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Una mujer abraza a su hija, llegada ayer desde Frankfurt a pasar unos días en familia. D. Torres
Restricciones Valencia | Quién sale y quién llega al aeropuerto de Valencia

¿Quién sale y quién llega al aeropuerto de Valencia?

Más de 300 vuelos llegan en Semana Santa a la Comunitat desde el extranjero, apenas un 10% de los que venían antes de la pandemia | Los aterrizajes internacionales reflejan las paradojas de las restricciones

J. A. MARRAHÍ/E. RODRÍGUEZ

VLENCIA.

Martes, 30 de marzo 2021, 01:10

Una joven valenciana aguarda a que su hermana aterrice procedente de Frankfurt. Como trabaja en Alemania, no hay problema ni justificación necesaria, aunque no sea un desplazamiento urgente. Sin embargo, no puede ir a ver a sus cuñados y sobrinos a Madrid.

La zona de llegadas del aeropuerto de Manises era ayer, en el arranque de la Semana Santa, un cristalino reflejo de las paradójicas restricciones de la pandemia en el plano geográfico. En vuelos europeos, vía libre al turismo o reencuentro familiar. Con la preceptiva prueba de PCR previa, eso sí. En llegadas nacionales, justificación del viaje y permiso sólo para las cuestiones más urgentes e ineludibles.

Según las previsiones de AENA, entre el 26 de marzo y el próximo 5 de abril, la Comunitat va a recibir 304 vuelos internacionales que llegarán a Manises y a El Altet. Supone una reducción del 90% en los aterrizajes de aviones procedentes de otros países. Es decir, este año llegarán apenas un 10% de los aviones que arribaron en este periodo en 2019.

Los primeros turistas europeos de esta anómala temporada llegaron ayer a Manises. También emigrantes españoles con la ilusión de visitar a sus familias.

«Sólo al romperme la pierna ha podido venir mi madre»

Manises estaba ayer a años luz del bullicio de otros años. Al aeropuerto llegaron nueve vuelos internacionales desde Europa y algo más de una decena de aviones con origen en aeropuertos españoles. Y entre unos y otros, una diferencia palpable en los ánimos: los viajeros europeos llegaban sin necesidad de justificar la razón de su movimiento entre naciones, a pesar de nuestro cierre perimetral autonómico. Y los otros, los nacionales, con la urgencia o necesidad como principal equipaje.A Cristina de la Hoz, una valenciana de 34 años, la encontramos acompañada por su hermana junto a la puerta de Llegadas. Va con muletas, la pierna izquierda escayolada y aguarda la llegada de su madre desde Sevilla. «Me rompí el peroné recogiendo espárragos», lamenta la mujer, «y ahora tiene que venir mi madre a ayudarme con todo, a cuidarme». Mientras espera asiste a los abrazos y sonrisas de un grupo de italianos procedentes de Milán que llegan para disfrutar unos días en Valencia o la 'escapadita' de un país donde las restricciones son más elevadas en estos momentos.Ellos no necesitan justificar su desplazamiento «y mi madre, de 52 años y a la que no veo desde agosto, sólo ha podido venir a verme desde Sevilla al romperme la pierna», contrapone. «Nosotros por necesidades y otros, a pasárselo bien. Entiendo que la economía turística importa, pero para la gente es complicado de entender», razona Cristina.

«Llegamos a la aventura desde Italia, a pasar dos días de escapadita»

Uno de los primeros vuelos europeos que aterrizó ayer en Manises provenía de Milán. Y en él, tres viajeras, madre, hija y amiga de ésta, explican así sus motivos: «Bueno... Llegamos un poco a la aventura desde Italia, de turismo, a pasar dos días de escapadita y ver cosas». La milanesa Aurora Cigontti viene «para ver a mi novio» en Valencia. Eso sí, saben que una vez aquí ya no pueden dar el salto a otra región.

Graciela es una joven de 29 años que viaja desde Italia porque reside en Madrid y vuelve tras una visita familiar. «Mi vuelo estaba lleno de turistas. La verdad es que es injustificable que se pueda ir de un lado a otro en Europa y aquí no podamos movernos libremente entre ciudades». La viajera tiene amigos en Milán «que van a venir a divertirse a Valencia. Es que allí estamos ahora en nivel alto de riesgo. Las cosas están peor que aquí y no hay bares ni restaurantes abiertos».

Laura, de 60 años, aguarda la llegada de su hija enfermera. No la ve desde agosto. «Gracias a que trabaja en Fankfurt puede venir. Lo de la PCR ha sido costoso porque no le mandaba los resultados y hasta última hora no sabía si podía o no viajar, muy estresante», relata. «Desde luego, es muy extraño que pueda venir ella desde Alemania y yo no pueda ir a mi casa en Albacete o a ver a mi primo en Madrid». De Frankfurt llega también un matrimonio alemán con sus dos hijos. Ellos sí pueden ir a descansar a su casa de Alcossebre. «Venimos de vacaciones, a descansar en familia unos días y disfrutar del mar», explica mientras arrastra las maletas con prisa.

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