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Investigadora. Amalia Solana, en la universidad donde trabaja. damián torres
Neurogénesis | En busca de un cerebro que se cure (casi) solo

En busca de un cerebro que se cure (casi) solo

JÓVENES PROMESAS ·

Amalia Solana tiene 25 años y trabaja en el laboratorio de Ciencias Biomédicas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, donde investiga sobre redes neurales para ayudar a sanar enfermedades neurodegenerativas

Álex Serrano

Valencia

Martes, 27 de septiembre 2022, 00:05

Cada día que Amalia Solana se pone delante de un microscopio, está intentando cambiar el mundo. Es una de las investigadoras del departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad CEU Cardenal Herrera y su tesis podría servir para, en el futuro, curar enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzhéimer. Los días que esta joven de 25 años pasa encerrada entre ordenadores podrían ser clave para que dolencias que nublan la mente de millones de personas en todo el mundo queden pronto en el olvido.

«Mi proyecto de tesis consiste en estudiar la neurogénesis, un proceso de generación de nuevas neuronas que involucra a células madre neurales localizadas en una zona precisa del cerebro llamada zona subventricular», explica Solana, que comenta que en su grupo están interesados en dilucidar «el papel de una proteína llamada Rnd3 en este proceso, particularmente en la división y la diferenciación de las células madre neurales en un modelo de ratón». «Las células madre son células que aportan mucha esperanza en el campo de la medicina regenerativa, ya que son capaces de dar lugar a diferentes tipos de células», indica. La clave es que si se descubre el mecanismo que crea nuevas células, estaremos más cerca, como sociuedad, de un cerebro que se regenere solo. O casi. Hay otros órganos, como el hígado, que lo hacen. No es lo mismo, pero tampoco es ciencia ficción: si las neuronas no se pueden curar solas, los investigadores quieren, al menos, retrasar la degeneración de las mismas.

Solana es grauada en Farmacia y Nutrición por la misma universidad. Reconoce que siempre le despertó mucho interés el mundo de la investigación y la docencia. Ahora es investigadora en formación del grupo Autofagia, Cáncer y Control del Desarrollo en la Universidad CEU Cardenal Herrera. «Me decanté por este ámbito de investigación gracias a uno de mis directores de tesis, Enric Poch, que fue mi profesor de bioquímica durante la carrera. Mi otra directora de tesis, Alexandra Bizy, también miembro del mismo grupo de investigación y experta en el campo de las células madre neurales, me trasmitió su pasión por la investigación en el campo de la neurociencia», explica Solana.

«Pensamos que los resultados de mi tesis contribuirán a entender mejor el comportamiento de las células madre neurales y que en un futuro más lejano, podrían ser importantes para la elaboración de estrategias terapéuticas en el contexto de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Este tipo de investigación es muy importante para entender el desarrollo de las enfermedades y para encontrar nuevas herramientas terapéuticas», explica la investigadora.

Falta de financiación

Para ello, por supuesto, Solana necesita dinero. Y no sólo ella, también los miles de jóvenes investigadores que tendrán la clave para los futuros años pero que, quizá, no pueden llegar a ella por falta de financiación. «En España no hay suficiente apoyo a los jóvenes científicos», asegura tajantemente. «Es muy complicado comenzar una carrera en investigación y lograr mantenerla en el tiempo. Además, hay una gran limitación en la financiación para estos investigadores», comenta. «Por desgracia, esta situación hace que muchos jóvenes interesados en la investigación se desmotiven y acaben abandonando el mundo de la ciencia», lamenta la investigadora, que apunta que la sociedad necesita entender que sin los laboratorios «no hay progreso». «Tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para impulsarla», exige la joven investigadora.

Solana no es inmune a esos momentos de frustración que se viven en el laboratorio, aunque explica que siempre trata «de seguir adelante para alcanzar los objetivos de la tesis». La científica reconoce qu su campo es duro «pero muy gratificante». «Espero que los resultados de mi investigación puedan aportar información valiosa al campo de la neurociencia, y consolidarme en un futuro como investigadora en este ámbito», desea Solana.

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