2020 fue un año de tristes récords. Cáritas atendió a 62.000 personas, un 26% más que el anterior. La pandemia está pasando factura pero no sólo en el incremento de los beneficiarios de la ONG sino que también ha permitido detectar nuevos perfiles de pobreza. Ante esta situación el Arzobispado ha reaccionado impulsando la Fundación Pauperibus, iniciativa con la que colabora LAS PROVINCIAS.
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Con los problemas económicos y sociales causados por la pandemia se ha observado que personas que nunca habían necesitado la ayuda de Cáritas han terminado buscando auxilio. Se trata de unos nuevos perfiles que la ONG había detectado con anterioridad pero que ha sido ahora cuando han emergido con fuerza.
Según señaló la secretaria general de Cáritas Valencia, Aurora Aranda, esta es una de las preocupaciones de la entidad. Detectar las nuevas problemáticas se encuentra en el ADN de la organización para poder anticiparse a ellas.
Lo han hecho en numerosas ocasiones en los 60 años que llevan en Valencia como con los programas puestos en marcha para atender a mujeres en riesgo de prostitución. Ahora pretenden mantener este espíritu de innovación y parte de sus fondos se dedican a descubrir estas nuevas necesidades.
La secretaria general de Cáritas señaló que una de las líneas en las que están trabajando es el de las tarjetas prepago. Este sistema, que se está implantando progresivamente, permite entregar a los usuarios una tarjeta en la que se ha cargado una cantidad que puede gastar en la adquisición de los bienes en cualquier establecimiento. Es un programa innovador que favorece la normalización de los beneficiarios que pueden comprar como cualquier otra persona.
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Cáritas también está ahora trabajando con especial intensidad en el tema de la vivienda. Durante los últimos años esta es una de las principales necesidades que presentan los usuarios. «Estamos pensando alternativas y estudiando cómo reforzar a las viviendas y a sus familias», explicó.
También señaló que las ayudas que se reciben de la Fundación Pauperibus se destinan a cubrir las necesidades básicas de las familias. LAS PROVINCIAS ha lanzado la iniciativa 'Un manto de solidaridad' en apoyo a esta campaña del Arzobispado para respaldar a los afectados por la crisis social y sanitaria originada por la pandemia.
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Parte de las ayudas se destinarán a confeccionar un manto para la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados que se entregará el próximo 9 d'Octubre.
En este sentido, el director de Cáritas, Ignacio Grande, pidió que se colaborara con la Fundación Pauperibus y en la campaña iniciada por LAS PROVINCIAS para recoger fondos. Para Grande sería respuesta a la petición del Papa en la 'Fratelli tutti' para ser «parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas». También agradeció el papel de empresas y entidades, como este periódico, por apoyar esta nueva iniciativa del Arzobispado en favor de los más necesitados. «Con ella, las personas que atraviesan situaciones de especial dificultad, en materia económica pero también de soledad, exclusión, falta de empleo, discapacidad..., seguirán sintiendo la caricia de la Iglesia», indicó.
Aurora Aranda también señaló que otro de los temas que les preocupan es la formación ocupacional, cómo ayudar a las personas sin hogar a que se integren en el mercado de trabajo. En este sentido, destacó los programas que han puesto en marcha para dotar a estos usuarios de las capacidades básicas necesarias.
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Durante la pandemia han detectado la 'brecha digital'. En un momento en el que la tramitación telemática se ha convertido en una herramienta básica, muchas personas, y no sólo mayores, no tienen la capacidad de acceso y no pueden acceder a ayudas básicas.
La labor de Cáritas se divide en varias áreas. Cada una de ellas cuenta con distintos programas. Una de estas se centra en facilitar la inclusión de los usuarios. Se dirige a las personas sin hogar, a mujeres en riesgo de prostitución y trata y a los inmigrantes que llegan sin nada.
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Para ello se realizan tareas de acompañamiento básico, se les ofrece una vivienda y participan en un espacio ocupacional. En este programa se enmarca el Centro de San Esteban que da albergue a los sin hogar en los meses con peor climatología.
Otra área se centra en la intervención familiar. En ella se desarrolla el servicio de acogida que viene a ser la puerta de entrada a Cáritas. Se evalúa a la persona y se estudia qué tipo de ayuda necesita. En ella se cuenta con la colaboración de trabajadores sociales, abogados y otros profesionales.
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El programa de intervención familiar en el hogar se dirige a las familias. Algunas de ellas se encuentran alojadas en viviendas de la entidad durante un tiempo y se trabaja en todas las dimensiones de las personas.
Dentro de esta segunda área se ha desarrollado un programa de familia e infancia dirigido a mujeres y menores.
El Centro de Día Manantial tiene 24 plazas para menores con edades comprendidas entre los siete y ocho años y hasta la mayoría de edad. También se cuenta con el Hogar Mare de Déu donde se alojan niños y adolescentes inmigrantes. Se les enseña las habilidades necesarias para su integración.
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Cáritas también ha desarrollado un área de economía solidaria para facilitar la consecución de un empleo. Dispone de recursos como agencia de colocación, talleres, servicio de orientación laboral y prelaboral donde se disponen de talleres con quince plazas.
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