![Manuel, vecino de Alfafar.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/11/1489823998-R361c4B3eUib6VwziV9Zv6N-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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El frío ha aparecido en la provincia de Valencia dejando temperaturas mínimas por debajo de los diez grados. En la zona cero de la DANA, la sensación térmica es todavía menor debido a la humedad que permanece en los muros de los edificios. El agua que arrasó los distintos municipios y el lodo que todavía hoy se mantiene en muchas zonas agrava la sensación de frío, donde además numerosas viviendas en las plantas bajas continúan sin ventanas -arrancadas por el temporal- y que hoy su ausencia no evita la entrada del frío en los hogares. Este barro y la humedad latente en las edificaciones ha afectado gravemente a la instalación eléctrica de muchas comunidades, por lo que técnicos de emergencia y voluntarios se dedican a revisar contadores y limpiarlos.
Tras restablecerse el suministro eléctrico en todas las zonas afectadas por la riada, se debe tener en cuenta que las instalaciones de muchas comunidades y viviendas siguen sin luz por el deterioro de sus cuadros eléctricos. Muchos de ellos quedaron completamente sumergidos cuando el 29 de octubre el agua arrasó con todo a su paso. Por ello, la conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo puso en marcha un contrato con la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (FEMEVAL) para el envío de brigadas de instaladores eléctricos que lleven a cabo la revisión y reparación de estas instalaciones. En definitiva, el suministro de luz se recuperó a los pocos días, pero muchas de las instalaciones están arrasadas por la dana. Es por ello que todavía hoy numerosas viviendas y algunas calles continúen invadidas por un apagón cuando llegan las 17.30 de cada día.
Para conseguir semejante reto, la conselleria, en colaboración con Iberdrola, adjudicó un presupuesto de 830.000 euros con el objetivo de actuar en 14.470 instalaciones, tanto de viviendas unifamiliares como dentro de edificios afectados. Con esta iniciativa la Generalitat aseguró que se podrá restablecer cerca del 90 % de las instalaciones eléctricas de interior que quedaron inutilizadas por el temporal, recuperando así el suministro de electricidad de manera segura y definitiva. Aunque eso sí, desde el gobierno autonómico se aseguró que se trabajaría «con la mayor celeridad», pero no pusieron fecha de fin a todas estas revisiones.
Además de recuperar la electricidad, la seguridad es algo que también preocupa, y mucho, con respecto al estado de las instalaciones. Basta con pasearse por cualquier barrio afectado por la riada para darse cuenta que las cajas eléctricas de los edificios, antes de la tragedia cerradas por puertas metálicas y con un candado cuya llave sólo tenía la empresa gestora, se encuentran ahora completamente al descubierto, con el riesgo para la salud que esto puede llegar a suponer. LAS PROVINCIAS estuvo presente en el barrio de Orba, en Alfafar, para seguir de cerca la labor de los técnicos de emergencia que tratan de recuperar la luz para los vecinos afectados. Cabe tener en cuenta que al tratarse de un barrio humilde, pocas viviendas cuentan con instalación calefactora de gas, por lo que las estufas eléctricas son la única opción de calentador artificial de la que podrían disponer en este barrio.
En el barrio popularmente conocido como Parque Alcosa, técnicos y voluntarios dedicaron toda la jornada a revisar el estado de las instalaciones eléctricas. «Lo peor de los cuadros eléctricos que tenemos revisados no es su estado, lo peor es el año de su instalación. Muchos de estos circuitos ya no están ni homologados, pero mientras los hagamos funcionar es un primer paso», comentaba uno de los técnicos encargado de las revisiones. El proceso es aparentemente «sencillo». Los técnicos acuden con el objetivo principal de recuperar la tensión de los cuadros en comunidades y viviendas unifamiliares, y a partir de ahí, revisan que los contadores funcionen.
La mayoría de estos cuadros eléctricos apareció sin puerta y completamente sumergidos tras el temporal. Por ello, el técnico explicaba a este periódico que es muy difícil saber a ciencia cierta que cada casa vaya a recuperar la luz al 100% cuando pase el profesional. «Si uno se fija en los cuadros, lo primero que ve es hasta dónde llegó el agua. Yo cuando lo reviso, puedo recuperar la tensión y ver si los contadores funcionan. Una vez revisado, se debe tener el cuenta que el grado de humedad de unas instalaciones y otras puede provocar que salten los diferenciales. Es decir, yo consigo que vuelva la tensión y vemos que los contadores se vuelven a poner en marcha. Pero si luego un vecino hace uso de varios enchufes a la vez, como sus circuitos estén todavía muy húmedos podrán provocar que salten los plomos», explicaba el profesional.
A este respecto, las viviendas situadas en los bajos son las que mayor probabilidad tienen de tener toda su instalación completamente mojada. Al inundar el agua la mayoría de bajos de Parque Alcosa llegando casi a los dos metros de altura que alcanzó el agua, la mayoría de paredes han conservado las humedades de los primeros días. «Los normal es que los circuitos quedaran empapados, así que en los bajos es bastante probable que al pulsar un interruptor para encender la luz o utilizar un enchufe, salten los plomos. Digamos que la salud real del contador de cada casa es una lotería. Hasta que no vuelvan a usar la red no se podrá saber si la instalación ha aguantado la inundación», indicaba el técnico. De esta manera, y con la llegada del frío, preocupa que las familias, al enchufar un calefactor, puedan quedarse sin luz.
La pregunta ahora parece evidente, ¿esto no supone un riesgo para la integridad física de las personas que manipulen estas conexiones? Pues la respuesta es no. «Pese a lo que los circuitos han sufrido con el agua, el único punto realmente peligroso son las cajas de tensión. Esta parte de la instalación puede tener partes metálicas que entren en contacto con la fuente que suministra la luz, que ahora esté al descubierto, y que si una persona lo toca se podría electrocutar. La gente puede estar tranquila, que al usar un enchufe o apretar un interruptor si la humedad hace saltar los plomos no va a generar ningún tipo de descarga eléctrica», afirmaba el técnico, quien añadía «el único peligro con estas instalaciones es que muchas cajas de tensión están ahora al descubierto, pero se indica a los vecinos que eso no se puede tocar, y listo».
Para realizar la labor de recuperar los cuadros de todas las fincas, los técnicos se han encontrado con la grata sorpresa de que existen voluntarios dispuestos a acompañarles en su labor. Así, estas personas retiran el barro acumulado en las cajas de instalación eléctrica y limpian los contadores para sanear lo máximo posible la instalación eléctrica. Mientras, el técnico de emergencia puede dedicarse a los temas puramente relacionados con el suministro de luz. LAS PROVINCIAS pudo hablar con Ruth y Maamar, una mujer española y un hombre argelino que acompañan a electricistas de emergencia. «Lo que nos hemos ido encontrando en los cuadros que hemos revisado es impensable más de 40 días después. La mayoría de ellos podían tener todavía más de un metro de barro húmedo», explicaba la mujer, mostrando a los periodistas una bolsa de basura llena de barro.
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El procedimiento es aparentemente sencillo. El técnico requiere de los voluntarios cuando la caja de tensión continúa soterrada por el lodo. Éstos se encargan de su retirada para que el técnico pueda manipular el punto peligroso y recupere el suministro. Una vez el profesional consigue el objetivo, los voluntarios ya pueden comenzar con la limpieza del resto de la instalación. «Nuestras herramientas son palas pequeñas de playa, cepillos de dientes y aspiradoras. Con ello podemos quitar con detalle los restos de suciedad que quedan en los cuadros para dejar la instalación lo más limpia posible, y que por lo menos si falla no sea cosa de la suciedad», sentenciaba Ruth.
De esta manera tratan técnicos y voluntarios recuperar la luz para los afectados. Ahora, con una presión mayor, porque sin luz, muchos de los vecinos no tendrán manera de calentarse durante estas frías tardes y noches de invierno. Muchas de las donaciones en especie que han recibido los que más lo necesitan han sido calefactores eléctricos y mantas. Si el suministro de luz sigue siendo un problema en la zona cero de la dana, con la llegada del frío la única alternativa de los afectados es el acopio de mantas suficientes para que el invierno no ahonde todavía más en la herida de haber perdido parte del hogar.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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