La familia de un desaparecido guarda una espera desbordada de angustia. Cuando circulan informaciones falsas que podrían entorpecer las labores de rescate, esa zozobra se acrecienta. Le sucede a los hijos de Antonio Noblejas, el economista cuyo rastro se perdió el 29 de octubre, junto ... al de tres empresarios de Valencia. No ha sido hallado aún, aunque sí sus compañeros. «Me han llegado varias informaciones que indican que iban los cuatro juntos y no es así», alerta Irene Noblejas, su hija. «Mi padre iba en su coche con José Luis Marín (de copiloto), un Volvo (modelo XC60, color gris, matrícula 6441MDD). La última geolocalización del móvil y del vehículo fue en el barranco del Poyo».
El destino quiso que en las labores de búsqueda coincidieran también con la familia de Elisabet. «Hay varias posibles zonas donde podrían estar», continúa Noblejas. «Él conducía y si le pilló sin poder abrir la puerta, con el cinturón puesto y el volante cerca, tal vez sigue dentro. Queremos seguir buscando el coche».
Paralizado el duelo de las 13 familias que siguen sin poder enterrar a los suyos, los Noblejas piden no cesar en el empeño de encontrar los cuerpos. «Estaba en el momento equivocado en el sitio equivocado, lo sabemos, pero es inhumano estar así. Sin un cuerpo no podemos cerrar el ciclo y la incertidumbre anula el dolor de la pérdida. Es un círculo infinito».
Las familias afectadas necesitan que se remuevan las «montañas de cañas» y los metros de piedras donde pueden estar sus seres queridos. «Aunque no se ha encontrado ninguno en los coches, ubicarlo puede ayudar a hallar a mi padre», dice Noblejas. «Estamos al límite, hace falta más recursos. Dicen que no van a parar hasta dar con ellos, pero se necesitan refuerzos porque hay mucho que rastrear», concluye.
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