El 'Aquarius' vuelve a detenerse para cargar provisiones junto a Cerdeña y retrasa su llegada a Valencia

«¿Por qué no podemos ir allí? ¿Cuántos días quedan para llegar?». Son algunas de las preguntas que los 630 inmigrantes que ocupan el Aquarius, el Dattilo y el Orione se hacen al pasar ante las costas de Cerdeña. Desesperanza por ver que allí, en tierra firme, no son bien recibidos, y cansancio por los más de 1.000 kilómetros en un mar desapacible que todavía les queda hasta su refugio en Valencia.

En la pasada madrugada, la flotilla de rescate se vio obligada a detenerse de nuevo, en esta ocasión al este de Cerdeña, para recibir nuevas provisiones de los Guardacostas de Italia. La patrullera 273 fue la encargada de transportar nueces, platanos secos y sopa liofilizada para los náufragos. No sólo alimentaron los cuerpos de los inmigrantes. También las almas de los más pequeños. Los guardacostas italianos entregaron juguetes para los más de 130 niños. Quizás un gesto por el peso de conciencia de la puerta cerrada que el Gobierno italiano dejó ante la petición del 'Aquarius' de entrar en sus puertos.

Mientras los inmigrantes se asoman a la borda y miran la silueta recortada del horizonte de Cerdeña, otra tierra que les ve pasar sin tenderles la mano, los tripulantes de la flotilla enfilan el estrecho de Bonifacio, el último tramo de mar cercano a la costa antes de emprender la larga singladura por el Mediterráneo para dejar las islas Baleares a babor y acercarse a Valencia. El mal tiempo presente aún en el estrecho, así como la nueva parada de avituallamiento, hacía que esta madrugada la hora estimada de llegada de la flotilla a Valencia fuera las 11 de la mañana del domingo, según la app Marine Traffic, que sitúa las embarcaciones por satélite.

La hora puede variar y ser más temprana si la marcha de los tres navíos se mantiene por encima de los 10 nudos (esta madrugada no alcanzaban ese ritmo) y si mejoran las condiciones meteorológicas.