Urgente Dos heridos graves al atropellarles un motorista en la calle Archiduque Carlos de Valencia
A la Vall d'Uixó. Un trabajador introduce contenedores con residuos hospitalarios en una planta de tratamiento en Castellón. Jesús Signes

El basurero del Covid en la Comunitat

La pandemia genera una montaña de 9,5 millones de jeringuillas y agujas, unos 3.000 millones de mascarillas y más de cuatro millones de test de antígenos

Miércoles, 2 de febrero 2022, 00:11

Trajes de protección integral, test PCR, análisis, jeringuillas, agujas y viales, mascarillas, test de antígenos... La pandemia arrastra toneladas de residuos cuya ... gestión vuelve a la palestra ante las dudas y errores de los usuarios a la hora de desechar los test de antígenos. O la preocupación ecologista ante la aparición de mascar en campos o playas.

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Cuantificar con exactitud la magnitud del gran basurero coronavírico es una tarea casi imposible. Pero podemos aproximarnos. El proceso de vacunación había obligado a consumir hasta esta semana 9,5 millones de jeringuillas y agujas, tantas como dosis administradas, según Sanidad. Sólo hasta el mes de octubre ya se habían generado más de cinco millones de kilos de residuos sanitarios. Y en el plano del consumo cotidiano el mayor volumen de desecho es el de mascarillas. Ninguna entidad cuantifica las que llegan a los contenedores. Pero la estimación es sencilla. Su interrumpida obligatoriedad afecta hoy a más de 4.730.000 habitantes. Toda la población de la región a excepción de los menores de seis años consume al menos una al día. Y eso arroja un descomunal desecho de casi 2.913 millones de mascarillas desde mayo de 2020, cuando su uso se generalizó.

¿Qué sucede con los test de antígenos? Aquí sí hay una medición precisa. La realiza la consultora Iqvia que contabiliza los consumos de productos farmacéuticos en España. Su adquisición masiva se ha disparado en diciembre y enero. Sólo en estos meses son ya más de cuatro millones las pruebas que han acabado en los contenedores de la región.

Expertos en Farmacia aseguran que la capacidad infecciosa de un test todavía dura «unas horas» en los contenedores

En las rutas de los residuos del Covid son dos los caminos esenciales: el que siguen los elementos de uso sanitario en hospitales, centros de salud y puntos de vacunación y, por otro lado, el de los productos de consumo en hogares, esencialmente mascarillas y test de antígenos tras el extinto 'boom' de los guantes de látex en el confinamiento.

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Del hospital a la destrucción

Como detallan fuentes de Sanidad, la gestión de los residuos sanitarios comienza en los propios centros. Los residuos más sensibles son los infecciosos, el denominado grupo 3. Son los EPI de médicos y enfermeros, sus mascarillas y cualquier material en contacto con el paciente. También las agujas de la vacunación.

Cada uno se segrega en varios recipientes contenedores. Hay un contenedor amarillo para los punzantes. A otro negro y verde van a parar mascarillas y otros residuos del Covid. Los trajes EPI acaban en unas bolsas rojas y son introducidos en cajas de cartón. Todos los contenedores se recogen y se depositan en el almacén del centro sanitario hasta un máximo de 72 horas para luego ser recogidos por un gestor.

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Mascarillas, cómo desecharlas

Su destino debe ser el contenedor gris de RESTO, pero mucha gente comete el error de abocarlas al de papel y cartón. El destino final es la eliminación. No hay reciclaje con las mascarillas

A partir de ahí se hace responsable la empresa adjudicataria del traslado y tratamiento. La frecuencia de recogida crece en los momentos de más presión por contagios. Ahora es diaria en hospitales. En algún caso, hasta de mañana y tarde. Todo para evitar la acumulación.

El siguiente paso es el transporte a plantas de tratamiento como la de Vall d'Uixó. Los residuos sanitarios se almacenan inicialmente en cámaras frigoríficas entre 4 y 6 grados, a la espera de una esterilización de vapor con autoclave. Este es el destino de todos los residuos infecciosos. «Para convertirlos en no peligrosos se les somete a 135 grados de temperatura durante 45 minutos», detallan desde Sanidad. Luego se trituran los residuos y se realiza un compactado. Acaban 'muriendo' en un vertedero controlado.

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Pero no todo se pierde. En la planta de la Vall d'Uixó, gestionada por Prezero Cespa, funciona un robot antropomorfo de última generación. Es un gigantesco brazo mecánico que permite reducir el rechazo al vertedero y recuperar algunas materias primas de entre los residuos sanitarios tras la esterilización. Como destaca Medio Ambiente, permite salvar una cuarta parte del contenido: materiales plásticos que pueden ser reintroducidos en el sistema precisamente en la fabricación de nuevos recipientes para residuos sanitarios.

Un operario de la planta de residuos de la Vall d'Uixó destruye desechos del Covid. Jesús Signes

Mascarillas y test

Dejamos ya a un lado los restos sanitarios para analizar el viaje de los elementos más consumidos en hogares. Aquí la gran masa residual llega con las mascarillas. Si pusiéramos en fila todas las usadas por los valencianos desde su obligatoriedad interrumpida sumaría una distancia aproximada de 582.600 kilómetros. Supera la distancia entre la tierra y la luna y es el equivalente a 45 giros completos sobre nuestro planeta. Las protecciones están hechas de celulosa, algodón, lino, fibra de vidrio o microfibra polimérica. Pero una vez usadas su posibilidad de recuperación es nula. Y eso no todo el mundo lo tiene claro.

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Como reiteran desde la Concejalía de Gestión de Residuos y desde la Conselleria de Medio Ambiente, su destino adecuado es el contenedor gris de 'resto'. Y siempre que sea posible con una bolsa hermética, obligatoria para quienes la han usado contagiados. Pero muchas están acabando erróneamente en el contenedor azul de papel y cartón, lo que obliga a desviarlas en las plantas de reciclaje de estos materiales.

Pero sin duda la mayor confusión se está generando con los test de antígenos. Lo constata la Unión de Consumidores. Para su secretario general, Vicente Inglada «están faltando campañas informativas» y, en su opinión, algún destino distinto al del contenedor común. Para empezar no todos los fabricantes aportan los mismos sistemas para su desecho. Unos incorporan una bolsa hermética con el temido signo 'biohazard' y otros no.

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GESTIÓN EN EL CENTRO

  • Contenedor amarillo: Para objetos punzantes (agujas).

  • Contenedor negro o verde: Residuos de grupo 3, los infecciosos: mascarillas y residuos de pacientes Covid, entre otros.

  • Bolsas rojas: Trajes EPI que luego se introducen en cajas de cartón de acuerdo al procedimiento.

GESTIÓN EXTERNA

  • Recogida: Suele tener una frecuencia diaria.

  • Transporte: A plantas para su esterilización previa al desecho o recuperación.

  • Procesado: Se almacenan a temperaturas de entre 4 y 6 grados. Luego, esterilización con vapor a 135 grados durante 45 minutos.

Como regla general, la recomendación es que todos los elementos del test usados vayan a parar al contenedor gris de 'resto', con la bolsita en los casos en los que el fabricante la aporte. Sólo caja e instrucciones podrían ir a parar al contenedor azul de cartón y papel para su recuperación.

La razón es obvia. Como ratifican expertos en medicamentos del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, un autotest de antígenos positivo puede resultar infeccioso «unas pocas horas» después de su empleo, una vez abocados en basuras o contenedores. Los test no tienen cabida en los llamados puntos Sigre de las farmacias para recogida de medicamentos ya usados o caducados.

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Inglada también alerta de «una relajación en el desecho de las mascarillas», con su aparición en campos, playas, patios o escaleras, bien por caídas, olvidos... O simple incivismo. «Hay que insistir en campañas de buenos hábitos en los restos del Covid, pues son elementos nuevos y el ciudadano necesita ser educado sobre su destino adecuado».

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