«Se te pasa por la cabeza que puede que su cuerpo no aparezca nunca»

Han pasado 44 días desde que se produjo la dana y su marido es una de las cuatro personas que sigue sin aparecer. La gran extensión de terreno afectada provoca que sea muy complicado hallar el cuerpo sin vida de esta persona y de las otras tres que siguen sin hallarse.

El pasado 8 de noviembre, hace ya más de un mes, está también marcado en el corazón de Susana. Ese viernes hallaron el cuerpo sin vida de su hija. Ahora sólo quiere que encuentren a su marido para continuar con su duelo y poder seguir poco a poco hacia adelante pese al brutal golpe recibido.

Pero, aunque la búsqueda de los cuatro desaparecidos continúa, las opciones y la esperanza de hallarlos se reduce. Y es que ya han pasado alrededor de dos semanas desde que se halló a la última víctima mortal pese a que se ha recorrido palmo a palmo los posibles lugares en que podrían estar.

En el caso de Susana, por su cabeza ha llegado a pasar que es posible que nunca más tenga noticias de su marido: «Es muy complicado, me pasa por la cabeza que puede que su cuerpo no se encuentre nunca», destaca. Los recorridos de allegados y de voluntarios por términos municipales como los de Vilamarxant o Pedralba siguen siendo infructuosos. Cabe recordar que el cuerpo de su hija se halló en el término municipal de Sueca, a unos 70 kilómetros de distancia.

Aunque asegura que no desea interferir en la labor que está haciendo la Guardia Civil, explica que cada dos días les llama para saber posibles novedades sobre su marido. De momento sin resultado: «Ellos nos han dicho, a los familiares de los cuatro desaparecidos, que nos avisarán en cuanto se halle un cuerpo aunque no sepan si se trata de un hombre o una mujer».

Asegura que se encuentra en una situación «desesperante» y que su ánimo es una montaña rusa, por lo que esta semana tomó una decisión para mejorar, dentro de lo posible, su estado de ánimo: «Decidí volver a trabajar (es administrativa en una empresa de mensajería) y el hecho de estar con gente me ha dado un poco de aire. Tienes que estar pensando en tu trabajo y centrarte en lo que tienes que estar y eso me hace bien», confiesa dentro de su gran tristeza pero con una gran entereza. El hecho de permanecer en casa se le hacía insoportable, por lo que decidió retomar una rutina que le pueda aliviar aunque sea en una pequeña parte.

Con respecto a la celebración de la misa funeral del lunes en la catedral de Valencia, se mostró contraria a la misma: «Me parece que no fue adecuado porque parece que lo des todo por finalizado cuando quedan cuatro familias pendientes de encontrar a sus seres queridos. No pueden hacer eso antes de encontrar a todas las personas». Aunque asegura que no le invitaron, pese a tener una víctima mortal en su familia, afirma que, casi con toda seguridad, no hubiera asistido.

Tanto su hija como su marido se encontraban en la segunda residencia que la familia tiene en Pedralba, la habitual está en la ciudad de Valencia. Esa tarde del 29 de octubre fue la última en que tuvo noticias de ellos: «Estuvimos hablando durante el mediodía, comentando lo que estaba lloviendo. Su último WhatsApp fue para decirme 'Madre mía, cómo pasa el agua' y ya no supe más de ellos».