Patienetes en auge ante el cerrojazo del centro de Valencia

Ahora es el momento para las tiendas que se dedican a vender este tipo de medios de transporte. José Emilio Marín, del establecimiento 'Remour' comenta que desde hace unos meses la demanda no deja de crecer. «El 90% de nuestros compradores quieren el patinete para ir a trabajar», cuenta Marín. Por eso, los modelos más cotizados ya no son los de bajo coste, que se podían obtener por unos 200 o 300 euros, si no los de calidad superior que se acercan a los 1.000 euros pero que tienen unos 60 kilómetros de autonomía.

Los clientes han empezado a contemplar que los patinetes eléctricos son una inversión, y no un capricho. Cada uno tiene su motivo particular para desplazarse de esta manera. Uno de los usuarios comenta: «Yo me lo compré porque odio aparcar. Cada vez se me hace más pesado y nunca encuentras sitio. Con el patinete voy mucho mejor, me ahorro el tráfico y me parece agradable sentir el aire».

Aunque dentro de poco, será más común buscar otras formas de movilidad. Ya sea por comodidad o por obligatoriedad. Antes del 1 de enero de 2024, los ayuntamientos de más de 50.000 habitantes deben tener delimitadas las zonas de sus ciudades donde no podrán acceder los coches más contaminantes. Entre ellos, por supuesto, el de Valencia.

Sin embargo, hay que tener en cuenta los precedentes. Como el ejemplo de Barcelona, donde el Ayuntamiento de Ada Colau instauró una Zona de Bajas Emisiones en el centro que al final acabó echando por tierra el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ya que no se podía exigir a los conductores que se compraran vehículos menos contaminantes. Ahora es el Ayuntamiento de Valencia, como otros cientos en toda España, el que espera a las directrices de la Dirección General de Tráfico para adecuarse a lo que diga el Gobierno y poder instaurarla.

La población valenciana ya está comenzando a barajar otras opciones diferentes a coger al coche o a tener que acoplarse a los horarios del transporte público. Los precios de los patinetes eléctricos más demandados oscilan entre 800 y 1.600 euros. Porque muchos prefieren gastarse más dinero a tener que ir con el cargador debajo del brazo, ya que los de las gamas más económicas apenas logran hacer 20 kilómetros sin necesidad de enchufarse a la corriente.

En el campo de las bicicletas las tendencias han cambiado. Las bicicletas de paseo están de capa caída. En cambio, los clientes prefieren los modelos eléctricos o las bicicletas de montaña, para darles un uso destinado a hacer deporte. Jorge Valls, del establecimiento 'Top Bikers' también ha notado esta diferencia en las preferencias de la población. Las bicicletas de estos modelos, como norma general, tienen un coste superior al de los patinetes eléctricos, ya que hablamos de un precio medio de 1.200 euros.

Sin embargo, tienen la gran ventaja de que cuando se quedan sin batería el usuario puede seguir pedaleando sin problemas. No como ocurre con los patinetes, que si no te has acordado de ponerlo a cargar te dejan tirado en medio de la nada sin ningún tipo de piedad. Ya no sólo te ves obligado a andar (que tampoco está de más) si no que se vuelve un estorbo para cargar con él.

Sea por la razón que sea: económica, por comodidad o por sostenibilidad, «cada vez los clientes están más informados. Ya no buscan sólo los modelos más bonitos, si no los que más se adapten a sus necesidades», comenta Daniel Chornet de la tienda 'Doyoubike'.