en términos económicos también ha sido durísimo. Pese al esfuerzo de la Generalitat y el Gobierno -más de mil millones de euros que en la Comunitat se vehiculan básicamente en los planes Resistir y Resistir Plus- el agujero es infinitamente mayor. Sectores como la hostelería, el ocio nocturno, el taxi o el pequeño comercio, de los más afectados, coinciden: las ayudas son una tirita para frenar una hemorragia.
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«Han sido totalmente insuficientes», dice Manuel Espinar, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV). «Además han llegado muy tarde, y las anunciadas con el Resistir Plus, que se suponían la salvación, ni se han cobrado. ¿Quién piensa que se puede aguantar un negocio cerrado, o muy limitado, haciendo frente a alquileres y gastos generales?», se pregunta. «Los que resistan será por asumir endeudamiento, una mochila que nos deja por delante más de una década de devolución de préstamos», dice.
El ocio nocturno, con la persiana bajada durante la mayor parte de la pandemia, vuelve a estar cerrado. «Se ha hecho un esfuerzo colectivo a nivel autonómico, pero las ayudas han sido muy pocas e insuficientes. No han dado ni para pagar el wifi», ejemplifica, de manera simbólica, Víctor Pérez, presidente de la Federación FOTUR. Muy crítico con el señalamiento hacia el sector -defiende que es la solución a los botellones y fiestas que han disparado los casos-, plantea que ante el parón se aplique la máxima de «cero ingresos, cero impuestos».
Comparte la idea Kike Sacristán, que preside la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile, Discotecas y Pubs y regenta Deseo 54. Respecto a la ayuda recibida (28.500 euros), le ha dado para cubrir mes y medio de gastos corrientes. Durante más de un año mantuvo la persiana abajo por las restricciones.
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Juan Carlos San Juan, CEO y fundador de Casual Hoteles, critica que las ayudas sean mucho menores que en otros países. Cuando le llegue la línea del programa Resistir percibirá, como máximo, 200.000 euros por sus seis negocios de Valencia. El alquiler medio mensual que asume su compañía es mayor. Y se sumará a la de Turisme Valencia, de 28.000 euros, que ni cubre una nómina. «Se les llena la boca, pero son ridículas», lamenta.
Ismael Arráez, presidente de la Asociación Gremial del Taxi, no tiene muy claro si les llegarán las cuantías del Resistir Plus, al centrarse en situaciones de impago a proveedores. «Y en el sector del taxi en realidad los gastos son inmediatos. El combustible lo tienes si pagas, y lo mismo pasa si dejas el coche en el taller», dice.
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Desde la Confederación de Empresarios del Comercio, Servicios y Autónomos de la Comunitat (Confecomerç), señalan que al inicio de la pandemia accedieron a las ayudas de Labora, aunque el sector minorista quedó fuera del plan Resistir, por lo que tuvo que recurrir a créditos, «aumentando el endeudamiento». Eso sí, algunos ayuntamientos destinaron finalmente partidas no consumidas al comercio. Ha sido distinto con Resisitir Plus, si bien solicitaron a la Generalitat aumentar la tipologías incluidas, pasando de 12 a 23 CNAES. Eso sí, piden flexibilizar los requisitos más allá de declarar caídas en la facturación de más de un 30% respecto a 2019, pues «supondría dejar fuera a gran cantidad de empresas que sin llegar -a esa situación- entraron en pérdidas aún siendo viables».
Las principales ayudas se derivan de los planes Resistir, dotado con 500 millones, y Resistir Plus (647). Básicamente son ayudas directas, aunque se han incluido préstamos bonificados (de los que una parte, hasta el 30%, no se devuelve). Es el caso de la línea Horeca que gestiona Hacienda. Se han concedido ya 2.066 de los 4.486 que se solicitaron, si bien 1.206 se denegaron por falta de documentación o incumplimiento de requisitos.
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La ayuda para el taxi, también del Resistir, está pagada, según fuentes de la Conselleria de Movilidad, con 4.387 beneficiarios (1.082 euros cada una), Y también las de Turisme, que se componen de 18 millones para el sector (3.190 beneficiarios) y de 12,8 para el ocio nocturno (más de un millar de empresarios).
Desde Economía, por su parte, explican que de los 47.338 solicitantes de la línea destinada al sector hostelero y turístico se han concedido 10.946 ayudas (hasta 12.000 euros). En cambio, las de trabajadores autónomos beneficiarios de las prestaciones covid de la Seguridad Social (41.508 solicitantes) están en fase de instrucción. También están pendientes de pago las ayudas para trabajadores afectados por un ERTE y la línea destinada a la artesanía, en la que el 85% de las solicitudes (684) no presentaron la documentación completa.
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Respecto a Resistir Plus, centrado en la reducción del endeudamiento, los primeros pagos llegaron el pasado fin de semana, por valor de 7,4 millones, llegando a 2.627 empresas.
Juan Carlos Sanjuán | Empresario
Está a la espera de la resolución de su solicitud para recibir una ayuda del plan Resistir, que en el mejor de los casos no cubrirá ni una mensualidad de los alquileres de su compañía. Y le habría gustado disponer de los apoyos de otros países como Portugal, donde tiene dos hoteles y ha recibido mucho más dinero, o Alemania, que cubría el 75% de la facturación de 2019, así como medidas para que los ERTE no fueran costosos para las empresas. «Para mantenernos hemos tenido que endeudarnos», dice.
Ismael Arráez | Taxista
«En un año y dos meses de pandemia recibimos 1.082 euros. No nos ha dado ni para el combustible», explica Ismael, que valora la disposición de las administraciones, aunque lamenta las cuantías. También recibió recientemente 2.000 euros del Ayuntamiento y está a la espera de un préstamo bonificado del que tendrá que devolver 21.000 euros. «A la conselleria (de Movilidad) le hemos insistido en que las ayudas deben llegar cuando se necesitan», señala. Se ha mantenido recurriendo a los ahorros.
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Kike Sacristán | Empresario
Kike es el propietario de la discoteca Deseo 54 de Valencia. «Las ayudas han sido del todo insuficientes. En realidad no queremos ayudas, queremos trabajar. No hay más. Y tenemos suficientes armas para hacerlo con seguridad, de manera reglada», explica. Con la cuantía recibida -28.500 euros- apenas ha cubierto gastos ordinarios de un mes y medio: impuestos como el IVA, la luz o el agua. La mayoría de su plantilla sigue en ERTE y se ha mantenido a flote gracias a ahorros y el apoyo de la familia.
Paco Fortea | Peluquero
«Más que ayudas directas lo que necesitamos es que se reduzca el IVA, pagar once puntos menos nos vendría muy bien», señala Fortea en relación a la medida que llevan tiempo reclamando (pasar del 21% al 10%). «Los peluqueros no lo hemos repercutido en los precios, lo hemos asumido como un gasto más», aclara. Ha recibido una de las ayudas del plan Resistir (2.000 euros más 200 por empleado) que le sirvió para poder devolver el dinero que le prestó su madre para salir adelante.
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