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DANIEL GUINDO
VALENCIA.
Jueves, 7 de marzo 2019, 00:41
«Es un depredador, si hay un pez enganchado en la red tira a comérselo y lo rompe todo, hace mucho daño». Así resume Vicente Pérez, presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de Valencia, la creciente incidencia que la presencia del conocido como cangrejo azul está teniendo en la costa valenciana. Esta especie alóctona comenzó a detectarse en el litoral de la Comunitat hace ya más de tres años aunque, en un primer momento, simplemente se recogieron algunos ejemplares para su análisis. Incluso se valoraron las distintas posibilidades de comercialización que podría presentar. Sin embargo, durante el último año, la expansión de este crustáceo ha comenzado a preocupar a los pescadores, que ven dañados sus aparejos por sus potentes pinzas, lo que repercute en el trabajo diario del sector.
Ante esta situación, el colectivo solicitó a la Conselleria de Medio Ambiente que reglamente la fórmula para localizarlo y qué tipo de arte se debe emplear para capturarlo, aunque el departamento ya lleva tiempo analizando la situación y ultima la publicación de una orden que regulará la pesca de esta especie de cangrejo.
La expansión de este crustáceo está teniendo especial incidencia en la provincia de Castellón por su proximidad con Cataluña, donde ha arrasado con los berberechos y las almejas después de prácticamente adueñarse del delta del Ebro; pero también empieza a preocupar su proliferación en la costa valenciana, especialmente en La Albufera, la desembocadura del Júcar y en l'Estany de Cullera. «Se ha reproducido en abundancia, sobre todo en el norte de la Comunitat, aunque está afectando ya al resto», agregó el presidente de la federación.
La presencia del cangrejo azul va a más en la costa valenciana. «Vive de igual modo en agua salada que dulce, aunque normalmente se encuentra cerca de las desembocaduras de los ríos. También se desplazan por las canalizaciones y llegan hasta los campos de arroz y los embalses», explicó Pérez a LAS PROVINCIAS. Sobre la posible comercialización de esta especie, el portavoz de los pescadores apuntó que, en la actualidad, existe poca demanda «porque no se conoce demasiado», pero «en los países de donde procede -el litoral occidental de América, entre Nueva Escocia y Argentina- se paga muy bien», de ahí que el sector no cierre las puertas a posibles exportaciones.
Al respecto, Roger Llanes, director general de Agricultura, Ganadería y Pesca, recordó que, hasta ahora, buena parte del sector pesquero no lo consideraba como un problema, sino una especie con salida comercial apetecible, por lo que en estos últimos tiempos se ha venido observando su evolución. Sin embargo, en la actualidad algunas cofradías de pescadores han mostrado su preocupación, por un lado, por la salida comercial que pueda o no tener y, por otro, por los problemas que en algunas artes de pesca pueda estar causando este depredador.
Y ante esta situación, la Conselleria de Medio Ambiente está elaborando una orden que regulará el tratamiento que debe tener esta especie que, aunque es alóctona, no está incluida en los listados de especies invasoras, por lo que en la actualidad existe cierto vacío legal a la hora de abordar su tratamiento. «Nuestra idea es regularlo como otras comunidades autónomas y siguiendo las recomendaciones de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo», precisó Llanes. En concreto, esta organismo valida su explotación comercial (siempre de forma sostenible) e insta a regular su pesca que, en opinión del director general, «podría contribuir a frenar su expansión descontrolada».
Este voraz cangrejo se alimenta de crustáceos, peces, moluscos y algas -puede comerse medio millar de almejas en un sólo día- y su caparazón puede superar fácilmente los 20 centímetros de ancho y un kilo de peso. Sus potentes pinzas le permiten que prácticamente no tenga depredadores -sólo los pulpos pueden hacerle frente-, mientras que le gusta habitar las costas templadas como la valenciana, en aguas de bahías, lagunas y desembocaduras de ríos. En las playas se encuentran a profundidades de entre 40 centímetros y dos metros, por lo que, incluso, podría herir a algún bañista, por lo que su reproducción en masa no sería un buen complemento para el turismo valenciano. Se le conoce como cangrejo azul por el tono de sus pinzas en los machos, ya que las hembras las tienen rojas -cada una de ellas puede poner entre 700.000 y dos millones de huevos-.
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