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Pasan los años y se mantiene inamovible en el temido primer puesto del que más afecta a los valencianos. Se trata del cáncer de próstata, ... el que más incidencia tiene en la Comunitat en un promedio general en todas las edades, por delante incluso del de mama, pero que se dispara a niveles enormes de población afectada entre los hombres mayores de 65 años. No obstante, las últimas novedades en tratamientos permiten superar el 90% de curación y duplicar la esperanza de vida entre los casos más graves respecto a la que tenían hace sólo cinco años.
Hay cerca de 1.500 casos nuevos por cada 100.000 valencianos de 65 años, y se llega a los 2.000 enfermos cuando la edad del paciente supera los 75 años, según los datos del observatorio de la Asociación Contra el Cáncer. El urólogo del hospital La Fe Javier Pérez Ardavín fue uno de los encargados de presentar las últimas novedades sobre estos tratamientos en el reciente Congreso de Urología. «La incidencia aumenta porque se diagnostica más gracias a la prueba del antígeno prostático específico (PSA), y con los tratamientos actuales se ayuda a cronificar la enfermedad», explica.
«Los pacientes que antes eran abocados a una supervivencia de sólo tres o cinco años, actualmente con fármacos muy poco tóxicos pueden llegar a 15 años de supervivencia si tienen metástasis», señala. Esos son los casos más graves. «El tratamiento inhibe la acción de la testosterona, y el paciente puede tener una mejor supervivencia, con menos efectos secundarios. Se hace crónica la enfermedad con una pastilla que aporta mejor calidad de vida», asegura el especialista de La Fe.
Según Pérez Ardavín se aconseja hacer análisis de la próstata a los mayores de 50 años por prevención, mientras que los síntomas más comunes son tener necesidad de ir al baño más veces durante la noche, infecciones de orina, que haya escapes o incluso sangrado, así como que se tenga poca potencia al orinar o dolores de huesos. «Lo mejor es cogerlo a tiempo, sin síntomas, y si aparece dolor en los huesos debemos alarmarnos porque puede suponer una metástasis», señala.
Las principales novedades para atacar este cáncer tan común en la población pasan por los tratamientos localizados y personalizados para cada paciente, y en los quirófanos «la incorporación del robot, que permite una mejor extracción de la próstata» sin causar otros daños alrededor, «y una mejoría en radioterapia», gracias a los aparatos cedidos por fondos privados de la Fundación Amancio Ortega.
El experto apunta a la edad como uno de los principales factores de riesgo. «Cuanta más edad, más riesgo de sufrir cáncer de próstata», dice. Aunque entre las personas más mayores, el cáncer avanza tan lento, que si se diagnostica a los 85 años, no se le da tratamiento al paciente. «Si está localizado y se ha hecho buen seguimiento, un cáncer nuevo no va a realizar metástasis en cinco o diez años», puntualiza. En cambio la población diana son los 65 años. «En esos pacientes la incidencia es mayor, es donde más hacemos la implicación para realizar cribados, ponemos mayor insistencia porque existe un mayor riesgo y tienen más opciones de salvarse con esas edades», destaca.
Los nuevos tratamientos y pruebas permiten diagnósticos más precisos, dirigidos y personalizados para potenciar su eficacia con mínimas consecuencias para el paciente. «El PET-Csma es un TAC con radiofármacos que permite saber dónde están las células tumorales, así conocemos mejor el estado del tumor en el diagnóstico y podemos ofrecer un tratamiento a los pacientes. Y los nuevos tratamientos inhibidores del receptor de andrógenos, como la darolutamida, permite una mejor supervivencia», destaca el facultativo.
El doctor indica como posibles complicaciones una pérdida de la función urinaria, dolor óseo, o una parálisis por fractura ósea. «También complicaciones como baja testosterona, cuyos efectos secundarios son fatiga, pérdida de fuerza o pérdida de memoria. Pero con estos nuevos fármacos no atraviesan la barrera encefálica y la esfera cognitiva de los pacientes se preserva, por lo que los pacientes viven mejor».
Y otro de los efectos que puede provocar la enfermedad son fracturas vertebrales por menor testosterona, por lo que los pacientes deben tomar un aporte necesario de calcio y vitamina D para evitar esos efectos secundarios. Para prevenirlo, el especialista recomienda una vida sana, con «dieta variada, rica en frutas y verduras, pobre en grasas y carnes rojas, así como hacer ejercicio dos o tres veces por semana», explica.
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