Pablo Alcaraz
Valencia
Jueves, 25 de julio 2024
Desesperación y desamparo. Ambos sentimientos afloraron en la piel de un grupo 30 valencianos cuando algunos de ellos rememoran la experiencia de quedarse atrapados en el aeropuerto Fiumicino de Roma durante dos días. Su avión con destino a Valencia tendría que haber regresado el ... pasado miércoles a última hora de la tarde, tal como estaba estipulado, pero todavía hoy hay algunos pasajeros que no han logrado volver a la capital valenciana.
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La demora en los vuelos es una tónica habitual del tráfico aéreo y un constante quebradero de cabeza para los usuarios, pero las vivencias relatadas por los viajeros valencianos son de aquellas que no se le desearían ni al peor de los enemigos: «Había famílias con niños durmiendo encima de toallas en el suelo del aeropuerto. Nos tuvimos que buscar la vida», comentan Natxo Escandell y Llum Ruiz, una pareja afectada por el incidente.
La cronología de los hechos fue la siguiente: los pasajeros del vuelo entre los aeropuertos Fiumicino y Manises recibieron un aviso a las 18.15 de la tarde del pasado miércoles de que su itinerario inicialmente previsto para las 20.05 saldría con bastante retraso. Según Ryanair, el despegue no se iba a producir hasta las 1.15 horas de la madrugada. Sin embargo, los propios trabajadores de la operadora aérea les comentaron a los pasajeros que hicieran caso omiso de la advertencia de demora. Las razones aportadas por los azafatos se basaban en que se trataba de un error y que el vuelo estaba listo para salir rumbo a España alrededor de las 21.15. Ryanair defendió que se podría retomar la ruta con cierta normalidad tras haber encontrado un piloto disponible para hacer el viaje.
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Hasta ese momento, el trayecto sólo acumulaba una hora de retraso pues el pasaje subió al avión alrededor de las 21:00 horas. Los usuarios aún podían darse con un canto en los dientes ya que no sabían que la cosa iba a ir empeorando por momentos. Los problemas se agravaron cuando se percataron de que el aparato no despegaba. Pasaron las horas con los viajeros hacinados dentro y, durante la madrugada, sólo se encontraron con un «cúmulo de mentiras» por parte del personal de la compañía. Después de haber alegado la ausencia del comandante, el despegue se retrasó paulatinamente por una supuesta avería técnica, primero, y por la sobresaturación de la pista de aterrizaje, después.
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Para colmo, pasada ya la media noche, desde la megafonía sonó un mensaje del comandante que acabó por dinamitarlo todo. En la comunicación, el piloto defendía que no podía volar al haber cumplido su horario laboral. Mientras tanto, Natxo explicó que la gente empezó a impacientarse dado que los azafatos no dejaban a los pasajeros apearse del avión y tampoco daban ninguna explicación al respecto de lo que estaba sucediendo. «Entre los viajeros se encontraban menores, bebés y una mujer con movilidad reducida», señala Natxo.
Uno de los picos de crispación se produjo cuando uno de los pasajeros, con un bebé recién nacido o con pocos meses de vida a su cargo, se impacientó hasta el punto de llamar a la policía bajo el argumento de que les mantenían secuestrados dentro de la aeronave. En uno de los vídeos consultados a los que ha tenido acceso este diario, los pasajeros clamaban por «¡agua y comida!» a los integrantes de la tripulación. Finalmente, la compañía canceló el vuelo sin realojar a los afectados en ningún hotel ni facilitarles el poder regresar a Valencia cuanto antes.
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Además, según puntualiza Llum, algunas de las peticiones formuladas por los usuarios afectados están siendo rechazadas por la empresa. «La mala gestión de la compañía nos puede costar hasta mil euros más», asegura Natxo que, para su 'mal menor', está de vacaciones. Llum no ha corrido la misma suerte ya que ella tenía que volver a trabajar y, para más inri, tenía agendada una cita con su fisioterapeuta para recuperarse de una lesión: «¿Si me quedo sin trabajo también me lo va a pagar Ryanair?», ironiza.
Natxo y Llum permanecerán todavía en la capital italiana hasta las 18:30 de la tarde de esta tarde. La pareja se negó a aceptar la propuesta de la aerolínea de volar a Sevilla el próximo sábado y se 'sacaron las castañas del fuego' tras haber intentado presentar una demanda conjunta con el resto del pasaje y haberles ayudado a encontrar la mejor solución para el colectivo: «Si no vamos todos a una, gana Ryanair», aseveró Natxo. La pareja ha tomado un vuelo directo desde Roma hasta Alicante, dado que las conexiones directas con destino a la capital del Turia se encontraban saturadas. Una vez en Alicante, su ruta no acabará allí ya que tienen que llegar hasta Valencia para, por último, arribar hasta su localidad de residencia situada en l'Horta Nord. Ambos han estimado que este calvario acabará ya de madrugada: «Lo que queremos es volver a casa», lamentan Llum y Natxo antes de subirse al avión.
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