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El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, durante su ponencia en el Colegio de Médicos de Valencia, este jueves. LP
El cambio climático amenaza con convertir en pandemia la gripe aviar, el dengue o un tipo de fiebre hemorrágica

El cambio climático amenaza con convertir en pandemia la gripe aviar, el dengue o un tipo de fiebre hemorrágica

Expertos como Fernando Simón o Jorge Olcina analizan cómo afecta el calentamiento global a la salud de la población en un congreso de cooperación internacional que acoge el Colegio de Médicos de Valencia

D. GUINDO / EP

Jueves, 25 de mayo 2023, 16:41

En las dos últimas décadas se han registrado entre 50 y 60 brotes de gripe aviar en el mundo frente a los 1.700 que se han contabilizado sólo en el último año, con una letalidad cercana al 60%. «Y cada día que pasa, -el virus- muta y está más cerca de afectar al ser humano», según ha advertido este jueves en Valencia el director del Centro de Coordinación de Alertas del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón. Este experto también recuerda que el mosquito tigre se ha extendido por prácticamente toda la costa mediterránea, insecto que transmite el dengue y otras enfermedades (de hecho, en España ya se han registrado dos brotes autóctonos de dengue en los cinco últimos años). Asimismo, se ha detectado la presencia de una garrapata, probablemente transportada por un ave, que puede contagiar la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, dolencia que ya se ha documentado en cuatro o cinco casos de ganado en territorio nacional. Estas tres enfermedades (especialmente la gripe aviar) ejemplifican los efectos que el cambio climático puede provocar en la salud humana, puesto que el calentamiento global propicia el desplazamiento de especies a zonas donde, hasta ahora, no habrían subsistido. Así, la posibilidad de que el cambio climático aliente una nueva pandemia no es sólo posible sino, a tenor de los últimos datos, es más que probable.

Al respecto, y tras su ponencia inaugural en el IV Congreso de Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial que ha comenzado este jueves en la sede del Colegio de Médicos de Valencia, Simón ha matizado que no cree que se vaya a producir de forma «inminente» una pandemia del impacto y mortalidad del coronavirus (con casi 7 millones de fallecimientos a nivel global y más de 10.000 en la Comunitat), y espera que «pasarán años» antes de que tenga lugar. Sin embargo, ha advertido que el cambio climático y la alta movilidad de la población han incrementado el riesgo de crisis sanitarias. Los especialistas han puesto el foco en la gripe aviar H5N1, que es la que aparenta ser «más letal», por lo que se le está dedicando «especial atención».

Sobre las declaraciones del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, de que una nueva pandemia será más mortífera, Simón ha indicado que es «muy difícil de predecir» y que los riesgos «están ahí», por lo que «en algún momento podría generarse una pandemia de alto impacto». No obstante, ha apuntado que «pandemias hay constantemente» porque hay una «transmisión constante». El riesgo «más importante», ha señalado, es el de la gripe aviar, por su «gran expansión en el mundo animal», aunque sus mutaciones son más lentas de lo que se esperaba. A su juicio, lo que planteaba el director general de la OMS era la posibilidad de ese riesgo. Con todo, este experto ha explicado que la gripe aviar es una de las zoonosis que «ahora mismo se están siguiendo con mayor atención» desde la OMS, «pero hay otros patógenos que pueden generar riesgo», y ahí entran en escena dolencias transmitidas por el mosquito tigre u otros animales e insectos que se desplazan a zonas donde se han incrementado las temperaturas.

El especialista ha destacado que se deben mejorar los mecanismos de coordinación que se establecen entre países, así como el Reglamento Sanitario Internacional y desarrollar nuevos sistemas de respuesta y vigilancia mejorando la colaboración. Además, ha apuntado a que se tiene que trabajar en solucionar la inequidad de los países en el acceso a las vacunas y la atención sanitaria.

Cambios en los ecosistemas

En la misma línea, el catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, que ha participado en una mesa interdisciplinar titulada '¿Cómo afecta el cambio climático a la salud?', ha indicado que «la propia tendencia del crecimiento progresivo de la temperatura va cambiando ecosistemas y eso es un factor de riesgo ante posibles vectores de transmisión de enfermedades, sobre todo que han estado en el mundo tropical y subtropical y que pueden llegar a nuestras latitudes medias».

Asimismo, ha destacado que «los eventos atmosféricos extremos que también están vinculados al proceso de calentamiento directamente afectan a la vida humana», con la posibilidad de perder la vida por un golpe de calor intenso o en un episodio de lluvias torrenciales.

De hecho, ha señalado como «lo más preocupante» el incremento de olas de calor nocturno. Ha detallado que en los últimos años, en el litoral mediterráneo, hay «más de 80 noches por encima de 20 o a veces de 25 grados» y «eso a personas con afecciones respiratorias o cardíacas sí que le afecta». «Las víctimas mortales por las olas de calor se producen por las mínimas, no por las máximas», ha comentado.

También ha apuntado a que «los cambios bruscos en el tiempo» alteran el movimiento de las masas de aire, y aparecen resfriados e infecciones gripales «de manera mucho más frecuente».

En su opinión, para combatir estos fenómenos, la vía que queda es «la mitigación», ya que «a corto plazo no vamos a conseguir» reducir las emisiones. Por ello, ha llamado a avanzar en las políticas de adaptación de los territorios, la sociedad y sus actividades económicas, «diseñar de nuevo las ciudades» o adaptar la agricultura a una situación en la que habrá «más días secos, salpicados de golpes de lluvia muy intensos». «En el fondo estamos ante un cambio de civilización», ha aseverado.

Por su parte, el doctor Tomás Cobo, presidente de de la Organización Médica Colegial, ha apuntado que «hay enfermedades vectoriales que efectivamente ya existían y que estaban determinadas en un área específica y que ahora se ven en áreas en las que nunca se habían visto», y ha citado ejemplos como la malaria y el dengue. «Aquellas enfermedades tropicales que estaban allí, en esas localizaciones tropicales, ahora mismo se ven en el entorno europeo», ha advertido. También ha añadido el impacto de las noches tropicales en el descanso y rendimiento al día siguiente de las personas.

En ese contexto, ha explicado que la OMC ha presentado una Alianza Médica contra el Cambio Climático para «sensibilizar a todas las profesiones sanitarias, en particular a los médicos», pero también a los responsables públicos.

Por su parte, la doctora Mercedes Hurtado, presidenta del Colegio de Médicos de Valencia, ha subrayado que, con el cambio climático, «pueden salir enfermedades, cambiar o pueden agravarse otras enfermedades existentes», como las respiratorias y las infecciones, así como pueden «hacerse más agresivos los virus». Además, ha puesto el foco en que la sequía y falta de alimentos frescos puede afectar a la nutrición de la población y, consecuentemente, a la salud.

Además, ha hecho hincapié en que los más perjudicados por todos estos fenómenos serán las personas más empobrecidas, con menos capacidad de adquirir alimentos o que no puedan permitirse un aire acondicionado. Por ello, ha resaltado la importancia de la cooperación en la comunidad médica y ha hecho un llamamiento a las autoridades sanitarias a trabajar conjuntamente desde la salud pública, la atención primaria y la hospitalaria.

Este IV Congreso de Cooperación Internacional de la OMC, titulado 'Cambio climático y salud global', también ha contado con la asistencia, en la inauguración oficial, del conselleria de Sanidad, Miguel Mínguez, y las conselleras Isaura Navarro (Emergencia Climática y Transición Ecológica) y Rosa Pérez (Cooperación).

«Un cambio global»

El profesor Fernando Simón ha profundizado en su discurso y ha expuesto que el cambio climático «está haciendo que muchas enfermedades se extiendan geográficamente». Ha manifestado que no le gusta hablar del cambio climático «de manera aislada» sino como «resultado y parte de un cambio global» que se ha producido en los últimos cien años y sobre todo en los últimos 60 años, y afecta a las características de la población, los mecanismos y necesidades de producción y la generación de residuos, que han «acabado generando el cambio climático». «Hay que trabajar en todo el conjunto» porque los riesgos de pandemias «no dependen únicamente del cambio climático».

El experto ha advertido que «las crisis sanitarias se están generando con mucha más frecuencia en estos últimos 20 años que en los últimos 20 años del siglo XX».

Además, Simón ha expuesto que «somos muchos millones de habitantes que necesitamos muchos recursos y producir esos recursos ha generado un cambio climático que está impactando gravemente en la salud y en los riesgos que podemos tener en el futuro la humanidad».

En ese contexto, Fernando Simón considera que «el término 'pandemia' cada vez tiene menos sentido» porque las hay «casi todos los días» debido a la «enorme» movilidad de las personas, mercancías y alimentos, y ha apuntado que «las pandemias no es que sean en sí graves» sino que se debe «identificar a tiempo cuáles son las que pueden tener un impacto muy importante negativo en la salud de las poblaciones», porque «hay unos riesgos que tenemos que aprender a controlar».

Si bien señala que «es necesario que las poblaciones se muevan», ha apuntado que «sí que es cierto que tiene que ser algo menos obsesivo» y que «no es necesario que todo el mundo cuando está de vacaciones coja un avión». «A lo mejor tenemos que replantearnos nuestra forma de consumir todo: la movilidad, los recursos, ropa, vehículos, nuestro cambio de móvil anual o bianual», ha defendido.

El cambio climático, ha indicado, no provoca que aumenten los nuevos patógenos pero «sí que cambia es el nivel de exposición de las poblaciones», debido a la movilidad de las personas y a animales que cambian de hábitat en busca de alimento y llevan patógenos con los que no se había entrado en contacto.

A su juicio, todos estos procesos «no han ido acompañados de sistemas de producción eficientes» para que «el impacto al medio ambiente no cambie el clima de una forma tan rápida que apenas podemos adaptarnos a ella». «El objetivo es que el planeta nos deje quedarnos un ratito más» porque, como humanidad, «al planeta le importamos poco», ha indicado.

Por todo ello, ha defendido que se tiene que «garantizar» que todas las estructuras que se están desarrollando para controlar las pandemias funcionen mejor, porque ello «implica que vamos a detectar cada vez más riesgos», ha añadido.

«Mantener una tensión»

En esa línea, ha insistido en que «lo que sí que sería bueno es que entendamos que el vivir dos pandemias en un período muy corto puede ser demasiado, excesivamente duro para las poblaciones», por lo que ha abogado por «mantener todavía una cierta tensión para garantizar que al menos podemos pasar un cierto número de años que nos permita reposar de lo que hemos vivido con el coronavirus».

«Yo espero que, incluso si se produce otra pandemia ante la cual la población tenga una percepción de riesgo similar a la que se ha tenido con el coronavirus, el impacto real sea menor. Estaremos mejor preparados, tendremos mejores medios, tendremos profesionales más reactivos, tendremos recursos para poder responder mejor», ha señalado el experto, que relaciona la percepción de riesgo con la presión para actuar. «A medida que mejora nuestro nivel socioeconómico, la situación social y sanitaria, las poblaciones se tienen que volver menos tolerantes a los riesgos», ha recalcado.

Sobre si el impacto en la salud del cambio climático pueden ser mayor en la cuenca mediterránea, al estar sufriendo más sus efectos, Fernando Simón ha subrayado que «no es que haya zonas en las que haya cambio climático y zonas en las que no» sino que tienen «diferentes puntos de partida», por lo que «hay zonas en las que de efecto negativo grave se está empezando a ver ya», como la mediterránea, y otras en las que se irá viendo progresivamente«, como en el norte de España.

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